Fuente
Recuerdo lo molesta y sonrojada que me puse cuando un amigo por error leyó un archivo que contenía fragmentos escritos por mí, según eran buenos y lograban fascinar la atención de quién los leía. Su apreciación no fue para nada negativa al contrario se veía emocionado y buscaba la forma de convencerme en compartir lo que mi capacidad escupía. Él comenzó a indagar al respeto, desmedido diría yo y de ningún modo me han gustado las preguntas rápidas, menos esa mirada esperando movilidad de la boca en pesquisa de revelaciones inmediatas. Confieso que no sé cómo proceder frente a un cumplido no logro enaltecerme ante la circunstancias, sonrío y permanezco callada, puesto que si intentara juzgar de nuevo mi propia escritura diría lo mismo: es basura, debo continuar mejorando, cometo errores graves en la ortografía y suelo confundir muchísimo a mis lectores, eso en ocasiones me causa risa, no soy buena solo retozo a ser escritora.
En fin, mi amistad recomendó que subiera mis escritos en alguna página o blog para que un público disfrutara ojear mi arte, cuando escuché eso me reí y lo llamé tonto dos veces seguidas.
―¡Bah! ¿A quién podría gustarle o malgastar tiempo en leer mis locuras? solo son escritos mediocres, yo los describiría como cuerpos sin cabeza comparado con lo genial que escriben otros, además escribo solo para mí, quizá sea absurdo redactar y apilar en mis documentos pero, ¿compartir públicamente algo muy mío? ―Pensé y me formulé aquella vez. La verdad no le presté tanta atención a mi compañero y continúe con mi rutina, transcurrieron algunos meses y una conocida de mi trabajo me habló de una red social en la cual podías registrarte y subir post, automáticamente recordé las palabras de mi amigo y sentí curiosidad en el asunto ya que después de aquella plática quedé pensativa. En realidad darle uso a mis escritos no era tan descabellado, así que mostré interés y logré obtener información, estaba decidida a dar el paso, algo distinto a lo que acostumbraba a perpetrar. Ágilmente me enganché y me sentí cómoda escribiendo para un público que recompensaba con votos o comentarios, posiblemente un arma con doble filo hacerte perfeccionar o destruirte.
A medida que continuaba conocía excelentes escritores que se tomaban muy en serio la literatura, me di cuenta que tenía más fallas de las que creí, pero eso no me desanimó al contrario me hizo querer aprender y ubicarme a la altura de cada uno de ellos, para mí representaba un desafío. Todo iba bien, pero luego tristemente por problemas que se escapaban de mí tuve que alejarme y publicar esporádicamente, me enfríe, perdí el entusiasmo de participar, prácticamente abandoné y dejó de importarme el blog.
Meses después al solucionar algunos problemas y recuperar el internet intenté retornar, y mi sorpresa fue observar que todo había cambiado, aquellos buenos escritores que conocí ya no estaban. Me sentía confundida y triste por haberme perdido de tantas cosas. Pero logré contactar a dos buenas colegas: @antoniarhuiz y @zhanavic69 amigas que conocí en el discord durante mis inicios, quienes me explicaron de forma recapitulada aquellos cambios. Resulta, que ahora existían dos blog, es decir del primero por razones que no mencionaré había nacido otro ¡rayos! Para mí fue cómico y me reí, porque en aquel entonces imaginé un lápiz con dos cuadernos que simulaban ser sus cabezas, el cual se separaba a la mitad, mellizos que competían por regenerar el mejor cuerpo y obtener más fama, que risa. Si estoy loca :)
Entonces, nuevamente me sentí poderosa, volví aventurarme en Steemit y ahora en HIVE, pero debo confesar que me siento como al principio, como si estuviera flotando, buscando sentido a esto, formulando preguntas ¿podré hacerlo bien esta vez? ¿Seré capaz de recuperar o ganar nuevos lectores que se interesen por lo que escribo y me apoyen? Todo me origina un hueco en el pecho, una vacilación y de verdad lo estoy intentando, de veras lo intento. Por otro lado, creo que mi trayectoria en la escritura ha tenido quizá un leve crecimiento, una continua evolución y vale la pena seguir trabajando, tan sencillo como eso.
No importa si somos ancianos, lozanos, robustos o feos, si la suerte ha sido o no generosa cuando nos entregan las virtudes o la dádiva y habilidad de escribir, igual debemos esforzarnos por lo que deseamos, si nos gusta verter sentimientos escrito sobre el papel debemos hacerlo viable y no rendirnos, ser dignos de inspirar a otros que no se atreven a compartir tan maravilloso universo que nace y se cuela por las rendijas de sus mentes.
Ser constantes y nunca dejar que muera la emoción por crear.
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Saludos amiga, no desfallezca, sigue adelante con lo que tengas. Gracias por la mención.