Se deshizo de lo que quizás consideró como herramientas importantes que le servirían para seguir su camino y lograr así el desarrollo pleno de su personalidad. Más aún así, conservó sin darse cuenta, lo más valioso, el contenido. De nada nos servirá exhibir grandes cantidades de libros si no logramos decodificar los mensajes dándole utilidad para la vida. Con este relato vuelvo a entender que lo material, son sólo atavíos superficiales. Excelente. Te sigo viendo. Saludos.
Eso es muy cierto, el conocimiento debe ser aplicado en lo cotidiano para que pueda existir un verdadero proceso de aprendizaje. Por otra parte, tiene razón, de nada vale lo material cuando internamente no se está satisfecho.
Gracias por la visita. Saludos.