Mi amada caléndula dorada
A pesar de tu sencillez, tienes la maravilla en todo tu ser
Rigida es tu silueta, pero en tu esbelta figura reposan las ilusiones de los amantes olvidados
Graciosa criatura, tú que de delicada cuna brotas, duermes arropada por las propias estrellas
Apareces como un botón de oro y te conviertes en el sol de mis amargas noches
Resuenas con tu silenciosa presencia y tan radiante es tu ornamental belleza que
Iluminas cualquier estancia. Igual sucede con tus hermanas divinas
Todas son ninfas de bellas melenas, que aman la vida y sanan heridas
Así vivo con heridas que sanan tranquilas por tu amable tacto y no tienen queja alguna.
Solo mi corazón se queja porque te marchas, pero también sabe que siempre volverás a florecer.
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