Pero en este caso, más que hacerme dudar sobre si estoy tomando las decisiones correctas en mi vida, está frase de cuyo autor desconozco, me dejo pensando en lo que es intrínsecamente la emoción que conocemos como miedo.
El pánico que observamos en los thrillers de terror donde los protagonistas se encuentran encerrados en la sádica fantasía de algún demente que busca apelar a nuestros instintos más básicos para asustarnos aunque sea durante un instante de la película.
Quizás no te asusta ninguna película de terror actual pero es seguro que durante tu vida te has enfrentado a al menos una situación que ha despertado ese instinto primario.
Eso es el miedo, una emoción primordial sin la cual no podríamos vivir. Su existencia nos motiva a tener cuidado de los pasos que damos para preservar la vida. Sin ella seriamos temerarios, arriesgados al extremo de la imprudencia, y probablemente moriríamos muy pronto.
El hecho es que lo que nos propone esta sentimental frase, es que existe mucho más que ese miedo primitivo a ser heridos y que sus derivados no son más que angustia, pánico a salir lastimados más allá de lo físico.
Puede sonar tonto, porque lo que estoy planteando es una noción que es de gran obviedad para todo el mundo, porque no solo sufrimos de miedo a perecer, sino a un centenar de cosas más que en la mayoría de los casos ni siquiera se acercan a poder afectar de manera significativa el transcurso de nuestra vida.
Y totalmente contrario, del lado opuesto del ring esta El amor. Aunque solo se menciona en la imagen como la otra emoción real además del miedo, debemos definirlo al menos de manera escueta, bajo algunas de sus cualidades y atributos, porque miles de años han pasado, y sabemos muy poco del sentimiento al que llamamos amor.
Químicamente, es un cóctel de hormonas que actúan en cascada en nuestro cerebro y que dependiendo de hacia quien vaya el afecto, varia la fluctuación y el tipo de droga sintetizada por nuestro organismo. Genera la necesidad de sentir afecto y es el guía del instinto básico de la reproducción.
Socialmente es un acuerdo, una necesidad esencial para formar el núcleo familiar y criar a la descendencia.
Si hablas con un psicólogo te dirá que el amor es la composición de un triángulo y que sin una de sus esquinas no sería real: Intimidad, pasión y compromiso, son los tres aspectos que en conjunto dan la estabilidad a la montaña rusa que conocemos como amor.
Y si bien, en este post no encontrarás nada sobre amor romántico, encontrarás bastante amor propio, auto apoyo incondicional y un profundo respeto por la vida.
Quizás, si realmente les llamo la atención el titulo del post y como se ha desarrollado, estarán leyendo con cuidado, prestando atención a las letras que voy seleccionando cuidadosamente para formar las palabras precisas. Pero la verdad es que no tengo mucho más que contar que una anécdota personal. Así nació el contenido de esta publicación y de una posible serie sobre emociones
que le seguirá a la primera durante las próximas semanas.
Me propuse en esta oportunidad escribir sobre lo que siento, permitiéndome compartir por este medio, aunque les resulte aburrido aquello que despierte en mi un momento, un recuerdo, una emoción primitiva como el miedo que sentía cuando escribí la idea inicial de esta publicación.
Slow down you crazy child, you're so ambitious for a juvenile, but then if you are so smart tell me, why are you still so afraid?
Todos tenemos una canción favorita o una serie de ellas ¿No es así? En mi caso una de mis favoritas es Vienna
de Billy Joel, ha ocupado ese puesto desde hace años. Pertenece al álbum más vendido e importante de Billy, The Stranger
lanzado al mercado en 1977.
Su voz ejerce un magnetismo sobre mi alma, y la letra me hace enderezar el camino cada vez que comienzo a trastabillar.
Verán, para tener el complejo de escritora que tengo, nunca me ha gustado contarle a nadie mis problemas reales. Así que cuando me siento perdida creo fervientemente en la guía de la musicoterapia.
Hace un par de semanas, antes de comenzar un nuevo año en la Universidad —Mi carrera es anual, no semestral— sufrí un colapso emocional por no saber qué hacer con mi vida.
Si eres de Venezuela, querido lector, sabes en carne propia lo que está costando vivir aquí. Aparte de lo exageradamente caro que esta todo, existen problemas como la delincuencia desatada que nos mantiene constantemente llenos de miedo porque nos arrebaten nuestras pertenencias o incluso la vida.
Además, el problema del transporte público que cada día es peor, ya que cada vez son más largas las filas de personas esperando por un autobús para poder llegar a su destino. En general, lo poco prometedor que luce el paisaje del futuro, sobretodo para un joven que aun sigue estudiando en este país.
Verán, antes de comenzar este nuevo año —Con todas las materias eximidas—tenia la absoluta e irrevocable idea de que no iba a seguir esperando por nada aquí. Que sinceramente no estaba Haciendo nada con mi vida
y que la única opción que me quedaba era emigrar, tal como los miles de muchachos que al igual que yo, desean alcanzar los sueños que se plantearon para su existencia.
Me había inscrito nuevamente solo porque era un requisito necesario para poder desincorporarme de la universidad, con la oportunidad de salvaguardar mi cupo por un máximo de 5 años posteriores a la solicitud —Siempre jugando seguro. Conseguí un trabajo para poder tener Internet a la mano y entrar a Steemit... Y nada más. Me limite a pasar el tiempo hablando en contra de mi universidad a todo el que me preguntaba por ella, y a esperar mi oportunidad para huir.
Lo cierto es que graduarse de una universidad pública en este país, es un trabajo largo y tortuoso que requiere de mucha paciencia, pero como yo fui criada para ser una niña precoz académicamente, esforzándome como loca por lograr las metas —tanto las propias como las inculcadas— lo más deprisa posible, siempre con la excusa de que la vida es muy corta y que debía aprovechar cada instante sabiamente. Me encontraba completamente en contra de seguir perdiendo mi tiempo vital.
El hecho es, que las clases comenzaron. Yo ya había decidido no asistir. Pasaron dos semanas y seguía determinada a no ir, cuando ese día domingo, dándome una ducha con el reproductor en aleatorio, comenzó a sonar Vienna.
Tenía un tiempo sin oírla, pero por supuesto no la había olvidado. En cuanto comencé a prestar atención a la letra empecé a derrumbarme; me fallaba la respiración y las lágrimas comenzaron a salir.
Si escuchan la letra, en ella Billy se dirige a una persona joven, que anda a toda marcha por la vida. Siempre apresurada. Siempre tan delante de sí misma que olvida lo que realmente necesita. Y se preguntarán: ¿Qué tiene que ver la ciudad Austriaca en todo esto? Durante toda la canción el repite una y otra vez: ¿Cuándo entenderás que Viena espera por ti?
, no es solo un estribillo bonito. En una entrevista hace muchos años alguien le preguntó ¿Por qué Viena? Y él respondió con una vieja anécdota de viaje.
Slow down, you’re doing fine, you can’t be everyting you wanna be before your time
Durante su primera gira por Europa, se había reencontrado precisamente en Viena con su padre quien había abandonado a su familia a finales de los 50. Un día mientras caminaban por la ciudad, él había observado a una mujer de unos 90 años, con un uniforme amarillo, trabajando como barrendera en la calle.
Le comentó a su padre lo injusto que era que esa pobre anciana tuviera que hacer ese trabajo tan demandante físicamente a su edad y su padre le respondió que no lo viera desde esa perspectiva. Esa mujer vienesa era feliz por realizar esa actividad pues aún era una persona útil para la sociedad y que a diferencia de los Estados Unidos, allí no desechaban a las personas mayores de la parte productiva de la vida.
Allí ella cumplía con una tarea, un propósito. Tenía una oportunidad que no le daban a los ancianos en USA, en donde eran apilados como objetos anticuados, en las casas de reposo, ancianatos y hospitales cuando ya nadie quería cargar con ellos.
Esa es la historia detrás de la canción. Él entendió que existía una parte del mundo en donde nunca, a pesar de la senectud, sería desechado. Por ello; Vienna waits for you | Viena espera por ti….
Eso convierte a la canción en una oda a la paciencia, a quitar el pie del acelerador y darnos el placer de tomarnos nuestro tiempo para lograr ser todo lo que queramos ser pero a nuestro tiempo, sin andar corriendo por la vida desesperados porque tal vez no haya un mañana.
La canción llama a esforzarse, si, pero también a olvidar por un día o dos las responsabilidades, a perder ese miedo por el futuro y vivir hoy lo que nos estamos perdiendo por ir tan aprisa.
Too bad but it’s the life you lead, you are so ahead of yourself that you forgot what you need.
Yo entendí, que darme por vencida era lo peor que podía hacer, y que huir de Venezuela en este momento me haría más daño emocionalmente de lo que creía, y que al final los posibles beneficios monetarios que alcanzaría yéndome a trabajar fuera de mi país sin una carrera no serían del todo satisfactorios cada vez que recordara que me había rendido.
Al día siguiente fui a la Universidad, y a pesar de las adversidades sigo tratando de ser fuerte, de no tener miedo de lo que me depara el futuro mientras que hago algo para construirme uno mejor.
Though you can see when you’re wrong you know you can’t always see when you are right
Y después de todo el miedo a no tomar la decisión correcta, no puedo decir que lo único que queda es amor y que de pronto esa explosión de emociones me quitó completamente las ganas de salir así sea corriendo de Venezuela.
El tomar la decisión de seguir en esta batalla con la Universidad Autónoma para que me deje graduarme mientras ella lo permita, solo me ha recordado lo mucho que amo lo que estudio, lo feliz que me siento cuando hablo de ello.
Y sobre todo, me llenó de un profundo respeto por mí misma, por demostrarme que si poseo la fortaleza para pelear esta batalla y ganar.
Espero seguir sintiendo eso, y que continúen, el miedo y el amor, debatiéndose entre ellos, luchando por ver cuál es el sentimiento primordial que tiene el poder más grande para transformar nuestra vida.
¡Hasta pronto!
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