Refugio.
Conversaba con un soldado de la GEAD-MADH sobre lo que el pensaba que eran estas abominables bestias, y lo que me decía me daba escalofríos. Me hablo sobre un supuesto sistema sofisticado de control que ya existía entre nosotros, donde esa aparente plenitud que tuvimos durante décadas no era mas que un un engaño, una trampa. Me dijo también que las bestias llevaron a cabo la colonización con ayuda de la élite mundial o peor aun, el pensaba que las mismas bestias podían haber sido creadas por nosotros mismos, con una ingeniería genética brillante pero sumisa, para que fuesen como títeres con sus amos. La idea me pareció tan descabellada como suena, aunque si vemos la cantidad de cosas que hizo el ser humano para esclavizar a otros en tiempos pasados... < ¡Hey! muchachos dejen de hablar pendejadas, hagan silencio, parece que estamos cerca de un grupo >. Fueron las palabras de uno de sus lideres, así que callamos de inmediato y seguimos caminado alertas de alguna señal.
En la GEAR-MAHD podías identificar sus jerarquías por los colores de las cintas que llevaban amarradas en el brazo derecho. La cinta morada era de los altos mandos, guerreros altamente entrenados con conocimiento militar y ademas pulidos en la batalla. Las azules las llevaban los demás guerreros, que junto a otro color indicaba su función en la escuadra. Azul y amarillo, quienes tenían mayor poder de fuego, fusiles, ametralladoras... Azul y blanco, francotiradores. Azul y rojo, quienes se encargaban del material explosivo, bombas, morteros, cohetes y cócteles. Los que solo cargaban una cinta azul tenían poco tiempo de ingresar en la GEAR-MADH. La unión con los GAC era indispensable en el combate. Sin sus escudos hubiesen más tripas regadas por la sucursal del cielo.
Las cortinas de fuego consumían lo que quedaba de los edificios, salíamos del centro de Ciudad Central. No creo que pueda narrar lo sombrío que fue ver la cantidad de muertos y destrucción que encontramos en el camino. En el ambiente aun quedaban residuos del gas, por lo que aun no nos quitábamos las mascaras, quienes no tenían una venían dejando una estela de saliva, moco y lagrimas. No dejaba de pensar en mi madre, y en mi prometida, solo deseaba que estuvieran a salvo en los escondites que construimos antes de empezar esta rebelión. Menos mal, que mi hermano no se encontraba en este lío.
Por la calle se paseaban pequeñas paredes de neblina, en nuestro camino murieron 4 de nuestros heridos, a quienes tuvimos que dejar atrás. De pronto < Shhshhshshs > seguido de una voz apagada < Por acá chicos ¡rápido vengan sin hacer ruido! > Nos dirijamos a las ruinas de un templo que al parecer era refugio para unos cuantos, me sentí relajado porque habíamos encontrado al otro grupo más rápido de lo que pensaba, aunque no dejaba de preguntarme ¿Con qué nos encontraríamos al entrar?
Efectivamente y para nuestro alivio, ya que empezaba a llover, se trataba de un refugio. Con aproximadamente unas doscientas personas en aquel gran sótano. La electricidad había sido cortada... a la luz de unas pocas velas los quejidos daban una mala sensación. Los médicos hacían un esfuerzo por salvar la vida de aquellos desafortunados valientes. La oscuridad era abismal, solo pequeños focos de luz dejaban asomar siluetas delgadas y el estresado rostro de la guerra.
Me quite la mascara, respire... y luego de unos segundos, me senté en un banco de madera junto a los demás. Nadie decía nada. El cansancio nos abrazo con su malestar. Las paredes desprendían humedad. Un muchacho de no más de 17 años sufría una quemada terrible en su brazo izquierdo. Ahogaba su dolor apretando el puño. Quería ayudar pero ¿Cómo? Que suerte la mía, de aun estar ileso.
Una señora sobreviviente trajo consigo una gran cantidad de pan y agua, nuestro animo fue instantáneo, por lo menos yo no comía nada desde antes de viajar a Ciudad Central y otros no comían incluso desde el día anterior. Con el sonido encajonado de las explosiones haciendo eco en la lejanía, comimos nuestros panes despreocupados por lo que podría pasar luego.
Al terminar de comer uno de los lideres llamo la atención de todos al pararse sobre una silla. Saco una hoja, entono la garganta y se preparo para decir lo que parecía un discurso o instrucciones...