Capítulo 31 | Alma sacrificada [Parte 1]

in #spanish7 years ago

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Las palabras de Andrea seguían retumbando en mi cabeza. ¿Acaso me había amenazado y yo ni enterado? Su última palabra me había dejado pensativo el resto de la semana, pero algo más fue lo que alertó a mi cabeza. Ella pensaba divorciarse de mí antes de terminar el año, y eso era algo que no le podía permitir. Quise hablar con ella el siguiente día después de la cita, pero caía únicamente el buzón de voz.

Comenzaba a desesperarme no saber nada de ella. Contraté a una persona para que la siguiera las veinticuatro horas del día y me informara los cambios. Era poco lo que hacía. Se limitaba a viajar a la revista, visitar a su madre en el lugar de ancianos o levarle flores a su padre. No se vio con Dean o fue a la academia de Samantha, aun cuando su musical se estrenaría en pocos días. Andrea dejó que ella se despegara un poco de su ala, pero jamás la dejaría irse sola a Francia.
Tenía menos de dos semanas para acabar con todo mi plan. Había contactado a Andrew para que hiciera exacto lo que yo quería: acabar con Ezra Wilde. Él tenía una idea infalible que lo dejaría por el suelo, a pesar de no sopesar que su esposa era una persona de más de un rostro. La vida de Ezra Wilde daría un cambio de ciento ochenta grados, cuando se enterara de todo lo que le ocultaban. Lo único limpio en su vida, era una mujer que no vería por temor a su esposa, y era mejor persona que la misma.
Y aunque deseaba que mi Andrea fuera feliz, nunca lo sería con Ezra. Él era un hombre que cargaba a cuestas más de un demonio, sin incluir los secretos más profundos de su corazón. Una persona como yo sabía cuándo alguien como él no estaba feliz con su vida, situación que dejó en claro con una pelea en un restaurante de Memphis. Tenía mucha información de Ezra Wilde, Leonard Clarke, Andrea White, Samantha Connick e incluso la bella pero insoportable Perla Biggs.
Mi amada pensaba que yo era un hombre sin plan B. Ella creyó que con invitarme a cenar a un restaurante alejado de la ciudad, su entrometida reportera haría un escrutinio en mi apartamento. Después de esa ligera pelea en el restaurante y al golpear con todas mis fuerzas la puerta del auto, Heenan me regresó al apartamento. Hurgué un par de gavetas del estudio y encontré la llave de una habitación especial.
Mantenía toda la investigación en una de las habitaciones de huéspedes, pero lo más importante y vital en ese plan, lo resguardaba bajo llave. La puerta se encontraba detrás de un cuadro de pared que colgaba de una de las paredes principales. El falso cuadro abstracto de Picasso titulado Arlequín, cuidaba uno de mis más grandes secretos. Caminé hasta el pasillo con la llave en la mano, rodé la pintura e inserté en el cerrojo.
Regresé la pintura a su lugar por medio de una manija y cerré la puerta de nuevo con llave. Nunca se sabía qué podía pasar, así que la seguridad era primera. Dentro del amplio espacio se encontraba una pared atiborrada de pantallas a tiempo actual, con imágenes móviles de todas las personas vigiladas. Las de la primera línea componían todo el pent-house de Andrea y la oficina de la revista. La segunda línea era mi oficina en la empresa y algunas zonas estratégicas. Ya la tercera línea eran las cámaras de seguridad que oculté muy bien en todo mi apartamento.
Amplié las imágenes guardadas de la tercera fila y me recosté en la silla a observar todo lo que Perla había hurgado para encontrar información. Había intentaba encontrar algunas cosas en la computadora, pero a la carpeta tener una clave secreta, prefirió hurgar entre el resto de los documentos. Buscó entre los libros y encontró el pendrive que había ocultado, con información sobre Ezra. Ella no fue tonta, así que hizo una copia y lo regresó a su lugar. Sabía que si no lo encontraba, la cosa que se pondría fea.
Entró a la habitación donde tengo los recortes y la pared con las pistas, extrajo el teléfono y comenzó a sacarle fotos, —por partes—, a cada una de los cuadrados de la pizarra. Al final, anonadada como estaba, decidió que era tiempo de irse, no sin antes mostrarle el dedo medio a las cámaras. De allí, pasé a las cámaras del pent-house de Andrea y verifiqué todo los registros de la noche previa, antes de sentarse a contemplar mi hermosa obra de arte. Todo estaba calculado desde un principio.
Lo único que hice fue activar el audio y observé todo como una película casera. Tanto Andrea como Perla estaban impactadas por tan macabra forma de amar que tenía por mi mujer. Para ellas, la manera en la que la adoraba era algo grotesco e incluso escalofriante. Ellas no entendían que no conocía otra forma de amar. Así crecí todos esos años, con el deseo de consumar un matrimonio que Andrea nunca aceptó.
De allí en adelante, Andrea comenzó a sentir miedo de mí. Si era sincero, no era eso lo que quería. Ella era mi luz, el faro de mi existencia, y nada sería igual si ella solo se marchaba de mi lado o me temía como al monstruo bajo la cama. Creí que hacia bien al contarle mis acciones pasadas, cuando lo único que gané fue un pánico por su parte. Su hija no me temía, pero sí se mantenía alertar cuando salía a la calle.
Tres días después de reunirme con ella, intercepté al guardia de su edifico. Bajé del auto, caminé a la entrada e intenté subir el ascensor. Todo marchaba sobre ruedas, hasta que el maldito guardia me tocó por el hombro e indicó que no podía subir. Me pidió que regresara a m auto, o tendría que llamar a seguridad para que me sacaran ellos mismos.
Me hice el inocente y pregunté qué pasaba, a lo que él respondió que no me estaba permitido subir al pent-house de la Sra. White. Le expliqué varias veces que solo iba a buscar algunas cosas que se me habían quedado, pero él, al ser superado en número por mi chofer, llamó a la policía. Todo se derrumbó en un santiamén, justo cuando sujeté al hombre por el cuello y apreté su cuerpo a la pared lateral.
Sentía la ira correr por mi torrente sanguíneo como una corriente de agua por un río, sin poder contenerla con mis manos. El hombre amplió los ojos y tragó la saliva en su boca. Me temía; otra persona más que hacía temblar. A él le repetí varias veces que no era quien para impedirme subir al apartamento de Andrea. Ella no estaba dentro, así que no le veía problema a visitar un lugar vacío, donde ni un perro había.
Al final, y siguiendo los fuertes consejos de Heenan, nos marchamos. No fue una visita tan exitosa como pensé que lo sería. Andrea ya no era esa mujer que se dejaba manipular con tanta facilidad. Ella estaba jugando su juego; todo dependía de eso: jugadas y contra jugadas. Esa la ganó ella, pero no pasaría mucho tiempo antes de hacer mi propia jugada y acabar con ese muro de peones que no hacían más que estorbar para alcanzar a la verdadera reina de todo el maldito tablero de ajedrez.
Dos días más tarde, mientras firmaba algunos documentos que tenía pendiente, entró una llamada a mi teléfono. Estaba enfocado en preparar todo para la junta de accionistas en tres días, por lo que el teléfono era solo una distracción. Ni siquiera noté el nombre en la pantalla; lo único que sabía era que la persona fue demasiado insistente. Cuando el tono taladraba mis tímpanos, sujeté el teléfono y deslicé el dedo por la pantalla.
—¿Quién es tan insistente? —inquirí como saludo inicial.
—Tú chica. ¿Quién más?
Froté el puente de mi nariz con la mano libre y reacomodé el teléfono en mi oído.
—¿Qué pasa, Emma?
—Mis padres que quedarán esta noche con mis abuelos. ¿Vienes?
—Quisiera, pero tengo una reunión esta noche —respondí al terminar de firmar los contratos para los nuevos asociados—. Quizá salga a las once de la noche.
—¿Y luego? —indagó un poco más.
—Luego, las niñas buenas deben ir a dormir.
—¿Y quién te dijo que era buena? —masculló—. Sabes lo mala que soy contigo.
Sabía lo mala que era con todo el mundo, sobre todo con los niños, pero lo nuestro era una maldad muy placentera. Con ella hacía todas las locuras que deseaba con Andrea, pero por todo lo que ocurría, debía conformarme con Emma. Y sí, quizá si en algún punto de la historia me esforzaba para olvidar a Andrea, ella sería la primera persona en la que pensaría para remendar mi vida. Lo triste fue que así no sucedió.
—Veré que hago —articulé con la sombra de una sonrisa—. No prometo nada.
—Me basta. Adiós.
Hablé con mamá sobre el comportamiento de Carter. Cada vez que hablábamos por teléfono, el tema de Carter salía a la luz. No sabía para quién carajos trabajaba, pero no era algo bueno. Si mi hermano no hubiese sido todo un jodido drogadicto, le habría dado un empleo en la compañía. Pero conociendo la clase de calaña que era o las órdenes de alejamiento que tenía de las empleadas, era imposible algo así.
Más tarde, cuando el sol rayaba en el horizonte, froté mi cuello, le comuniqué a mi secretaria que me informara las citas del día siguiente y me pidiera un taxi. Heenan estaba en casa con su esposa y su hija que acababa de volver de la universidad. Me había pedido la noche libre. Era justo que también compartiera con su familia. Una vez que todo estuvo listo en la oficina, mi secretaria me indicó que el taxi estaba abajo.
Odiaba conducir cuando era tan tarde y no quería dejar mi auto en la acera de un barrio corriente. El chofer del auto me relató algunas cosas que le sucedieron en todo el día. Me contó de un hombre que subió con una serpiente, una mujer con dos niños que jalaban sus orejas, una enfermera con manchas de sangre en su atuendo, un hombre que olía a alcantarilla y una mujer muy agradable que le regaló un trozo de pastel.
Deseaba que solo se callara, así que cada vez que decía algo solo asentía o repetía la misma palabra. Respiré paz cuando aparcó en el edificio de Milena y pude descender de ese infernal taxi. Entre el parloteo y el aroma a gasolina, me estaba asfixiando.
Llamé a su apartamento por el interlocutor. Esperé unos segundos, hasta que el sonido de su voz inundó la bocina. Le pregunté si me podía dejar subir, que tenía algo importante que decirle. Ella tardó en contestar, pero me permitió la entrada al hacer sonar el seguro de la puerta principal. Subí todos esos pisos hasta el suyo, caminé e intenté no tocar las paredes, hasta llegar a su número de apartamento.
Toqué con mis nudillos y los limpié de inmediato en un pañuelo de bolsillo que nunca me faltaba. Escuché voces dentro del apartamento y como movían algo similar a un mueble, antes de ver su cuerpo emerger tras la puerta. Llevaba el cabello revuelto, su respiración se aceleraba un poco y sus mejillas estaban sonrosadas.
—Hola, Milena —saludé con las manos en los bolsillos.
—¿Qué haces aquí?
—Vine a ver a Freddy.
Ella recostó su cadera en la puerta y cruzó los brazos.
—¿Hasta cuándo te digo que no?
—Esta vez no vine a discutirlo —afirmé sin titubear.
—¿A qué te refieres? —preguntó ella al aflojar los brazos.
—Si no me dejas verlo por las buenas, te voy a demandar.

Sort:  

debe llegar un día donde ocurra un accidente y el quede atrapado y muera

Max, Max, Max.
¿Te he dicho ya que lo amo? Es por esta clase de cosas. Es inteligente y maquiavélico. Siempre tiene un plan perfecto, al menos hasta ahora. Espero que en algún punto falle porque, vamos, no quiero que termine matando a mi bello Ezra.

Quiero leer ya la reacción de Milena :3

Me encanta.... pero Maximiliano es más malo que un dolor,prepotente,vanidoso, cinico si es que lo tiene todo quiero que muera, ya no lo soporto más 😤😤😭😭

realmente esge hombre es de mucho cuidado va un paso afelante de todo y de todos!!... tiene todo calculado..
temo x Ezra y Andrea!!! 😢😢😢...

Pura obsesión. 🤬

Ufff...Max es insoportable. Cuando va a aparecer alguien que le ponga freno??

Aimeeee.!!! cundo le vas a dar su merecido a ese malnacido de Maximiliano.!!!!!!

Me encantaaa,, aunq maldito Máx no merece q le dejen tener a su hijo,, hace muy bien su madre de protegerlo,, xq es muy malo, es un pécora🤯🤯🤯

Definitivamente el cuervo siempre va un paso adelante de todos, así funcionan las mentes dañadas y retorcidas aunque no todo le salga bien siempre ira adelante; sera muy difícil que se enamore de Emma y ahora para completar le va a quitar a Freddy a Milena le va a tocar ceder a la pobre Milena....... hasta cuando tanta maldad...

Este hombre no se xansa de hacerle la vida cuadros a todo el mundo...🤔🤔

😠😠 max es insufrible!!!

Odio tanto a maximiliano por todo lo que le ha hecho a Andrea,por el tiempo que se hizo pasar por un ángel. Merece lo peor

Bueno psicópata, obsesivo, demente, le quedan chicos a este tipo. Plan B, el infeliz tenía todo planeado y Andrea q pensó q ya sabía todo.
Me intriga el dicho plan b

Aunque me encanta Max un hombre así si me daría miedo obsesivo con una mente enferma cuídate Andrea, y tenerlo como padre peor tantito ojala que Milena pueda defenderse y no permita que se lo quite.Gracias por actualizar.

Ya esta abusando de su buena suerte este tipo, ya es hora que le pase algo realmente, lento hasta su agonia

Estoy enojada, este capítulo me hizo enojar. Apenas lo leo, pero me saca de quicio todo esto.

Este hombre tiene tantas facetas que resulta interesante, lo amo y odio.

como siempre un gusto leerte...

¡@aimeyajure! Muy bueno el contenido, sigue asi!

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Siguen los capitulos candentes pero hasta cuando ese max empezara a recibir su castigo 😠

Max con la obsesión x la vigilancia era obvio q quisiera mantener todo bajo control. Ese es un punto q a Andrea se le escapó y presiento que ésta omisión le costará caro 😲

Maldito Max su peor castigo va ser no tener a Andrea no a su hijo para que lo quiere para arruinarle la vida como lo hace con todo lo que toca ojalá y pague todo muy pronto xq esta muy loco