En el mes de mayo decidí mudarme de la residencia universitaria de la UQAR (Université du Québec à Rimouski), en la que llevaba varios meses viviendo, con el objeto de ahorrar algo de dinero. Así, que acepté la propuesta de mi buena amiga Myriam y alquilé su habitación por 6 meses, mientras ella se iba a Alemania. Entonces empecé a vivir con tres chicos:
Gonzalo, un argentino que estudiaba la maestría en oceanografía, que trabajaba con bentos en el Ártico canadiense y novio de una de mis mejores amigas Ariadna.
Jean, (francés) amigo desde hace de un año, igual que Gonzalo, el hace PhD en el área de física. Realmente no sé con que trabaja, creo que con modelos matemáticos para movimiento de olas. Son muchos números para mí, así que no pregunto mucho.
Arthur, otro francés que recién conocía, pero que es del equipo de Geología del instituto, en el cual yo también trabajaba, así que teníamos mucho contacto. El trabaja con paleomagnetometría específicamente enfocado en análisis de sedimentos sasociados a movimientos sísmicos en el mar Caribe.
La primera noche en la casa de la calle Saint Joseph Est, quise ser cordial con uno de los chicos (Arthur) preguntándole como estaba, el me respondió “bien”, pero con una cara que no reflejaba nada de bienestar, de manera espontánea le dije: ¿seguro? Y su reacción fue bastante agresiva desde mi punto de vista, dejando en claro que no estaba interesado en conversar o compartir conmigo lo que le acontecía. En ese momento entendí que, aunque ya éramos compañeros en el postgrado, posiblemente la convivencia no iba a ser agradable y que las diferencias culturales podían hacer un tanto difícil la convivencia. En fin, me tocaba estar encerrada y sin interactuar. Algo que ya había hecho antes, por ende, estaba acostumbrada, pero pese a eso me sentí afectada y alguna lágrima se escapó en rebelión. Me quedé dormida para evitar pensar en el asunto, porque siempre mañana será otro día.
Cerca de la media noche sentí que alguien tocaba a mi puerta, y escuché la voz de un hombre que decía algo en inglés. Estaba completamente desorientada, no sabía dónde estaba, acababa de regresar de unas vacaciones en Montreal. Cuando logré despertar y abrí la puerta era Arthur. No entendí lo que decía solo algunas palabras sueltas: carro, aurora, venir. Hice el arreglo de la frase mentalmente, olvidando el episodio anterior y respondí: SI. Así que corrí, me vestí en un par de minutos, tomé mi cámara, consulté con ellos si me llevaba una botella de vino que tenía, pero no encontré apoyo. Y salimos a cazar la aurora, entre los tres decidimos intentar primero ir cerca del estuario a un sitio donde solíamos hacer fogatas con los compañeros de la universidad. Gonzalo, Arthur y yo caminamos un poco y logramos empezar a ver el espectáculo una vez nos alejamos de las luces citadinas. Se veían las ondas en el cielo. Yo pude ver una especie de V que se formaba por la luz y se notaban pulsos, ondas. Luego, el cielo se cubrió de nubes y no pudimos verla más, cuando ya estábamos por desertar y volver a casa, Arthur y yo notamos en cielo una nube extraña mientras Gonzalo tomaba fotos hacia la ciudad. Antes de partir le dije a Gonzalo, que estaba experimentando con su cámara nueva, tómale una fotito a la nube que se ve bonita. Cuando Gonzalo la tomó y vio la foto se dio cuenta que no era una nube, sino la aurora boreal, todo el cielo estaba nublado y lo que creíamos que era una nube en realidad era el único espacio despejado donde se podía apreciar la aurora. Paso seguido abordamos el auto (de Gonzalo) y nos fuimos a “Point au Père”.
Conseguimos un espacio en el porche de una casa que estaba frente al mar con tres sillas y un espacio para hacer una fogata, como si lo hubieran preparado para nosotros. Fue una aurora bien fuerte, así que pasamos horas observando el cielo, conversando, y disfrutando ese espectáculo. Hacia mucho frío y estaba oscuro, pero los chicos estaban super preparados con linternas y hasta un papel térmico que Arthur llevaba, me sirvió para literalmente envolverme como un sándwich y resistir porque, aunque intentamos encender una fogata no hubo éxito. Estuvimos hasta la 4 a.m. Lo único que lamenté, así como mis compañeros de aventura fue no haber traído la botella de vino. Llegamos a casa como a las 4 y 30 a.m., Arthur preparó hamburguesas para todos y terminamos viendo el amanecer que confundimos con otra aurora, pero era el Sol ya saliendo. Estabamos paranoicos y veíamos auroras boreales en todas partes.
Y así fue como se rompió el hielo con mis nuevos compañeros de casa, viendo nuestra primera aurora boreal, en mi caso espero que no sea la última. Una manera fuera de lo común y que nos consolidó como familia momentánea.
Luego de la anécdota comparto además algo de ciencia.
¿Qué son y cómo se forman las auroras boreales? ¿Dónde se pueden observar? ¿Cuáles son sus colores más comunes?
Según una leyenda esquimal, la aurora boreal era un sendero estrecho, sinuoso y peligroso que conducía a las regiones celestiales y su luz se debía a la llegada de nuevos espíritus. Pero es solo una leyenda que, aunque bonita carece de explicación científica.
Pierre Gassendi, en 1621, fue el científico francés que dio nombre a las auroras boreales (luces del norte), mientras que a las auroras australes (luces del sur), fue James Cook quien las bautizó, más de un siglo después, aunque ambas son iguales, solo que en hemisferios opuestos.
La explicación de cómo se forma está relacionada con la actividad solar y con la composición y características de la atmósfera terrestre. Los estudios realizados indican que una aurora boreal se produce cuando el viento solar se ve alterado por partículas subatómicas que provienen de las manchas solares. Es por eso que, a pesar de que se sabe que las tormentas solares tienen una periodicidad de 11 años aproximadamente, no es posible pronosticar una aurora boreal con exactitud. La actividad solar libera enormes cantidades de partículas al espacio, rayos X, rayos ultravioletas y radiación, así como corrientes de electrones y protones de alta energía. La radiación y los rayos ultravioleta llegan a la tierra constantemente y son absorbidos por las capas superiores de la atmósfera, pero cuando el viento solar viene cargado con partículas originadas por las manchas solares, se produce una aurora boreal.
Se forman en una zona circular sobre los polos de la tierra. Los electrones que conforman las radiaciones solares producen una emisión espectral cuando alcanzan a las moléculas de gas (oxígeno y nitrógeno) que se encuentran en la magnetósfera, parte de la atmósfera terrestre que protege a la Tierra del viento solar, y provocan una excitación a nivel atómico que da como resultado una luminiscencia, cuando los electrones recuperan su estado original al disipar la energía en forma de luz. La zona auroral se extiende sobre Escandinavia, Islandia, la parte sur de Groenlandia y continua sobre el norte de Canadá, Alaska y a través de la costa Norte de Siberia.
Las auroras tienen formas, estructuras y colores muy diversos que, además, cambian rápidamente con el tiempo. Que tengan un color u otro va a depender de la especie atómica o molecular que las partículas del viento solar van a excitar y del nivel de energía que esos átomos de oxígeno y nitrógeno alcancen. Por ejemplo, el oxígeno será el responsable de los colores el verde-amarillento (más frecuente) y el rojo pálido; el nitrógeno por su parte causa luz azulada o rojo intenso y el helio, a menudo, es el que origina la coloración más violácea en los bordes más bajos o externos de las auroras.
Realmente este es un fenómeno digno de admiración como muchos otros de los que ocurren en nuestro planeta. La naturaleza es maravillosa y nosotros como seres humanos debemos sencillamente apreciarla y ser multiplicadores de la información. Recuerdo unas palabras que me dijo Arthur, “cada vez que contemplo fenómenos como éste me siento un ser diminuto” Y ciertamente, ante la magnificencia del Universo y de la naturaleza un ser humano podría sentirse diminuto y frágil; es algo lógico ante lo imponente y lo inmenso de este tipo de fenómenos.
Yo, me siento agradecida de haber tenido la oportunidad de ver una aurora boreal y más aun de poder compartirlo con ustedes.
En internet existen varios sitios que predicen la ocurrencia del fenómeno.
Por ejemplo: http://www.aurora-service.eu/aurora-forecast/
- https://www.vix.com/es/btg/curiosidades/2011/05/04/como-se-forma-una-aurora-boreal
- https://www.muyinteresante.es/ciencia/articulo/icomo-se-produce-una-aurora-boreal
- http://sciencuriosities.blogspot.com/2013/07/como-se-formas-las-auroras-boreales.html
- http://www.aurora-service.eu/aurora-school/aurora-borealis
- https://spaceplace.nasa.gov/aurora/en/
@geadriana Email: [email protected]
Twitter: @adrianagam
[Researchgate](https://www.researchgate.net/profile/Adriana_Gamboa)
Que bella post, este es uno de mis sueños, poder ver las auras boreales, debe ser una experiencia extraordinaria
Si, realmente lo es. Si tienen la oportunidad no la pierdan. Altamente recomendado para conectarse con la naturaleza y la vida.
Igualmente todo un sueño.
Sin duda alguna un espectáculo que regala la naturaleza, una verdadera hermosura. Gracias por compartir esa belleza natural, y tu anécdota de la esa oportunidad que te dio la vida.
Saludos y un abrazo.
Gracias a ustedes por leerlas. Creo que es lo más importante compartir esas experiencias
Maravillosa oportunidad estimada @gadriana gracias por compartirla.
Bendiciones y buena vibra.
Un placer compartir la experiencia
Maravillarnos ante la naturaleza enriquece el espíritu y nos hace mas conscientes como humanos de la armonía perfecta del universo, y el papel que debemos jugar en el, me encantó tu experiencia, saludos
Maravilloso anécdota, espero poder ver una en vivo y mi mayor sueño es verla desde el espacio, los vídeos muestran un espectáculo único
Saludos Adriana, la naturaleza es sabia y nos presenta muchas cosas lindas en momentos específicos porque cada "cosa tiene su momento". menos mal que pudieron romper el hielo todos los compañeros ya que los llevaban a un fin común.
Amiga, tu eres un ser humano privilegiado al poder observar tan hermoso fenómeno natural. Gracias por ese post tan informativo, además de ameno al compartirnos esa experiencia de vida.
Genial que te haya gustado
Super relato Adri!! me transporte!!! hasta vi la mala cara de Arthur!!...más que una anécdota una linda experiencia bien vivida!!...por cierto, ¿y donde quedo la botella de vino?....Gracias por las referencias científicas que no podían faltar!!
Gracias por comentar. Pues la botella quedó en la casa luego me tomé. Que bien que te haya gustado!