Cuanta razón tienes @kruznik, el precio a pagar por ser un soñador es altísimo, muchas veces perdemos más de lo que ganamos y por constantemente vivir en utopías maravillosas tenemos una tendencia a hacernos ricos en desilusiones y amargura... Pero que dulce es el néctar de la recompensa cuando ese sueño que tanto ansiamos, al que le dedicamos tantas horas de nuestra vida, después de tanto trabajo incansable durante el cual deseamos mandar al infierno a todo y a todos tantas veces, se vuelve realidad.
El precio de ser un soñador es altísimo e incomprensible para muchos que se encierran en una vida de rutina monótona con una carencia de ambición para transformar en realidad esas ideas que nos obsesionan desde la infancia. Pero cuando ese sueño deja de ser etéreo y se vuelve tangible... que hermosa llega a ser la vida.
A todos los soñadores y sobre todo a ti, mi soñador favorito... No nos detengamos, vamos a seguir alimentando la llama de nuestros más locos sueños para que cuando los alcancemos demostremos al mundo que nada es imposible para aquellos que eligen un camino distinto al impuesto por la sociedad y, que la felicidad de la que se jactan por sus logros banales, de sus castillos de cartón, no se compara ni de cerca a la infinita satisfacción que siente un soñador cuando el más ínfimo de sus delirios llega a ser realidad.