Era extraña la historia de su vida, la ley del péndulo en su vaivén hizo que se tragara las palabras que una vez había defendido con aplomo.
-No somos dueños de nuestras vidas- reflexionaba ella con la cabeza vuelta hacia la ventana de un autobús que traquetaba como si fuera a desarmarse en cualquier momento. -Siempre hay algo que puede más que la volundad individual particular de cada quién, somos pobres marionetas sometidas a ley de vida y del tiempo, de la muerte y del cosmos.
Desde que había huido de su casa a los 14 años se había jurado a sí misma nunca volver a ese lugar, ahora por trabajo iba rumbo a un destino que ella consideraba peor que la muerte. Allí nadie la reconocería pero igual le daba cierta desconfianza.
-Aquí no paso de ser una extraña y desconocida, si converso con pocas personas y a pocas les digo mi nombre podré irme de aquí como vine, ilesa e incognita.
Ella a todos les brindaba su sonrisa incondicional, impregnada de calidez, la cual no estaba sometida a ningún tipo de discriminación, sonreía a todos por igual, estaba convencida de que a las personas les gustaba que un extraño les sonriera. Sin embargo allí, en ese autobús destartalado, le habían sonreído extraños varias veces y ella no les había devuelto el gesto.
-¿Por qué carajos le sonreía ese tipo, acaso no ve que no estoy de humor para juegos?- Ya había intentado sacarle el número y el nombre. Desde ahora se plantearía mejor su filosofía de la sonrisa. La lluvia empañaba los vidrios tanto como su entendimiento, se preguntó fugazmente si el chofer tendría buena visibilidad en esas curvas tan peligrosas, iba demasiado rápido para ser prudente.
Por algún extraño motivo del corazón, su inquietud estaba justificada, su intuición nunca le fallaba, era lo que la había mantenido viva hasta ese día, si no hubiese estado tan preocupada se hubiese dado cuenta de que había perdido la oportunidad de regalar su última sonrisa, quizás si hubiera prestado atención ese chico le hubiese robado su último beso, pero ella envuelta en la mecanicidad de una vida que nunca viviría, hubo un estrépito y luego silencio, ella cumplió su promesa y nunca volvió al pueblo que maldijo.
Me gusto mucho tu relato. Estuvo excelente. Saludos @adrianam2311
Oh, gracias!!
Me dejó como con un susto en el corazón... y no por el final de la historia, sino por tantos sentimientos dentro de esa chica. Muy bueno, corto, concise pero lleno de tantas cosas! Te sigo, quiero leer más...
lo tendré en cuenta!!!
EXCELENTE relato, me encantó... felicitaciones... espero seguir leyéndote