Desolación.
Fuente.
Me habían capturado...
Si, en un momento estaba ''libre'' y ahora estaba descalzo, sin camisa, en una celda pequeña con sesenta hombres de todas las edades. Parece que llevan aquí años, incluso mucho antes de que la guerra empezara. El olor era insoportable. Ahí estábamos soldados, civiles y cualquiera que se interpusiese en el camino de las bestias. Me sentía bastante mal llevaba, casi un día sin comer. Al ponerme de pie sentí el frío de aquella húmeda celda, como si fuera una toalla congelada cubriendo mi cuerpo. La oscuridad se tambaleaba de un lado a otro esquivando el contoneo de un pobre bombillo.
Estábamos apilados, podíamos movernos con dificultad, tropezando con los demás. Unos hablaban, otros permanecían sentados contra la pared observando el vacío, en un estado catatónico. Las paredes tenían la pintura triste y gris, dejando ver el relleno de bloques color arcilla que le formaban. Terminamos siendo reos. Una vez tuvimos sueños, expectativas, quisimos a alguien, ahora tendríamos que desechar la idea de volver a estar con las personas que amábamos, desechar la idea de libertad que si antes estaba difusa, ahora vestía de luto.
Hable con uno de los chicos. Me pregunto que como fue que llegue aquí, le explique, el me contó su historia y después me explico detalladamente las reglas para convivir en ese nido de ratas, que para ellos ya era un hogar y yo tendría que adaptarme. Quería llorar pero sin intimidad es difícil. Las cucarachas jugaban entre nuestros pies. Cuando subí la mirada me impresioné, lo que yo creía que era un techo pues no, no era más que una reja cuadriculada, igual a la reja de entrada, a través de ella se podían ver las estrellas.
El baño no era más que un diminuto cuarto oscuro con un hueco en el suelo. Las paredes lucían sus cabillas oxidadas y retorcidas como traje de gala. Cuando comencé a orinar las cucarachas subieron por las paredes y algunas volaron, el olor se retorció, causando ese aroma pútrido que adornaba la estadía. Recuerdo haber pensado, ¿Qué hicimos para merecer esto?
Me senté en un rincón, no sabía ni la hora. Todos se acostaron a dormir, tuve que doblar mis piernas para que otro pudiese recostarse un poco, apilados uno al lado de otro, repartiéndonos cada centímetro del suelo. Cada cierto intervalo de tiempo una cucaracha pasaba por encima de nosotros, era imposible dormir, para quienes llevaban años ya era algo normal, ni cuanta se daban. Las moscas y las plagas también estaban dispuestas a perturbar el sueño.
Veía el cielo. No comprendía nada, nos tenían con vida. Nunca había visto nada así. Empecé a recordar al hombre en las filas de las bestias, empecé a recordar cómo me despedí de Dyana. De inmediato empecé a imaginar lo peor, no sabía que podría haber pasado en la ciudad durante todo este tiempo. Intentaba consolarme diciéndome a mí mismo que habían encarcelado mi cuerpo, pero nunca mi alma ni mi conciencia. En mi mente empecé a imaginarme saliendo de aquel pozo séptico entre la reja que teníamos por techo, en mi mente podía volar libre por todo el cielo de Ciudad Cristal. Nunca dañarían mi moral, sabía que estaba ahí por hacer lo correcto, si me tocaba morir en ese sitio, por lo menos ya tenía bien claro que había luchado así que eso era lo que mantenía en mi mente para no asimilar la situación miserable en la que me encontraba, en la que nos encontrábamos. Mientras pensaba en eso me quede dormido.
No paso mucho tiempo. Nos despertó la lluvia en la mañana. Abrí mis ojos y observe un amanecer a medias, las gotas cayendo a gran velocidad impactando en mi cara. Al parecer cada vez que llovía aprovechaban de ‘’bañarse’’. El frío era brutal, no podías esconderte de la lluvia, en aquel sitio si llovía te mojabas si hacia sol te quemabas, sin más opción.
Cuando dejó de llover, un hombre se acercó a la reja de entrada, quede desconcertado por un momento. Este hombre estaba de lado de las bestias, nos vigilaba, no podría creerlo, un compañero se colocó a mi lado y me dijo < ¿Entonces no sabías que las bestias fueron creadas por nosotros? >
El me explico que la élite global, inicio hace muchos años un proyecto con tecnología avanzada en manipulación genética para crear una raza superior a nosotros pero obedientes a ellos, solo a la élite. Con el fin de fingir una supuesta invasión alienígena. Pero el plan nunca les funciono ya que la idea principal era manipular a la población de manera que cuando llegara la hora de fingir la invasión, la humanidad los aceptaría como dioses y trabajaríamos como esclavos para estos supuestos dioses bajo un sistema que la misma humanidad defendería, así ellos se lavarían las manos y tendrían a la población mundial controlada bajo la falsa imagen de que eran los ‘’dioses’’ quienes hacían esto mientras que desde atrás, ellos controlarían a las bestias viviendo a costa de nuestra esclavitud y el que estuviese inconforme simplemente sería ejecutado por los dioses, al ser ‘’dioses’’ y al justificar este sistema una revolución sería imposible bajo tanto control. Al pasar de los años se ha hecho imposible convencer a la población de creer en algún tipo de dios o dioses de manera unitaria, así que desesperados y ya teniendo a las bestias creadas optaron por la violencia de una vez por todas. También me comento que antes de la guerra era científico especializado en genética y biología, y lo obligaron a trabajar clandestinamente bajo amenazas para el proyecto de la nueva raza. Una vez creada la raza lo encarcelaron y lleva aquí más de diez años.
Me resultaba difícil creer algo así, pero lo estaban comprobando mis ojos al ver al guardia humano vigilándonos, al ver al hombre en las filas enemigas, y recordar lo que me habían contado los soldados de la GEAR-MADH, la teoría termino siendo cierta. Las bestias actúan de manera distinta simplemente matan a cualquier humano que se les cruce en el camino, mantener prisioneros de guerra era un comportamiento humano.
Era ya medio día y el sol ardía en nuestros hombros. Me encontraba en cuclillas sediento, mirando el suelo agrietado, débil, indignado, ¿Este sería el fin de todo? No podía creer que después de luchar tanto ahora me encontrara indefenso y sin fuerzas para luchar.
Apenas llevaba dos días y ya me estaba volviendo loco, entendí entonces el comportamiento desquiciado de quienes llevaban años en aquel infierno con llamas de olvido…
¿Aún quedaban esperanzas?, ¿Esperanzas de qué?