Si revisamos la historia, muchos personajes como científicos, músicos, artistas plásticos, deportistas, poetas, etc., que han dejado huella en la historia de la humanidad; detrás de ellos, o hay una historia triste llena de vicisitudes, o hay una persona de apoyo que le complementa… Ambas situaciones impulsan a la persona hacer lo que mejor pueden, algunas veces sin saber que le podrá representar beneficios; incluso algunos, reciben elogios después de muertos, pero en vida nadie se fijó en ellos. De eso se trata la historia, recoger esos ejemplos del pasado, resaltar las virtudes; y por qué no, los defectos, con el fin de usarlos en el presente para comunicar. Para instar a quienes en este caso pudieran padecer de alguna discapacidad a abrirse al mundo y entregar lo mejor de sí; y otros, aprovechar esos episodios de la historia para obtener una tajada a cuesta de talismán ajeno.
Una versión enriquecedora, que tiene además una tela oscura de su vida; pues, intentó suicidarse un par de veces, a partir del momento en que le apuntaron la pierna (1953), entrando en una depresión tal que le llevó a la muerte en el año 1954. Su leal acompañante, precisamente esa persona que siempre estuvo a su lado y que la mantuvo en pie, fue Diego de Rivera, escribió ella en su diario que hoy es parte del patrimonio cultural de México.