La vida cafeinada de las abejas

La cafeína mejora el aprendizaje y la memoria de las abejas, al igual que en las personas. Los científicos lo saben. Sin embargo, uno podría preguntarse, ¿qué significan estos hallazgos de laboratorio en lo que concierne a la vida real de las abejas? Porque las praderas de flores no están llenas de cafeterías…
Aunque de cierta manera, sí lo están. Se estima que hasta el 55% de las plantas con flores tienen néctar con cafeína. Por este motivo, todas las praderas y los bosques tienen varios sitios donde "tomarse un café".
Margaret J. Couvillon de la Universidad de Sussex estudia el comportamiento de las abejas y quiso saber cómo la cafeína afecta su conducta.
En la revista Current Biology, la Dra. Couvillon y sus colegas de la universidad, incluido Roger Schurch (su marido) y Francis L. W. Ratnieks, revelan que entrenaron a dos grupos de abejas para que usaran comederos diferentes. Si bien los dos tenían el mismo néctar, uno tenía aproximadamente la misma concentración de cafeína que se encuentra en las flores.
Las abejas que consumían cafeína visitaban su comedero mucho más seguido que las del otro grupo, se mostraron más leales a su comedero y siguieron yendo a él incluso días después de que estuviera vacío. Las abejas del otro grupo no lo hicieron.
Además, estaban rebosantes de energía. Las abejas comunican al resto de la colmena la ubicación del néctar que encuentran mediante una danza que consiste en sacudir el abdomen a izquierda a derecha. No bailan siempre, sino que depende de la calidad de la fuente del néctar.
Las abejas que ingirieron el néctar con una alta concentración de cafeína se mostraron más propensas a bailar que las que consumieron el néctar descafeinado. Repetían los movimientos del abdomen más veces, lo que indica la cantidad de azúcar y, en consecuencia, las calorías que contenía el néctar.
Sin embargo, el néctar con cafeína no era más nutritivo que el normal. De hecho, según la Dra. Couvillon, la cafeína "hace que la abeja sobrestime la calidad del recurso".
En realidad, parece que la cafeína no aporta mucho a las abejas más que un pequeño impulso. Según la Dra. Couvillon, eso implica que en la naturaleza, las abejas pueden tener preferencia por el néctar con cafeína y dejar de lado otras fuentes de nutrición igual de buenas o mejores.
Tanto las abejas como las flores sacan provecho de su antigua relación. No obstante, "como ocurre en varias asociaciones, los intereses no son siempre los mismos", comentó la doctora.
Algunas abejas mastican la base de una flor para obtener néctar sin tener que cargarse de polen que luego tendrán que transportar mientras vuelan. "Siempre hay algún enfrentamiento"