Esto no es más que un escrito para poder hacerle llegar este mensaje, a la única persona que querré ir esto de mi vida. A esa persona la he dañado tanto, que usted no se imagina, que extrañaría que me dijese otra vez « te quiero, y multiplícalo ocho mil veces más de lo que tú piensas », simplemente pensé que la locura era eterna, pero no, todo en la vida culmina un lapso, y el once de noviembre fue nuestro primer y último adiós, recién cumplidos cuatro años de "felicidad". James Morrison no sabe que todavía sigo lamentándome una vida por lo que pasó, para él, ya no hay un remedio, aunque para mí tampoco. Estos problemas llevan hace ya algún que otro tiempo, y es inexplicable poder contar todos los acontecimientos que haya vivido con alguien, qué sí te supo valorar, con alguien que se quedaba colgado en las llamadas hasta que terminara de llorar; ese dolor que sentía antes me vuelve a consumir, me enferma, siento que ha sido mi culpa, no poder haber sido lo mejor para él. Quizás es momento de cambiarme a mí, creo que él tuvo razón en algo, cuando estábamos en la cena del compromiso de su hermano mayor a mediados de agosto, « me gustaría que disfrutes del nuevo día que tiene Dios para ti », ahora que digo esto, lloro como una pendeja escribiendo estas cartas a las que ahora no les hallo el motivo. Mi principal objetivo es poder soltarme, desahogar mi corazón; me siento causante de una pesadumbre en un hombre, de igual manera, anteriormente me sentía igual. Todas aquellas vueltas por lugares maravillosos, quedan en una fotografía abstracta. Nuestro primer beso lo recordará Londres, las risas quedaron esparcidas por muchas partes de nuestra infancia y en sitios que no conocíamos, ahora que recuerdo todo esto, me hace entender que no me pedía nada, solo más amor, pero ya no me sobra... Creo que hoy lloraré en el bar, mientras quién sabe si me embriago, sólo quiero que esa pesadilla termine, estos días han sido fatales para mí, espero que algún día me perdone, todavía lo quiero, pero no es lo mismo, los entornos cambian mucho, y la vida dio una vuelta inesperada. Al fin de cuentas, me encantaría retroceder al dos mil catorce, cuando fue nuestro primer aniversario, él estaba feliz y yo también, juraría que estaríamos hasta que la muerte nos separase, pero ya qué, estoy aquí madrugando casi todos los días, tratando de escribir algo qué tal vez él ni lea.
« Te quiero bonito, pero ya no podía sanarte. Espero que encuentres al amor de tu vida de una manera tan especial como fue nuestro primer cruzar de ojos. »
Escrito por; @andreissanchez
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