Lorena, la detective Miriam y Lolo el gato.

Llega a la oficina una mujer de unos 40 años de edad, cabello castaño hasta la cintura, ojazos verdes y el resto eran huesos, lo que se llama mal equipada, sin decir, esta boca es mía se deja caer en la silla.

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No doy más¡
-Ayúdeme por favor, usted es detective, ¿Verdad? Así dice el cartel en la puerta.
-¿Puede ayudarme? su voz descendiendo hasta llegar a susurro.
-Sí, por su puesto.
-Dígame qué le pasa?.
Pero primero déjeme buscarle algo de jugo, se vé muy agotada.
Un poco más tranquila Lorena Montero, comienza a plantear el problema a la detective Miriam Pinto. Y le dice que su gato Lolo va a morir en manos de ese criminal.
-¿Su gato? la detective creyó haber oído mal.
-Sí, mi gato Lolo. El maniaco de mi marido lo odia, lo tiene sentenciado, cualquier día amanece tieso mi pobre gato.

Lorena sigue dando detalles a la detective, mi marido es quien prepara la comida en casa, él se esmera preparando los platillos más exquisitos, muy condimentada para mis gustos, soy una persona que le gusta la comida ligera. Cuando mi marido se descuida boto la comida en la basura y Lolo mi gato se la come. Esa noche nos fuimos a dormir y a cada rato mi marido me preguntaba, "te sientes ".

Al día siguiente, Lolo mi gato, amaneció muy aturdido, lo lleve a la clínica veterinaria, y por fortuna fue salvado. No pensé, nada en especial, creí que era algo normal.

Una semana después, mi marido prepara nuevamente una exquisitez y de nuevo la boto a la basura. Lolo mi gato se la come de la basura, pero esta vez mi gato amanece con las patas tiesas y con espuma en la boca, de inmediato lo llevo al veterinario, y éste me dice, que el gato murió envenenado con cianuro.

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La detective Miriam Pinto, muy interesada en el caso, le pregunta a Lorena.
-¿Usted cree que su marido envenenó a su gato?
-Si, porque es él, quien prepara la comida en la casa.
-Ah¡
-¿Usted come la comida que prepara su marido?
-No, la boto a la basura. Y el gato se alimenta de la basura.
La detective, sigue tomando nota y continúa haciendo preguntas.
-¿Tienes problemas con tu marido?
-No.
-¿Tienes propiedades?
-Si, soy heredera de una gran fortuna.
La detective en forma tajante le dice:
¿Tú marido te quiere ver muerta?
¿Cómo? No lo puedo creer, si hoy me preparó una ensalada para complacer mis gustos y por primera vez me la comí.
Al mismo tiempo, Lorena comienza a sentirse mal, sudando frío, y un fuerte dolor abdominal, cae de largo a largo en la oficina de la detective, con signos de envenenamiento.

Inmediatamente, la trasladaron al hospital, aplicándole los auxilios necesarios, con la suerte que le salvaron la vida. Al mismo tiempo las autoridades apresaron al marido de Lorena, quien fue sentenciado.

Lorena, ya recuperada, con otro semblante y con la verdad por delante, dijo:
-Tantos años durmiendo con el enemigo. Nunca pensé que me quería ver muerta. La ambición hace cometer actos impropios.