El propósito del día de reposo es el de darnos cierto día de la semana en el cual centrar nuestros pensamientos y acciones en Dios. No es simplemente un día para descansar del trabajo cotidiano, sino que es un día sagrado que debemos dedicar a la adoración y a la reverencia. Al descansar de nuestras tareas y actividades diarias, nuestra mente queda libre para meditar sobre cosas espirituales. En ese día debemos renovar nuestros convenios con el Señor y alimentar nuestra alma con las cosas del Espíritu Santo.
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