Curiosa verdad, que me eres oculta con orgullosa vanidad. Te pones y te escondes como el sol y la luna, sin embargo mi reflejo en mi espejo permanece eterno como la más lejana estrella permanece visible. Las tertulias que representan los momentos en los que te descubro superan la paz que en mí habita cuando tengo puesto mi característico abrigo humano hecho de mentiras.
Dolorosa realidad, sanadora del ego, te maldigo y te doy las gracias, tú siempre tan sincera y triste pero a la vez llega de gracia en tu propio sabor amargo endulzado por el tiempo. Desearía no haberte conocido jamás, no haberte conocido nunca, sin embargo estás ahí, innegable como el aire cual respiro, azarosa como las puertas que se abren cuando veo en el futuro los frutos del mañana.
Realidad que hieres, verdad que calmas, me envuelvo en la sábana del hipócrita rechazo a la intriga par evitar que ante mis ojos te reveles,pero una vez que tu letal veneno llega a mi corazón ya no hay suficiente paja o heno en el mundo para esconderme de tu temida sombra, arpía.
Dormitaba en una plácida burbuja hasta que viniste para ser la filosa aguja de me despertó para que me diera cuenta de donde estoy, de quien soy, de como soy. Ahora no sé si vagar por ti misma, realidad, maldiciéndote, o resignarme a aceptar que eres lo único que me queda.