Cuenta María Dos Santos Dolores Aveiro que en el humilde barrio portugués en el que crecieron sus hijos había muchos vicios y problemas, como droga y delincuencia producto de la misma miseria que se respiraba en la zona. Casi todos los adolescentes tenían tendencia a irse por malos pasos, excepto su hijo menor, al que sólo le obsesionaba una sola cosa: ser el mejor jugador de la historia del fútbol.
Han pasado años desde aquellos tiempos en los que María era bordadora y sus vecinos les solían regalar platos de comida que ella dividía entre sus hijos Kátia, Elma, Hugo y, por supuesto, Cristiano. Pero hoy en día vive bien y es ella quien ayuda a los demás con obras de caridad, gracias a la pasión y sacrificio del más pequeño de sus retoños que se decidió a perseguir, contra todo pronóstico, su sueño futbolero.
Posiblemente aún no lo consigue –aunque hay quienes dicen que sí, incluyéndolo a él mismo–, pero a sus 33 años está más cerca que nunca, pues de hecho ya se convirtió en leyenda.
El actual capitán de Portugal es goleador de todos los torneos importantes en los que ha jugado, a excepción de uno: La Copa del Mundo, donde sólo ha marcado tres tantos en las tres ediciones que ha participado.
Y es este torneo precisamente el que podría darle el último empujón para escribir su nombre en la historia como el mejor futbolista que se haya podido conocer o, al menos, el más determinante, decisivo y ganador.
El reto es complicado, pues sus compatriotas son de poco renombre y no están a su nivel –y lo saben–, lo que hace que la oncena lusa no sea tan competitiva como España (con quien comparte el grupo B), Francia, Alemania o Argentina.
Sin embargo, con estos mismos jugadores –un nombre más, un nombre menos– la estrella del Real Madrid conquistó la Eurocopa del 2016, para sorpresa del mundo entero y, aunque no terminó la final por lesión, sus goles en las eliminatorias, primera ronda y semifinales fueron vitales para que tal hazaña fuese posible.
En Brasil 2014 una molestia física le impidió dar lo mejor de sí, pero a Rusia 2018 llega en forma y tras ganar su tercera Champions League consecutiva, por lo que se podría decir que es ahora o nunca, pues la edad probablemente no le permita jugar otro mundial.
Ya han pasado dos años desde que María publicó en Twitter la felicidad que sentía porque su hijo era campeón de Europa con su país. Resaltaba el esfuerzo que había hecho durante toda su carrera para conseguir este tipo de trofeos. Y ahora sin duda espera un desenlace parecido en suelo ruso, para volver a hacer uso de la red social del pajarito y expresar su orgullo por Cristiano, a quien en algún momento pensó en abortar por temor a no tener nada que darle para comer.
Este artículo forma parte de una serie de trabajos sobre el Mundial de Rusia que llevan por nombre En Tierra de Putin
Wao!! Que historia tan hermosa!
Yo creo que las madres juegan un papel fundamental en la motivacion de los sueños de sus hijos. Porque si Cristiano hubiese tenido una madre que no se preocupara en lo minimo, o que al menos no tuviera aquel gesto de dar de comer a sus amiguitos y contentarles el rato, él no fuese lo que es ahora.. Un grande del futbol..
Gracias Braulio...
Esta es una de mis historias favoritas del fútbol, y tiene mucha más tela que cortar: por ejemplo, Hugo, el hermano de Cristiano, es uno de los adolescentes que se vio involucrado en muchos problemas, entre ellos el alcohol, el cual lo persiguió toda su vida.
La única forma de que lo dejara fue jurándole a Cristiano que lo haría si ganaba una Champions con el Real Madrid, la cual obtuvo en 2014. Desde entonces su mejoría ha sido notable.
Es una hermosa familia que salió adelante gracias al fútbol :)