¿Las paredes se mueven o son ideas mías? Tal parece que no, ya que mi atacante sigue en su lugar, sin inmutarse. Intento recordar por qué estoy aquí pero mi memoria está atrofiada. Doy media vuelta para escapar, enseguida me dispongo a correr por el largo pasillo que espero superar a toda velocidad pero hay algo que me atrae y me impide seguir el rumbo de escapatoria. El ente extraño continúa acercándose y cada vez su aspecto es más atemorizante. Una melévola sonrisa es lo único que se refleja en medio de la oscuridad, aparte de unos cuernos que no parecen tener final. Obviamente sin descartar la forma triangular que le atraviesa el cuerpo, su brillo es de color rosa y hace notar únicamente su espantoso rostro, no tiene cuerpo. Me doy cuenta que mientras más lo detallo, más se acerca. Que estúpido.
Me cubro con la manos e intento retroceder con largos pasos, al no encontrar eficacia, tomo vuelo con mi brazo diestro y lo impulso hacia la atemorizante criatura, más a mi sorpresa logro darle e instintivamente intento correr con la desesperación al límite. Logro dar un paso en vano, ya que para cuando el mounstro recupera su estabilidad, se aproxima hasta quedar a sólo centímetros de mí. Cierro los ojos, y hago un fuerte con los brazos para intentar amortiguar lo que me hiciera.
Suena un golpe seco, a mi parecer, una tabla cayendo al suelo. Empieza a hacer frío y enseguida estoy temblando, «¿Qué acaba de suceder?», reproduzco repetidas veces esa pregunta en mi mente para intentar asimilar qué había sucedido y por qué el mounstro no me había comido ya. Hay un reflejo de luz que se escabulle por mis ojos, sí, hay luz, puedo sentirlo. «Ok, abre los ojos lentament...»
— Jeremy. — Una voz conocida me habla e interrumpe mis pensamientos, hasta me sobresalto del susto porque ya no sentía la presencia de la bestia..., ni la de nadie más. Con respecto a quien está en frente mío, creo que puedo deducir quien es sin siquiera verle. Hacía años que no sabía de mi padre, luego de que mamá lo botara de la casa, más nunca lo vimos. Quizás se encontró a otra mujer que golpear u a otro hijo a quien insultar hasta por lo más mínimo.
— Abre los ojos, hijo. Quiero que veas lo mucho que he cambiado. Por ti y por tu madre. — Dice con voz calmado y apasible, tratando de calmar mis nervios.
— ¡NO TE CREO! ¡DÉJAME! — Grito de desesperación.
— Hijo, yo te amo y siempre lo haré. El separarme de ustedes me hizo reflexionar y mejorar muchas cosas en mi vida. Quiero volver a casa, quiero estar contigo y con tu madre. Por favor, mírame y te darás cuenta de mis buenas intenciones.
Por un momento dudo en si fiarme o no. Este hombre hizo de nuestro hogar un infierno, y sinceramente..., estamos muy bien sin él. A mamá le dieron un ascenso en su trabajo y yo tengo las mejores calificaciones de mi salón. — ¡Ya tu oportunidad pasó, ahora vive mucho mejor con tu alcohol, él si te quiere y te entiende! ¡EN MI CASA YA NO HAY LUGAR PARA TI!
— ¿¡QUÉ!? ¿¡CÓMO ES ESO DE QUE NO HAY LUGAR PARA MÍ!? ¿TU MADRE SE HA CONSEGUIDO A OTRO? — Ahora se oye más desesperado e impaciente.
— ¡TE HE DICHO QUE ME DEJES TRANQUILO!
— ¡RESPÓNDEME!
— ¡NO SE HA CONSEGUIDO A NADIE! ¡YA DÉJAME EN PAZ! — Si no muevo un poco los brazos que cubren mi rostro y por suerte, mis ojos, no me habría dado cuenta de que estoy llorando, pero no son pocas lágrimas, son mares de llanto.
— Ok, vamos a calmarnos un poco. — suspira — Si quieres te doy todo el helado que quieras, sé que te encanta. Pasamos tiempo en familia. Los llevo a conocer el mundo. Sólo mírame y dime que sí.
— ¡QUE NO! — doy un paso atrás, no soporto más a este hombre.
— ¡TE ORDENO QUE ME MIRES! — escucho como algo cruje, su voz no sonó como hace un momento. Abro los ojos para enterarme de qué sucede y logro divisar a mi padre retorciéndose hasta que su columna se quiebra completamente hacia atrás, unos cuernos salen de su interior y una luz rosa se desprende y salpica de sangre el alrededor, por suerte, la sangre llega hasta mis pies..., ¿yo me había estado alejando sin darme cuenta? No es tiempo de pensar, es hora de correr.
Me niego a seguir viendo ese horroroso momento y me despido corriendo en línea recta lejos de ese ente. Sólo me volteo una vez para ver qué tan próximo está y lo noto demasiado cerca, además de que no tiene piernas, está flotando. El hielo parece infinito, ¿hay hielo? Hasta ahora lo noto, eso explica el frío. Mientras veo mis pies moverse por lo que parece un mar congelado, pidiendoles que vayan más rápido, no me fijo en un pedazo de hielo traicionero que estaba justo delante mía. Choco y caigo enseguida al suelo, espero a que me duela un montón y asombrosamente, no hay ni la más mínima pizca de sufrimiento. «Seguramente sí me va a doler cuando me atrape...», enseguida caigo en cuenta de que estoy en un persecusión, me levanto rápido y cuando lo veo, ya se está abalanzando hacia mí...
No sé por qué hay una capa 'invisible' que no lo deja hacerme daño, al primer momento sí me asustó, pero hay algo que lo repele y lo hace golpearse. Estiro mi diestra para asegurarme qué es y mi tacto asegura que es una especie de domo que rodea un largo radio de distancia, cuando lo toco, noto como brilla, dándome seguridad.
Aún no puedo creer que estuve en presencia directa con mi padre, y él era la bestia que me atemorizaba, ya sé qué clase de persona fue con la que viví tantos años de mi vida. Y sí, es un mounstro en todos sus sentidos. Ahora que lo veo golpeándose repetidas veces dejándose la cordura bestial, me confirmo que jamás lo veré a los ojos. Desperté.
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