Saludos, ésta frase creo resume toda tu historia, que además de fascinante me llama mucho a la reflexión. Soy una persona que siempre tiene a Dios en la mente y en el corazón y para mi Él es el motor de mi vida.
Más sin embargo, también concuerdo con que somos un cúmulo de energías, las cuales pueden ser buenas y también no tan buenas, a tal efecto, nuestro cerebro se convierte en un agente transmisor de necesidades, sueños por llamarlos así que da órdenes cual general de brigada y nos obliga a cumplir la función, ésta necesidad se vuelve deseo y es aquí donde decretamos nuestros sueños, a éstos los anhelamos, unos se lo entregan a Dios como tú lo hiciste, y como yo lo hago y otros a la divina providencia o a sus propias creencias.
En cualquier instancia que así suceda ésto es válido. Somos soñadores por excelencia, algunos ponemos nuestra fe ciega en Dios que nos abrirá sus caminos cuando sea su voluntad y otros que se fijan metas para cumplir sus destinos. Me encanta leer relatos de vida que dejan reflexión y que dan pie al debate enriquecedor.