A todos en alguna ocasión nos pasó por la mente el deseo de aprender a tocar un instrumento (en mi caso, la guitarra). Algunos van más allá de ese deseo, compran el de su agrado y contratan un profesor, van a un conservatorio o buscan cursos en internet. Luego, al encontrarse con dificultades para aprender como uno quería, se desmoralizan y desesperan, abandonando la práctica. Piensan que se requiere de más talento del que se tiene, más tiempo libre, pasión, etc. y desisten dejando el instrumento decorando un rincón de la casa por años.
Es en ese punto, en ese momento, donde quiero compartir unas ideas que vienen al caso.
Recordemos qué nos incitó a tocar un instrumento. ¿Fué para impresionar a alguien? ¿Fué porque te imaginabas tocando un solo en un concierto mientras te aplaudían por tu virtuosismo? ¿O era porque sentías la necesidad de crear tu propia música y deseabas la satisfacción de un reto personal logrado?
Básicamente, hay dos tipos de motivaciones; las externas y las internas.
Las motivaciones externas son las que te motivan a hacer algo pero influenciándote de factores externos, es decir, ganar dinero, la aprobación de algunas personas, un logro que haga impresionar y dejar huella en la sociedad, etc. Este tipo de motivación es muy eficáz para empezar un proyecto (en nuestro caso aprender a tocar un instrumento). Sin embargo, a pesar de que te ayuda a comenzar con mucho ímpetu y avanzar hasta cierto punto, estas motivaciones por ser externas pueden cambiar o desaparecer, y ese motor que te impulsaba empieza a fallar antes de lo que imaginas.
La motivación externa te da un empuje inicial notable y efectiva, pero a corto plazo. Si quieres ser un músico de parrillas y reuniones, que sabe ciertos acordes y entretienes un poco a algunos amigos, este tipo de motivación es la indicada porque no te va a hacer avanzar mucho. Quiero recalcar que ésta meta de ser un músico sin muchas ambiciones no tiene en absoluto nada de malo o incorrecto. Si lo ves como un hobby y lo disfrutas compartiendo con tus amigos, ya es suficiente para llenarte y ser feliz en tu nuevo campo. Fijaste una meta y lo lograste. Puedes tener trabajos agobiantes y no tener tiempo para llegar más lejos. Por tanto, es una buena meta y disfrutas su camino para llegar a ella.
Bien, hablemos ahora sobre las personas que quieren llegar a un nivel que puede ser considerado profesional en la música. Para ello, estoy convencido que además de la motivación externa explicado anteriormente, necesitas forzosamente de la motivación interna, más importante y definitiva. Esta es a largo plazo, no se extingue fácilmente y te da esa fuerza y voluntad necesaria para cuando se presenten las dificultades y retos para mejorar.
¿Cuáles son las motivaciones internas? Hagámosnos las siguientes preguntas: ¿Quieres demostrarte a ti mismo que tienes el empuje y capacidad de lograr ese solo tan difícil de guitarra? ¿Quieres tener la satisfacción de que fuiste capaz de tocar completamente esa canción que tanto te gusta? es más, ¿Tienes deseos de sentirte realizado si tú mismo compones una canción? Si tus respuestas son afirmativas, tienes motivación interna. Es la necesaria para poder llegar a ser músico a nivel profesional.
Por supuesto, hay factores como el talento, comenzar de adulto, falta de tiempo, etc, pero esos son factores que no impiden tu meta sino que la retrasa. Tu motivación interna es la que marca la diferencia.
¿Sucede que quieres ser un excelente guitarrista, pero no tienes suficiente motivación interna? Pues entonces busca la manera de que las tengas; visualízate sintiéndote realizado como si ya venciste los retos, imagina cómo te sentirías en el momento que compusiste tu primera canción...busca una manera, una parábola que te lleve a crear o potenciar esa motivación.
Hasta el mejor de los músicos se han desmotivado. Eso es normal. Algún suceso ocurrido, situación de stress, la demora en aprender un pasaje, etc. son factores que deprimen y merman la motivación interna. En estos casos es mejor tomar unos días de descanso, NUNCA hay que practicar con un instrumento si no se tiene ganas de hacerlo. No solamente no aprendes, también empezarás a odiar las prácticas y abandonarás tu proyecto.
Para concluir, solo me queda decir que aprender un instrumento te da una satisfacción difícil de describir. Expande el pensamiento, y el camino para aprender te resultará interesante. Así que si quieres ser un músico, anímate y explota al máximo tus motivaciones, sobre todo las internas! Eso será el mejor comienzo para el entretenido camino que haz escogido.
Las motivaciones externas e internas siempre son útiles no solo para aprender a tocar un instrumento musical. Para otra cualquier otra actividad que quieras realizar, son de gran utilidad.
Hasta siempre, amigos. Espero les haya gustado el artículo. Exitos, y ¿Cuál instrumento te gustaría aprender a tocar?
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