El llanto cura el alma
aclara la mente y limpia el corazón.
Es necesario llorar,
en ese momento tal vez sentimos
un abandono de nuestro creador,
pero al terminar descubrimos
que lo que sentíamos
era que nuestro Dios nos tomaba fuerte
para que no desfalleciéramos.
Realmente no era el dolor que
nos hacia llorar,
era el milagro de protección
de nuestro ser superior.
Llora, llora y llora
si así lo necesitas,
veras cuando termines
que emergerán de ti las soluciones,
Y que un mundo de posibilidades se abrirá para mostrarnos un nuevo amanecer.