Muchas veces uno se pregunta, ¿Cómo podemos unir lazos afectivos, tan fuertes con los animales?. De pequeña esto no me sucedía, tuve muchas mascotas ( perros, peces, tortugas, pollitos, patos, conejos y muchos gatos ), y siempre me encargue de darle el igual afecto a cada uno de ellos. Pero, las cosas se nos salen de las manos y suceden cosas inesperadas, como hace 4 años, que recibí a un amiguito, que, sin duda, fue la razón de muchas sonrisas durante mi adolescencia. Su nombre era Pique ( si señores, como el futbolista español Gerald Pique, debo aclarar que nunca me gusto ese nombre, pero se quedo de esa forma porque todos lo llamaban así, para mi siempre fue Presidente Miau).
El era un lindo gatito como de dos semanas de nacido cuando llego a mi vida. Recuerdo que fue una emergencia, ya que una vieja amiga, no podía hacerse cargo de el, porque tenia otros animales en su casa, y tenía que cuidar de ellos también, así que técnicamente, yo salve esa criatura chillona de la fría calle, que le quedaba como futuro.
El amiguito no me dejo dormir los primeros días cuando llego a la casa, siempre tenía hambre, teníamos que darle comida con su biberón, y cada vez que lo veía le decía a mi hermana que ese gato era único. Se te quedaba mirando cuando hablabas, si lo regañabas y te le dirigías directamente, te comenzaba a maullar por largos ratos, siempre te contestaba, aunque lo mandaras a callar. También algo que me fascinaba era, que, si estabas delante de él, con las manos extendidas mientras te miraba fijamente, automáticamente se colocaba en los hombros de uno, como si fuera un bebe. Y esto lo hizo hasta su último penúltima semana de vida.
De forma muy triste y traumática, luego de estar una semana hospitalizado, mi pequeño amiguito murió de insuficiencia renal, el 20 de julio del 2017, con apenas 3 añitos, a solo dos días después de mi graduación de bachillerato. Aún sigo sin entender cómo se fue tan rápido, yo juraba que estaría mejor, aunque era muy apegado a nosotros, y no le gustaba que lo dejaran solo.
Han pasado 7 meses desde que se fue, y aun lo extraño mucho, hasta sus maullidos en la madrugada. Después de él, comencé amar a los gatos, como dije anteriormente, nunca fui apegada a ellos ( y eso que durante mi niñez, estuve rodeada de gatitos bebes), pero me encantaba, en serio lo quería mucho, me hizo reír a morir y todo eso siempre lo llevare presente.
Si tienen una mascota, no necesariamente sea un gato, en serio, quiéranlo, jueguen largos ratos, dedíquenle tiempo. Uno nunca sabrá cuando ya no estarán, ni cuándo será su ultimo día presente con nosotros, y extrañarlos pasará hacer algo cotidiano, siempre y cuando, recordarlos sea de manera positiva.
Buenas noches, siempre lo tendré en mi memoria :3. Saludos.