Dos tipos con una carrera ridículamente impresionante. Que han minimizado cualquier esfuerzo de sus rivales por acercárseles. Que han convertido a los que creíamos más grandes futbolistas de la historia, en simples mortales que corren en una cancha. Que se han cansado de callar bocas.
Pero lo más importante, dos tipos que no tienen que demostrarle nada a nadie y sin embargo quieren hacerlo... ¿Se puede hablar mejor de un ídolo?