Una carrera sin final | Literatura

in #spanish7 years ago

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Fuente: Psychologytoday

Sus pies no daban para más. Cada paso que daba era peor, se sentía en su espalda y en su corazón. Bajo el sol implacable, era como estar en llamas. Pero el impulso de correr era más fuerte. Ya no podía mirar atrás, lo que dejó quedó a la bruma, al pasado. Pero algo no lo dejaba seguir, y en un instante, un tropiezo contra la realidad le quitó el equilibrio. En los eternos segundos de su caída, pensó en su vida.

Hace tiempo sabía que huir era la mejor opción. ¿De qué servían los días y las noches si tras él, en su búsqueda andaban sus pesadillas? Los monstruos de sus elecciones, las insatisfacciones y los desencantos. Todos, paso a paso, se acercaban más y más a su realidad. Ya no eran meras sensaciones, se volvían entes que lo acechan, esperando su tropiezo para caer como buitres. Debía huir, era lo más sano.

Por eso esa mañana se colocó los zapatos, amarrados para nunca soltarte. Una camisa ligera, unos shorts cómodos. Algo de agua, iría ligero. Solo necesitaba su mente y corazón de compañía. Al cerrar la puerta, el sonido fue ominoso. Sonó a quiebre, cientos de espejos y vidrios regados en el suelo. Todos destrozados, no le mostrarían sus fracasos, no lo apartarían de lo que quiere mientras lo dejaban viendo desde afuera. Ya no quería estar ahí, necesitaba alejarse.

Así que salió sin rumbo fijo, solo en la búsqueda de su paz. Correr no era sencillo, requería de su determinación para poner un pie detrás de otro, un paso más lejos de lo que lo lo hacía sufrir. Era marcar espacio físico, separarse de lo que ya no lo hacía sentir lleno o feliz. Era marcar en millas, kilómetros, metros, espacio entre su cuerpo y las cargas de su vida.

Pensó en el tiempo que llevaba corriendo. ¿Minutos, horas, días? El tiempo pasaba volando cuando no tenías rumbo, era como sentirse desconectado de la realidad. Para él, las noches eran absurdamente cortas. Sus pies seguían, bajo las estrellas. Siguiendo la ruta de la luna diáfana, del cantar de las criaturas nocturnas que lo llamaban a su lecho. Pero no, nada lo detendría. Debe seguir para poder encontrar un mundo nuevo.

Piensa en marcar espacios, en dejar huellas a su paso. ¿Pero qué gana con eso? Nada, debe irse sin dejar rastro. Se estremece pensando en lo que deja atrás, y frena un poco. Pero no puede evitar pensar en la distancia de todo lo que lo aquejaba, del pasar del tiempo sin avanzar. Tenía que escapar de las ataduras, desligarse del pasado y de las estúpidas piezas que no encajaban en su vida. Si, un nuevo comienzo. Lejos, lo más lejos posible sin pensar ni un poco en lo anterior, borrón y cuenta nueva.

La primera señal fue un parpadeo. Un pequeño sonido en su pecho, como cuando se tensa una cuerda. Algo ahí lo atrapaba, y supo que no sería fácil. Debía luchar, debía seguir. Por eso, esforzando su cuerpo al máximo, sigue avanzando. La cuerda se rompe, pero algo más pasa. Algo profundo y definitivo, una señal de que necesita descansar. Lo ignora y da más pasos erráticos.

El cuerpo empieza a apagarse. Su vista se torna borrosa, sus labios se cuartean. Necesita repararse, sentirse completo. Pero no sabe cómo hacerlo, y no quiere pensarlo. Escapar es mejor, siempre lo ha sido. Pero cuando los pulmones le queman y sus manos cosquillean, lo presiente. El fin de su carrera infinita se acerca. Sus ojos fallan y no le dejan ver la piedra. Ahí sucumbe ante lo inevitable.

Al colapsar baja a nivel de la realidad, y nota algo. Ahí estaba, agotado de la carrera de su vida. De alejarse a cada paso de lo que lo atormentaba. Pero estaba solo al final del día. Siempre lo estaría. Sin embargo, justo antes de cerrar los ojos, sintió compañía. Hizo un último esfuerzo por aferrarse a su conciencia y la vio a su lado. Su vida, todo de lo que había salido huyendo lo acurrucaba contra su pecho.

Suspirando derrotado, supo que correr lo dejaba en millas de distancia de lo físico, pero en el mismo lugar con lo emociona. Mientras sucumbía ante la bruma de su cuerpo fallando, recordó que nunca logró entender la distancia. No sabía que eran metros, kilómetros... Solo sabía que huir era inútil. Siempre estaría junto a sus problemas, la única forma de evitarlos era enfrentandolos. Pero en este momento, sin fuerzas, rendirse ante la verdad era más fácil.


¿Huir o enfrentar?

A veces solo somos impulsos. Son cosas que desde una parte profunda de nosotros nos indican cómo actuar, cómo creer, cómo pensar. Somos solo un paso, de A a B, y así seguimos. Estos pasos a largo plazo se convierten en carreras estilo maratón que nos exigen física y mentalmente.

¿Y qué pasa cuando el impulso que tenemos es justo ese, el correr? Es huir de lo que nos asusta, de lo que nos preocupa, de lo que mantiene a nuestras mentes girando sobre el eje de algo. Sin control absoluto, sin ningún sistema para lidiar con lo que nos queja.

Lo se por experiencia, a veces ese es el impulso que tengo. Ponerme los zapatos y correr tanto como mi cuerpo me lo permita. Dejar atrás todo, evitar pensar en esto o aquello porque me molesta, me hiere, me perturba la paz que he creado precariamente para mi. Pero luego recuerdo que lo que me aqueja se va conmigo, y que puedo estar tan lejos que ni comparta zona horaria, pero que sigo llevando el problema a cuestas.

Soy más que impulsos, soy más que las ganas de huir. Soy voluntad férrea, soy una brújula para orientarme aun en situaciones desconocidas. El correr para huir no es la solución, el hacerlo para alcanzar mis metas, si. Y un paso a la vez, llegaré a el punto en el que no sienta temor, sino determinación. Porque el único impulso que sentiré será el del logro.

Y tú: ¿Huyes o enfrentas?

Quiero saber lo que te anima, lo que te impulsa a cualquiera de estas opciones. ¡Comparte tu historia!

PD: a veces, correr de forma literal, también es una opción. El cuerpo necesita quemar energía para renovarse y ver las cosas desde otra perspectiva. Y un poco de dopamina de ejercicio no le cae mal a nadie.

-A.

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Me gustó bastante.

¡Muchas gracias! Realmente me esforcé para hacer la experiencia lo más realista posible, porque es una verdadera carrera sin fin. ¡Muchas gracias por comentar!

-A.

very nice👌👌

very nice