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Ser pelirroja en un mundo donde la frase "los pelirrojos no tienen alma" era considerado un chiste aceptable no era divertido. Pero en su caso, era cierto. Drysi Beckehn había hecho un trato con el diablo estando pequeña. Casi no podía recordar cómo fue que terminó aprendiendo el encantamiento de invocación, pero logró comunicarse con las fuerzas oscuras y decidió hacerlo para lograr su meta. Ahora le parecía inocente y estúpido, pero si, había logrado vender su alma a la corta edad de 8 años para poder desarrollar un talento sin que nadie se lo impidiera.
Sus padres no querían que el pequeño ángel fuese artista (soñaban con una ingeniero en la familia), y hacían lo posible por evitar que ella desarrollara sus capacidades. Le botaban "accidentalmente" los pinceles, no le compraban bastidores, las pinturas que le regalaban sus familiares desaparecen. Todas estas cosas la hicieron hacer el trato con el Diablo. Y durante mucho tiempo, fue todo. Su alma era del señor de la noche, no había más. Estaba destinada a arder en las llamas del infierno. Pero obvio, si esta historia se quedará ahí, no la estaría contando.
Drysi estaba en su pequeño estudio/sala de estar, haciendo lo que más amaba, pintar. Con un bastidor de 2x3m frente a ella y unas ganas terribles de expresar un sentimiento de desastre en las nubes, estaba en su elemento. Este talento le había dado fama y fortuna a su corta edad y por su parte, iba super bien con el trato. A sus 23 años, Drysi era una famosa pintora y se podía dar el lujo de estar frente a una pieza muy grande sin mucho que pensar ni un rumbo definido.
Pero de repente, el aire pareció eléctrico. Y algo en su cuerpo le decía que esta sensación la conocía de antes. Lo consideró un impulso creativo y no lo pensó demasiado, tenía una pintura que empezar. Sin embargo, el sonido de un chisporroteo detrás de ella le confirmó las sospechas. Ahí estaba, ardiente de forma literal (y un poco metafórica), el Diablo.
-Drysi Beckehn. Nos vemos de nuevo-dijo el esbelto demonio, vestido de pies a cabeza de negro y con sus cuernos igual de imponentes sobre cabeza, tal como lo recordaba de su infancia.
La artista soltó la brocha que fue a dar al suelo con un ruido sordo. La mancha negra de pintura parecía un poco ominosa en este momento.
-¿Qu-qu-qué... ya es mi hora?-dijo ella en un susurro ahogado. Maldita sea, vender su alma por 23 años de estrellato artístico era una verdadera mierda.
Para su sorpresa, el demonio soltó una sonora carcajada y arrancó a reír con gusto. Ahora que lo veía con atención, no sabía si era por sus tendencias oscuras, pero el Demonio se le antojaba hasta guapo. Su piel gris parecía emitir calor, y su rostro no era horrible incluso con el par de cuernos. En realidad era bastante atractivo... Claro está, dejando de lado que era un ente sobrenatural que venía por su alma inmortal para quien sabe que.
-No-le dijo luego de calmarse, mirándola con una emoción que Drysi no lograba identificar-De hecho vengo a pedir un favor.
Un par de segundos pasaron antes de que Drysi procese lo que acababa de oír. ¿Un demonio inmortal de alto calibre (eran los que podían hacer tratos) venía a pedirle un favor? ¿Estaba soñando? Durante unos instantes pensó que si, la pintura la había drogado.
-¿Tú... necesitas un favor de mi? Okay, me disculpas pero esto es...
-Raro, si, lo se. Créeme que tenemos un par de semanas allá pensando en si es la elección correcta, pero eres la única que consideramos capaz-le dijo con honestidad y algo de pena.
"Hm, conque vergüenza era lo que no podía identificar" pensó Drysi. Ahora que lo veía así, no sonaba tan descabellado. Lo que era extraño era que ella fuese la mejor opción para algo, eso sí era bastante raro. Y pensó por un momento que sería algo peligroso. Considerando que ya estaba bastante muerta por dentro (eso de no tener alma y todo) no le pareció tan grave lo que fuese que le tocara hacer.
-¿Y qué es lo que debo hacer?-dijo Drysi con curiosidad. El Diablo la había venido a buscar porque era la mejor candidata para algo ¿No?
-Pues... Va a sonar extraño.-el demonio se limpiaba las mangas del saco de forma ausente, le daba un gesto de incomodidad que no se le escapaba a la artista- Y es algo que hace milenios no se hace pero... Queremos una pintura encantada.
-¡¿UNA PINTURA ENCANTADA?!-chilló Drysi.
-Si, bueno. Te podríamos obligar con magia, por todo el asunto del trato por tu alma, pero no lo encontramos ético-dijo el Demonio, puntuando su expresión con una sonrisa incómoda. A Drysi se le antojó un poco irónico.
-Ustedes compraron mi alma a los 8 años porque quería pintar, eso de 'ética' les queda como grande-contraatacó Drysi de forma ácida. El demonio la consideró unos momentos y le dió una sonrisa a medias, reconociendo a su contrincante.
-Esta bien. La verdad es que obligado el arte no queda tan estético-y encogió los hombros.
-Entiendo... ¿Y que hay a cambio para mi?-dijo Drysi, desafiante. Si, todo bello pero tenía que existir un intercambio de algún tipo, esto no era así.
-¿Para--- ti?-le preguntó el demonio, un poco fuera de base.
-Claro. Me pides una pintura, y la hago bien. ¿qué gano yo? No veo ningún beneficio para mi en todo esto. Tienen mi alma a cambio de mi talento, eso no los hace dueños de lo que haga. Así que... ¿Qué hay para mi?
Luego de unos segundos viéndola como si ella fuese un unicornio, el Diablo empezó a reír histéricamente.
-Demonios idiotas, yo les dije que esto no sería fácil-dijo el Demonio, aún riendo-Bien, dame unos instantes-y tal cuál, se desvaneció tras un chisporroteo.
Mientras esperaba a su Diablo, Drysi se ocupó de limpiar el desastre de la brocha con pintura negra. Por unos momentos, pensó en la pintura y como diablos (¡Já!) terminó siendo la opción para un trabajo encantado. Si bien podía hacer cosas geniales con su arte, jamás había pensado en vender sus... Eureka. Lo había encontrado, su punto de negociación. Era un genio. Limpió lo que quedaba en el suelo y se sentó a esperar.
-Podemos negociar-dijo el Demonio, materializandose de repente en la sala. "Malditos sobrenaturales" pensó Drysi, un poco asustada.
-¿Qué quieres a cambio de la pintura?-le preguntó el demonio, cruzando los brazos.
-Pues asumiendo que ustedes no quieren solo una-vio como algo destellaba en los ojos completamente negros del demonio, bingo-quiero un contrato para pintar estas cosas encantadas de forma exclusiva.
-¿Disculpa? No creo estar entendiendo bien...-ella sacudió un poco el pincel que sostenía y el Diablo cerró la boca ante el gesto, impaciente.
-Quiero ser la única artista que pinte pinturas encantadas para el Infierno. Ustedes me necesitan, y yo necesito el talento que me dieron en el trueque original-dijo girando un pincel entre sus manos-Sin mi, no hay pinturas. Les vendo mi servicio de pinturas encantadas de forma eterna. Yo gano, ustedes ganan. Y me quedo con mi alma, sin trampas hasta el momento en el que ustedes necesiten pinturas encantadas.
El demonio estaba sorprendido. Era un trato bastante bueno. Claro, aceptar sería hacerla inmortal, porque el infierno siempre necesitaba pintores como ella. Lo que la pequeña humana no sabía era que su alma era de ellos de forma casi gratuita, ella estaba dotada de un talento sobrenatural de nacimiento. Ellos no tenían nada que ver con su éxito. Pero claro, no se lo diría porque por lo visto, era un as de los negocios y hasta podrían salir perdiendo si se enteraba.
El Demonio suspiró profundamente y lo pensó por unos minutos. Si, la única opción sería aceptar. Después de todo, no tenía muchas alternativas en el asunto.
-Tenemos un trato-le dijo el Demonio, y le dio la mano. Chispas volaron y el negocio quedó sellado.
En algún lugar ella encontraría el papel firmado en fuego, como la vez anterior. Así fue como Drysi Beckehn, pequeñísima muchacha de 23 años, había logrado hacer no uno, sino DOS tratos con el Diablo. Y este le iba a generar ganancias increíbles.
Mientras ella pensaba en eso y volvía a su pintura, el Demonio se sentaba en su estudio. Se le antojaba quedarse un poco más con la pequeña humana que en el espacio de media hora, se había convertido en el ser más interesante del inframundo. Y ella aún no los podía ver, pero sobre su hermosa frente, y naciendo debajo de los rulos rojos, habían un par de cuernos que sin duda alguna, rivalizarán con los suyos en poco tiempo. Drysi se volteó luego de un par de minutos, pensando que ya el Diablo se habría ido.
-Sigues aquí... ¿Por qué sigues aquí?-le preguntó con honestidad y algo de aprehensión. Si se quedaba más, lo iba a ver mas atractivo y eso estaba muy mal.
-Creo que me quedaré a ver como pintas-le dijo de forma honesta mientras ponía sus manos detrás de su cabeza en un gesto de suficiencia.
-No se tu nombre, eres un extraño. Presentate al menos-punteo, apuntando con un pincel. El demonio soltó una carcajada.
-Me llamo Ashtaroth, la desgracia es mía-le dijo con un guiño. Drysi se sonrojó por un momento. Y el demonio le dio una media sonrisa.
Se habían encontrado ambos con la piedra de sus respectivos zapatos. Estos tratos con el Diablo eran más divertidos de lo que cualquiera de ellos pensó antes. La chica sonrió y le dio la espalda de nuevo al Demonio. Pintaría su trato, ganando mucho más en el camino de lo que ella había imaginado.
La inspiración de la historia está en una imágen de Pinterest, que me dio la base de la cual saqué este post. Aunque me distancié un poco de la idea original, creo que logré mantener la esencia del post. Al menos, de una forma divertida. ¡Cuentame que te parece!
-A.
Dios mio me encantoo!!! buenisimooooo!!! tiene continuación?? me encantaria saber que pasa despues!!! estoy ansiosaaaa. Soy una amante de la lectura y realmente tu historia me engancho.. Publica mas :3 te sigoo, espero seguirte leyendo.
¡Hola! Pues no había pensado en hacerle segunda parte, se me antojó como raro cuando lo escribí. Pero creo que la relación de Drysi con Astaroth, y como esta pequeña personita logró extraerle la inmortalidad al infierno se presta para continuación. ¡Muchas gracias por tu comentario! Te tomaré la palabra y planearé la parte 2.
-A.
Siiii!! que buenoooo XD Estare atenta!! realmente si!! me encantaria saber que pasa despues :3