Es increíble como una pequeña y no muy conocida población, ubicada al sur de Venezuela, tienen una mitología tan rica y parecida a otras, una prueba más del pasado en común que tiene la humanidad y de una verdad que aún no ha sido descubierta.
Empecemos con el gran Creador, Wanaadi, él estaba en lo más alto, dando luz y alumbrando todo. Si analizamos etimológicamente la palabra Dios proviene de la raiz protoindoeuropea deiwos~diewos, que significa brillo, resplandor. Esa luz tenía el poder de dar alegría y vida a la gente, por eso no existía la maldad ni la guerra y la gente vivía junto a los Dioses, igual como en Asgard, el edén, el olimpo entre otros.
Quiso Wanaadi un día crear gente en la tierra, un sitio en donde no había nada, y envió a su mensajero, a un doble de sí mismo. Aquel mensajero llevaba un bolso donde guardaba su maraca, su tabaco, su poder y la noche. Fue acompañado de su sobrino, quien claramente tenía órdenes de no abrir el bolso, pero aquel sobrino lleno de curiosidad y ganas de ser poderoso desobedeció, haciendo que la tierra se oscureciera y como castigo fue convertido en mono, creo entonces el sol, la luna y las estrellas para alumbrar el mundo nuevo.
Algunos piensan que la mitología precolombina está influenciada por la inquisición católica, como un argumento para justificar las muchísimas similitudes, otros nos quedamos maravillados de como en toda la cultura precolombina, radica una magia y conocimientos ancestrales que por alguna razón ha querido ser borrada de la historia.