Que resulte casual escuchar en las calles canciones vulgares, degradando al sexo femenino llevándolo al punto de ser un juguete sexual, promoviendo un estilo de vida lleno de lujos, vicios y lujuria; y que además de esto, sea socialmente aceptado y apoyado resulta una aberración.
Simplemente, hermoso.
Nada más claro que eso, sin ningún tipo de filtro. Así es, hermoso.