Aquí va el mío:
Nada resultó como lo esperaba. Miró por última vez su obra y por un instante recordó, que le había tomado exactamente siete días en concluirlo, pero sólo fue una efímera nostalgia, una niebla que rápidamente disipó al levantarse. Luego con el mismo esmero que puso al crearlo, destruyó de un golpe certero el hormiguero. Ese intrincado laberinto en miniatura donde pensó encontrar consuelo a su soledad era ahora un amasijo de vidrios y tierra desperdigados por el piso. La furia había terminado por imponerse. Sólo entonces, comprendió la desmesura de su acto.