sin miedo ni ataduras,
con el privilegio de amarte,
con el peligro latente de hacerte
mi vicio más frecuente.
Quiero quererte así,
sin que me prometas ser
mía para siempre,
sin que se oponga tu cuerpo,
ni tus caricias se me nieguen.
Quiero quererte así,
con el privilegio de lamerte todas
imperfecciones que dices que tienes,
con la cadencia de tus caderas
que me hipnotizan y enloquecen.
Quiero quererte así
con el calor inmenso de nuestra piel
y el alivio de la lluvia de tu vientre,
con la luz que me traen
tus gemidos por las noches.
Quiero quererte así
como el instinto me lo demande,
con tus ganas desbordadas,
con tus ganas de hembra en celo,
con el embrujo de tus besos.
Quiero quererte así
sin jaulas ni cadenas,
lastimándonos los sexos, los lunares,
descubriéndonos a besos y mordidas
el misterio de nuestros poros,
convirtiéndolos en verdades.