No, no fueron fáciles mis años junto a ti. Me mostraste lo malo, lo peor de las personas y lo miserable que puede llegar a ser este mundo, siempre fuiste grafica, algunas veces nada sutil y directa. Pero jamás tuve otra opción que la de caminar a tu lado y aprender poco a poco que era lo que querías de mí, mientras me tomabas de la mano. ¿Sabes? Cuando ahora miro al pasado, aunque parezca algo ambiguo te doy gracias por aparecer en mi vida.
Lo primero que quisiste enseñarme fue a entender que estaba pasando ese crudo momento porque en la vida nadie estaba para ayudar, que debía pensar en mí, en mis prioridades olvidándome de los demás, sólo piensa en ti, me decías, sin importar que tengas que dañar al resto.¡ Vaya que lo pensé así por algún tiempo! Pero es que tu sutileza para envolver a las personas, no tiene comparación con nada en la vida. Sabes que es lo que les duele, sabes que es lo que creen que necesitan y así los atrapas en una red de la que muy pocas veces se encuentra salida.
Quisiste mostrarme algunas cosas que podrían hacerme olvidar de mis problemas por un rato, haciéndome feliz por momentos o simplemente sacando mi mente de este mundo por completo. Veía como muchos caían en tu trampa, donde le dabas esa efímera “felicidad”. Muchas veces lo intentaste, quisiste persuadirme, incluirme en ese oscuro mundo en el que las personas por su porción de “felicidad” se convierten en animales.
Intentaste enseñarme muchas cosas, solo que jamás te preste mucha atención y discúlpame si te ofendo al decírtelo de esta manera, pero es que en los momentos de tribulación pasaba mi tiempo soñando, si, soñando, esa es la clave para que no destruyas a las personas, pero eso tú lo sabes, porque intentas quitarle toda esperanza a quien tomas en tus brazos.
Fíjate, mientras decías que nadie estaba para mí, yo soñaba con crecer para así ayudar a todos los que pudiera en el camino, no sé si notaste que de lo poco que tenía muchas veces regale, pero es que es tan placentero ayudar. Aun sueño (no sé si sea un iluso) con un mundo donde los que demos, seamos más que los que piden.
Aprendí que la felicidad no está en olvidarte del mundo y sus tribulaciones por ratos. Nuevamente discúlpame, pero cuando quisiste regalarme esa felicidad efímera, soñaba con cosas permanentes, no temporales, aun hoy en día me esfuerzo por seguir consiguiéndolas una a una.
No te sientas triste por todo esto que digo. Quisiste enseñarme muchas cosas y lo hiciste,créeme, pero yo solo tome lo mejor de cada una de ellas, además porque molestarte si aun hoy en día nos vemos a diario, con la diferencia que aprendí a caminar a tu lado, viendo la belleza de las cosas y de las personas, entendiendo que en equipo se llega más lejos y que cuando le tendemos la mano a alguien estamos demostrando que no todo en este mundo es oscuro como parece.
Espero la analogía se pueda apreciar y haya quedado claro que de quien hablo en este pequeño relato, es de…
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Excelente relato Alexander, la botaste de jonrón!
Que excelente relato sobre la calle y sus múltiples experiencias. No por algo dicen que la universidad de la vida está en las calles, de ella recoges todo, como tu dices, lo bueno y lo malo, lo que nos servirá para crecer o para undirnos en los infiernos. Me gusto mucho, saludos.
espero estes bien, un verdadero placer que continuamente te agrade mi trabajo. abrazos!
Que maravilla de texto, enhorabuena. El equipo Cervantes apoyando el contenido original.
mi estimado @sancho.panza, una enorme honra que le haya gustado uno de mis relatos. Gracias por su apoyo, es bienvenido por acá cuando guste, esta siempre sera su casa. ¡Un enorme abrazo para usted!
Uno de los mejores post que he leído me encanto demasiado, sigue así te estare leyendo te invito a pasar a mi blog.