Saludos #Steemados amigos y amigas:
Volviendo a mi línea narrativa en las publicaciones, hoy les entrego un cuento de suspenso que toca un tema que es fuente recurrente de miedos irracionales y no tanto: La oscuridad... Espero que les guste.
¿Le temes a la oscuridad?
Por: Arturo Pérez Arteaga:.
Víctor seguía tecleando sobre el ordenador como un enajenado, era mucho el trabajo atrasado y su jefe demasiado exigente, por esto sabía que si no se ponía al día no sólo su ansiado ascenso, sino también su empleo estaban en juego.
Las horas pasaron raudas como ocurre cuando más apurados estamos, la combinación de su stress, tener una oficina iluminada en demasía y el no contar con una ventana, le impidieron notar que los últimos rayos de sol y sus compañeros de trabajo habían partido hacía ya varias horas.
Su cuello pesaba como ladrillo y su espalda lo estaba matando, no obstante Víctor no se despegaba de su labor, leía, corregía, calculaba, maldecía y eventualmente presionaba los dedos índice y pulgar de su mano derecha sobre su hombro izquierdo intentando encontrar, aunque de manera infructuosa, algo de alivio.
Repentinamente un ruido bastante extraño lo sacó de su concentración, le pareció que un objeto muy pesado había caído al suelo, desde su oficina con la puerta cerrada no podía siquiera intentar adivinar lo que podía ser, por eso detuvo su afán e intentó prestar atención.
Sólo en ese momento pudo notar que todo lo que le rodeaba era la más absoluta soledad, aguzó el oído por si se repetía lo que lo sacó de concentración, pero nada escuchó.
Apenas retomaba su labor cuando nuevamente sintió el ruido pesado y seco sobre el suelo del piso de oficinas donde trabajaba. Esta vez se levantó de la silla y se dirigió a la puerta de su despacho. No había alcanzado el picaportes cuando el ruido se repitió esta vez más intenso y podría apostar que más cerca.
Abrió la puerta de improvisto como queriendo sorprender a alguien y lo asombró la oscuridad que se esparcía tras ella. Muchas veces se había quedado trabajando hasta tarde como esa noche, pero el lugar nunca había estado tan poco iluminado. De no ser por la luz que salía de su oficina a través de la puerta, se podría decir que no había otra fuente de iluminación en aquel lugar.
Víctor tuvo el impulso de hablar, intentó decir algo para constatar que estaba solo, no obstante, de inmediato pensó que la acción podía ser peligrosa. Decidió caminar muy lentamente en la dirección en la que había escuchado los ruidos, pero antes debía permitir que sus ojos se adaptaran a tanta oscuridad.
Dio un paso, se detuvo, no escuchó nada y reanudó la marcha, en ese momento escuchó que unos veinte pasos delante de él algo pesado era arrastrado con dificultad. Lo dio como un hecho, de inmediato supuso que alguien se había metido en las oficinas e intentaba robarse algo.
Quizá fue un exceso de valentía o simplemente de curiosidad pero no se paró, avanzó muy lentamente con los nervios de punta, mirando a todos lados a cada paso. El sonido no se repetía y él no se detuvo.
Al llegar al sitio que calculó era el origen del ruido no vio absolutamente nada, sólo cubículos muy tenuemente iluminados y el camino despejado. De alguna manera se tranquilizó, pensó que su imaginación le había jugado una mala pasada, sacó el teléfono celular del bolsillo del pantalón y con su luz iluminó el área que le rodeaba y así terminó de recorrer el camino que daba hasta donde estaba el panel de controles de las luces y los aires acondicionados.
Una vez allí, descubrió que todos los interruptores de luz estaban apagados y de inmediato pensó que alguien intentó jugarle una broma al dejarlo totalmente a oscuras. Encendió las luces y todo el lugar se iluminó como un estadio.
Miró de forma panorámica y comprobó lo que sospechaba, estaba totalmente solo en aquel lugar, quizá el sitio mas impersonal de toda la ciudad. Volvió a su realidad y recordó que aún debía terminar su labor, caminó hacia su oficina y al recorrer unos cuantos pasos todas las luces se apagaron nuevamente, esta vez, incluso la de su oficina.
Víctor se congeló en el sitio y por instinto giró sobre sus talones, otra vez, celular en mano, intentó llegar a los interruptores, lo que podría parecer una tontería porque ya él los había dejado encendidos.
Unos cuantos pasos, un ruido muy fuerte de algo que cae al piso, Víctor se congela, voltea como en cámara lenta. Con el teléfono celular apunta en la dirección del ruido que era justamente tras él, no puede ver nada.
Sigue paso a paso hacia los apagadores, pero esta vez de espaldas y muy lentamente. Lo sorprendió la fría pared al toparse con ella, pero estaba más preocupado por no dejar de mirar hacia el pasillo.
Tanteó, aún de espaldas, para encontrar los interruptores, albergaba la esperanza de poder encender las luces, pero no tuvo suerte, el miedo no le permitía ser preciso y alcanzarlos, se volteó, otra vez todos estaban apagados, los accionó y de inmediato giró pero no tuvo tiempo de reaccionar, un golpe seco y muy fuerte directamente a la cara lo dejó sin sentido.
Mucho tiempo después aún se comentaba en los pasillos de ese espacio de oficinas que una vez trabajó allí un señor llamado Víctor y que un buen día decidió abandonarlos sin siquiera despedirse, sólo desapareció y nadie mas nunca supo nada de él.
APA:.
Les invito a visitar mi blog y revisar con confianza. Todos los comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidos.
* Todo mi apoyo a @cervantes y @castellano como testigos y mi agradecimiento a la @Familia-Hispana , al equipo de @Promo-Mentors y al proyecto @Steemados
Últimamente me he dedicado a leer relatos de este tipo, resulta emocionante tanto suspenso. Curiosamente la historia de Victor me recuerda una de las muchas veces que me quede trabajando hasta tarde y me sucedió algo similar, por suerte yo no desaparecí sin dar explicación.
He estado muy ocupada, pero pase a leerte y dejarte un comentario.
¡Un abrazo!
Quizá para alguno de tus ex compañeros ocurrió, te fuiste y no supo por qué... jajajaja... honor que me haces pasando aunque sea para leerme... espero que no sientas que perdiste tu tiempo... un abrazo amiga y espero que todo marche bien
En lo absoluto, me agrada leerte.
La cuestión es que... no tengo compañeros jajaja.
Gracias, trataré de no desaparecerme tanto.
Un abrazo.
Me gustó. A buen susto se llevó el hombre.
Saludos
Hola Ritaca. que bueno que te gustó... siii un gran susto definitivamente
Interesante, he oído sobre historias similares de las cuales dicen que son reales. Mayormente en países como Japón existen muchos mitos sobre desapariciones en oficinas de trabajos, se las atribuyen a espectros o cosas por el estilo.
En fin, su relato esta muy bueno, no me esperaba eso del golpe al final de la historia y la repentina desaparición, seguramente alguien escéptico en todo el sentido de la palabra diría: a lo mejor se trataba de algún asesino en serie que no dejó evidencia alguna de su crimen. Opino que eso sería creíble, pero eso es tan solo una divagación más de las que suelo tener.
Quisiera aportarle más con el voto, quizá en un futuro sea posible.
¡Saludos!
Gracias hermano, un honor eso que dices del voto, no te preocupes me basta con que te gustara la historia, ya en el futuro nuestros votos tendrán mucho valor y nos apoyaremos mejor... recuerda, es sólo ficción, producto quizá de mi falta de sueño jajajajaj... un abrazo
Me encanto la historia, estuve en suspenso todo el tiempo cada paso que dio por esa oficina y que final. Gracias por esta historia
Gracias por eso... que bueno que te gustó... es un ejercicio intentando generar suspenso, creo que contigo lo logré
Si para mi lo lograste felicidades!!!