Jeremy Mayer es un artista norteamericano radicado en Oakland, que recicla viejas máquinas de escribir y las convierte en originales esculturas. Lo interesante es que para ello no utiliza más que las piezas que obtiene de éstas máquinas, y al unirlas no recurre a soldadura, pegamentos o tornillos, lo hace exclusivamente con los resorters, engranes, pernos, tuercas, arandelas de presión y cualquie otra pieza que puede utilizar para tal fin, que obtiene igualmente de las mismas máquinas de escribir.
El hecho de usar exclusivamene las piezas de las máquina le agrega un enorme grado de dificultad a sus obras, y las hace todavía más meritorias. Además no retoca ni repinta las piezas, las usa tal como las encuentra, con la pátina natural que estas han adquirido con años de uso. La elaboración de algunas obras le han llevado hasta 1,400 horas. Aquí les dejo una pequeña muestra de su trabajo, mismo que se ha expuesto en numerosas galería de los Estados Unidos.
Post publicado originalmente en uno de mis blogs previos: poertas
Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.
©bonzopoe, 2018.
excelente foto, entra a mi blog soy nueva, sigueme
Sus obras son interesantes, pero me hubiera gustado ver una escena donde están en interacción todas sus esculturas, ver las dimensiones del humanoide frente a la araña y la libélula volando, hubiera sido interesante.
Por otro lado el grado de dificultad de crear estas obras solo con maquinas de escribir y sin modificarlas se le suma la descontinuaciòn del producto de las maquinas de escribir que se hacen mas escasas, esto hace que la obra sea mas llamativa.
Gracias por el post muy interesante.
Que tal @osamin gracias por leerme y por tu comentario. Si visitas la página web del artista vas a encontrar algunas imágenes que te pueden dar idea de las dimensiones, pero me parece que no hay ninguna como la que comentas, y como bien dices, con la descontinuación de las máquias de escribir la obra es más meritoria aún. Saludos desde Mérida, la de México.