Diabetes tipo I: Cuando el cuerpo no produce insulina. Predomina en jóvenes menores de 20 años de edad.
Diabetes tipo II: Cuando el cuerpo no usa la insulina. Predomina en adultos mayores de 20 años.
El proceso normal de nuestro cuerpo en el cual la insulina que es secretada por el páncreas se libera por influencia de varios estímulos, entre ellos la ingesta de carbohidratos y proteínas, que generan un nivel alto de glucosa en sangre y así favorecer la incorporación de glucosa a las células para su almacenamiento y reducir los niveles en sangre.
Pérdida de peso: cuando ocurre de manera espontanea.
Polidipsia: necesidad exagerada de beber agua.
Poliuria: aumento de las ganas de orinar.
Polifagia: aumento del apetito.
La diabetes tipo I puede ser autoinmune o idiopática, es decir, ocurre cuando el sistema inmunitario, que combate las infecciones, ataca y destruye las células beta del páncreas que son las que producen la insulina.
La diabetes tipo II, es la forma más común de la enfermedad, es causada por varios factores, entre ellos, el estilo de vida, defectos genéticos en función a las células beta del páncreas, defecto genético en la acción de la insulina, enfermedades del páncreas, entre otras. La diabetes tipo 2 suele comenzar con resistencia a la insulina, una afección en la que el músculo, el hígado y las células grasas no usan adecuadamente la insulina. Como resultado, el cuerpo necesita más insulina para que la glucosa pueda ingresar en las células. Al principio, el páncreas produce más insulina para cubrir el aumento de la demanda, pero con el tiempo deja de producir suficiente insulina y aumentan los niveles de glucosa en la sangre.
Cuando se presentan síntomas y signos como:
Poliuria
Polidipsia
Polifagia
Perdida de peso
Visión borrosa
Prurito vaginal
Cuando presentas factores de riesgos como:
Obesidad
Sedentarismo
Cuando se presentes síntomas y signos de complicaciones como:
Lesiones infectadas en ambos pies.
Infecciones urinarias a repetición
Trastornos visuales
Consume alimentos saludables. Puedes elegir alimentos que sean de bajo contenido graso, pero que contengan una gran cantidad de otros nutrientes. Éstas son algunas buenas opciones: cereales y panes enteros, frutas, verduras, leche, yogur, queso, carnes magras.
Restringe el consumo de comidas rápidas y refrescos con azúcar.
Camina alrededor de 30 minutos diarios, sube y baja escaleras o practica algún deporte de tu preferencia.