Estaba como siempre allí. Siempre lleno de vitalidad, soñando con todo lo que quería lograr, una vida bonita, llena de amor y razones... caminaba por esa calle, por la que siempre pasaba para alcanzar las estrellas, era lo máximo...su vida cambiaba cada vez que llegaba a ese imponente, precipicio, soñando con tener alas o el don de volar, esas estrellas desde allí se veían hermosas y brillantes, parecía sueños colgados en el imponente y mágico lienzo del Universo! Y casi se podía tocar con la punta de los dedos..... y trataba una y otra vez, era una intensa y loca sensación.
Siempre tenía que transitar esa calle para llegar allí, quizás lo había hecho mil veces...y nunca alcazaba las estrellas, pensaba que esto no importaba, esa rutina, lo llevaba muy cerca de su sueño, de eso que le decía su corazón, de lo más cercano a su felicidad que había encontrado después de tantas marchas y contra marchas. Y así creía que era feliz... hasta que una tarde como otras tantas de su vida, cuando regresaba, se equivoco de camino... más nunca volvió, no se sabe, cual es su destino, las estrellas de ese mágico lugar, que nunca alcanzó, no lo extrañan, porque jamás les llego.
Ahora nadie sabe, nada de esta historia, menos del visitante, solo quedan las emociones del logro no alcanzado...y una historia más, así todo cambio... y cambio.
Y las estrellas siguen brillando y el quizás esta en algún lugar buscando el camino de vuelta, mientras come unos tacos, en un lugar de Chihuahua, en alguna de sus calles perdido.
JLA.-
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