Diario de un duelo | albanyjrg

Es lo mejor que me ha pasado.

Ricardo y yo somos novios desde el 2015, él tenía 16, yo 18. Era la relación más inocente, bonita y pura que había tenido. Ricardo me encantaba por muchas razones, aunque todos mis amigos me criticaban porque el era menor, no había terminado el bachillerato y ya yo estaba en el 4to semestre de comunicación.
Con miedo nos atrevimos, construimos nuestro amor, poco a poco, aprendimos uno del otro, los días que pasaba junto a él eran mágicos, resulto agradandole a mis amigos, aunque yo no logre mezclarme mucho con los de él.
Era perfecto, como un cuento de hadas, y sí discutíamos, pero lográbamos encontrar un balance y nos colocábamos en los zapatos del otro.
Rick, como yo le decía no le agradaba a mi papá pero era el favorito de mi mami, viajamos muchas veces juntos, crecimos juntos, 2 años de relación y seguíamos allí de pie, luchando a pesar de que tuvimos muchos altos y bajos.
Él me volvía loca, sabía que cuando callaba era porque mi mirada le estaba gritando que lo quería poseer o simplemente, lo quería ignorar, él también decía que yo era su musa, porque a pesar de que no era para nada expresivo, siempre me escribía "mi romántica loca, que no volveré a encontrar"
Juntos eramos increíbles, nos entregamos como si nunca fuese a doler.

Hasta ese maldito día . . .

Mi teléfono sonó y era un mensaje de Rick "Veámonos en casa de Omar, tengo algo que decirte."

Al llegar a casa de Omar, noto que está algo tenso y que Rick aún no había llegado.

Estaba nerviosa, Omar lo había notado así que decidió poner música para hacer ameno el ambiente, pero no funciono, yo seguía preguntándome ¿qué pasa? ¿hice algo? en eso, llega Rick y mis pensamientos se esfuman, me dice Ariel, ven conmigo
Me lleva a la orilla de la piscina, me entrega una cajita, y dentro de ella, había un collar con un dije del mapa de Venezuela, atrás tenía grabada una R. Yo no entendía que estaba pasando, y solo pude decir ¿y esto?

Soltó una lágrima y me dijo, lo siento, ya lo decidieron, me voy. . .

Mi cerebro no procesaba la información hasta que una palabra llego, ÉXODO. Sí, Rick se uniría al gran grupo de emigrantes de mi país, ay Venezuela. Y yo... Yo no podía hacer nada, él aún era menor de edad, y yo estaba a punto de pasar al último semestre de mi carrera.

Solo nos quedaban 2 meses juntos, y decidí aprovecharlos, fuimos uno solo. Pero yo, no paraba de buscarle una solución aunque no la tenía, yo debía terminar lo mío y el debía irse con su familia.

Febrero, a veces te odio... Llegaste y mi miedo aumento, pasaron tus primeros 12 días, emprendimos un viaje desde el interior hasta Caracas, dormimos una noche allí y luego salimos al aeropuerto.

Llegamos dijo su papá; yo nunca había estado en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, Rick tampoco, esperamos 7 largas horas hasta que escuchamos el llamado, era la hora, yo no estaba preparada...

Ricardo me abrazó tan fuerte como nunca antes, nos besamos, lloramos y prometimos que nos volveríamos a ver Hasta que el destino nos una de nuevo fue nuestra propuesta, lo vi pasar por ese túnel maldito y ahí me quede petrificada sobre la "cromointerferencia de color aditivo" de Cruz Diez, no hacía ningún tipo de ruido o movimiento, mis lágrimas salían sin esfuerzo, y sabía que no nos veríamos en mucho tiempo, por el simple hecho de que yo no tengo una VISA.

Allí, con mis lágrimas cayendo sobre las baldosas de colores lo único que pude pensar fue: ¡Malditos todos los que han hecho esto!

Con un profundo dolor, con el odio más grande que había sentido en toda mi vida y con el corazón quebrado en miles de pedazos solo pude decir: Maduro coñoetumadre.

Discúlpenme la expresión criolla y repetitiva al homenajear al responsable de tantas desdichas.

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