Reflejos de Desafío y Renuncia: Navegando el Laberinto de la Cordura

in #spanishlast year (edited)

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"Atorada entre memorias,
mi sonrisa es un laberinto hacia la cordura."
- webstalker




Tengo atorada tu sonrisa en mis memorias, a veces me juegan chueco por el día y por la noche como cuervos a punto de sacarme los ojos de la cordura, pero hoy ya no me importa. Ayer mientras iba caminando sobre la banqueta recordé que en esta sociedad podrían llamarme ‹‹sobrepensadora››; una persona que suele aterrarse y acumular pensamientos de mierda de manera descontrolada, claro que esta es mi definición, así que sí necesitas algo más técnico ve a googlearlo, porqué este ensayo es todo un Statement de principio a fin. No es aptos para todos (y tampoco para personas no creativas y sin imaginación). A continuación, después de este breve preámbulo, quisiera comenzar alzando una copa llena de vino tinto y brindar por los eventos ‹‹canónicos›› que han contribuido a la larga espera de mi cordura. Sin ellos, no sería la persona que actualmente me domina en el presente. Ahora, después de alzar nuestras copas y comenzar con el inicio de este brindis, quisiera añadir un enorme agradecimiento a reprimir y normalizar acciones que en el pasado me lastimaron de una manera aberrante, pero que, por estar radicando en otro planeta, las guarde en una cajita con cuenta regresiva. La concepción tan ingenua, estúpida, maniaca y sensible que tenía sobre el amor no ha sido nada más y nada menos que una construcción absurda de mi enamoramiento descontrolado a lo largo de los años. Una construcción de mi misma preparada y programada para aguantar vacíos en el estómago, náuseas, rabia, golpes, promesas, culpas. Un código programado en mi cabeza para aceptar que nadie quisiera estar con un monstruo. ¡Pero nada más estúpido que creer en las migajas de la amistad! Esas que te dan por píldoras como si fuesen droga, esa que es barata y al poco tiempo te deja bajo tierra, bien enterrado. Pienso en todas las posibilidades en las que a través de la historia los lazos de amistad han sido fuertemente traicionados con tal violencia, y si quisiera ponerlos ahora mismo sería un pergamino de casos, desde los más inocentes hasta los más atroces. “Mejor amigo asesina a su mejor amigo de la infancia por una mujer en disputa”. ¿Hipocresía, humanidad, empatía o simplemente dejarlo pasar? ¿Echarse la culpa a uno mismo de las personas que nos rodean y luego nos dejan en nuestros peores momentos? Aún no obtengo respuesta ante estas incógnitas, pero de lo que si estoy segura es que a veces hay que verse un poco narcisistas y saber irse. Créeme que no querrás pasear por esas horribles calles del declive mental. Ese viaje te lo recomiendo saltar.

Dicen que la vida sigue y que no podemos pararla, que hay que salir a dar la cara al mundo y llevar una vida tranquila, como la de los demás. Entonces intentas, muy fuerte, a veces despacio, otras desesperadamente y al final llegas al mismo lugar del cual empezaste. Después, cuando crees que, si has avanzado, resulta que hay una condicionamiento que te lleva a cuestionar si algún día serás merecedor de tal banquete. No importa si es en el ámbito laboral, amoroso, familiar o personal, siempre surge una maldita limitación que te deja varado en el camino. ¡No es justo! Exclamas, pero a pesar de ello continuas con tu rutina; te levantas, desayunas, te cepillas los dientes, miras Facebook e Instagram, respondes correos, buscas empleo o te pones a trabajar en tu empleo con esa enorme pelota atorada en el cuello que poco a poquito vas tragando, reprimiendo, tomando agua para que resbale esa desesperanza que te caga. Sin embargo, al mirarte al espejo después de lavar tu cara cansada llegas a unas breves conclusiones: “no quiero morir por amor y nunca moriría por nadie. No quiero ser aceptada, ni encajar. No quiero ser tu salvador ni tu basurero, mucho menos tu receptor de inmundicia. Renuncio a ser un colchón emocional, renuncio a las mascaras que cubren perfectamente al actor que finge ser mi amigo, renuncio a las migajas y a la brillantina momentánea”.