La cicatriz de una experiencia opresiva
En mis días felices era solo una niña, ya no recuerdo cual fue la edad en la que mi felicidad acabó y comenzó la tristeza, pero para darles un dato, mi edad oscilaba entre los nueve y once años, cuando comencé a experimentar de forma drástica la decoloración de mi corazón y la degradación de mis buenos recuerdos, para que solo queden residuos de angustia, ahogo, dolor, fatiga, y lo que fue peor, la obligación de guardar silencio.
Me encontraba en los paisajes de frecuencia y jugaba muy seguido con un familiar cercano a mi edad, en aquel entonces, los juegos solían ser muy rudos ya que este personaje era del sexo opuesto, tenia mucha fuerza lo que me hacia ver forzada a demostrar mas rudeza, pero la constante derrota en todos los juegos me hizo ver débil físicamente, no ganaba en nada cuando jugaba con el y lo odiaba, odiaba perder, las burlas, las muecas, las risas, las ofenzas,los apodos y todo lo que generaba cada derrota, odiaba tal sentimiento, pues, ¿y quién no?.
A medida que fui creciendo y tantos fines de semana en el mismo escenario, mi familiar se dio cuenta de que algo en su cabeza crecía, algo malo, una idea terrible, este ya había nublado su mente con pensamientos inadecuados a su edad y a su razón, este no vio porque demorarse en intentar algo indebido de un día para otro, iniciando por el robo de mi sanidad mental, el queria intentar nublar mi mente a su voluntad, moldeando mi cabeza con extraños comentarios y chistes de mal gusto, sin entender que tipo de piedra le cayó en la cabeza deje de jugar un poco con el, dándose cuenta de que sus juegos surtían efecto siguio inyectando su veneno, buscando la forma de quebrar mi mente tratando de activar una indeseable imaginación para seguirle los juegos. Antes de irme una amenaza, cuando volvía la cumplía, y todos los fines de semana era una psicosis que me llevaba a casa, confrontarla era difícil, saberla llevar era una agonía, no podia estudiar, peleaba con mis padres por todo, me encerraba con llaves en mi habitación, no hablaba con mis padres, lloraba mucho todo el tiemo, a veces no quería comer y a veces comía demasiado, no podía caminar pensando en aquellos nervios extraños, pensaba -¿como puedo caminar si algo no estaba bien? ¿Como voy a concentrarme si algo no me lo permitía? ¿Como voy a bañarme si algo me impedía levantarme?, se me dificultaba realizar cualquier acción, era como si me pesara la cabeza de tanto pensar, llegó el momento en el que me aterraba volver allí cada fin de semana, decía que quería ir a otro lugar pero no era así, no podía evadir todo el tiempo aquel lugar, tuve miedo e impotencia porque sabia que cada vez iba a ser peor y peor, mi cara cambió, me volví seria, distante, desinteresada, odiosa, molesta y no podía decir que me ocurría, la situación era opresiva y yo lo permití, no sabia como actuar ante esta situación en la que jamás había estado y odiaba a mis padres en el fondo porque no se daban cuenta, ellos pensaban que estuve pasando por "una etapa", ellos dándole nombre a todo para mantenerse tranquilos y yo no quería que se tranquilizaran, quería que se dieran cuenta y cada vez me comportaba peor, lograba que me castigaran para no salir más pero nada funcionó, era inevitable la forma en la que enfrentaba todo, como si una extraña realidad simplemente pasara por mis ojos y no hiciera nada, solo veía, escuchaba, sentía...
Acabó la tragedia de la peor forma. Y el terminó yéndose a algún lugar, lejos de mi, al fin.. ya era libre, al fin.
Ustedes deben pensar que después de tanto sufrir en silencio debería haber aprendido a defenderme, a no dejar que me amenacen, a no quedarme callada ante las ofensas y malos tratos.. Lamento decepcionarlos pero no, se dibujó una sombra bajo mis ojos y espinillas del el estress en mi frente, se notaba la mala alimentación, estaba muy delgada y pálida que parecía enferma.
Mientras pasaron los años en lugar de redimir tanto tiempo perdido y volver a buscar mi camino, mi odio creció a tal punto que ya no controlaba mi propio yo, me salia de control y no sabia como actuar ante la gente, insegura de todo me enfrasqué, hacia las cosas sin alejarme demasiado de mi zona de confort y resultó que todo aquello había dejado marca y una muy lamentable.
Me resultaba cómodo estar sola, alejarme de los grupos de amigos, sentía desinterés para evitar invitaciones, desinterés en conocer personas, desinterés en los estudios, desinterés en las cosas mas cotidianas de mi vida, toda la tristeza y la confusión la llevaba conmigo por no saber que hacer ahora, iba evolucionando mi rabia, estaba yendo al abismo.
No se como saldría de ese ciclo depresivo, hasta que conocí a una persona.. Alguie que me amaba como era, con mis trancas, mis pros y contras y de alguna manera me ayudó a estabilizarme, a confiar mis penas y seguir caminando con aquel peso en mi espalda, ya no me pesaba como antes porque ahora el carga el mismo peso que yo y le doy las gracias por haberme salvado. "El amor lo puede todo".
Esta historia esta basada en una experiencia real.
Ana.
Escrita por Mariangel Y. Veroes S
Gracias por leer este bello escrito que nos enseña que incluso la hoja seca junto a la flor puede revivir con mas amor.
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