Cuando se ha perdido la razón que influye en la prosperidad, en el esfuerzo, en la autorealización, en el bienestar común, en el respeto y en los valores humanos más esenciales, es porque se ha elegido ser un parásito miserable y destructivo.
Quien espera que todo se lo den, que todo se lo hagan, sin siquiera haber hecho el más mínimo esfuerzo por ganárselo, se equivocó de vida. El mundo involuciona cuando se habla de «derechos»; pero, ¿y los «deberes», son solo parte del papel sanitario?
La sinvergüenzura respalda todo lo que describes, pero ha tambien una cuota de egoismo cietamente pensamos que no los merecemos todo, sabiendo que hasta en la vida es una relación ganar-ganar. Saludos
Gracias por tu aporte, @erilej. Encantado de tenerte por acá con tan potente comentario. Besos.