No les pasa que al llegar a un nivel de madurez determinado, donde por fin sientes que algunas facciones de tu vida se encuentran estables algo no está bien, una voz dentro de ti te dice que a pesar de tu felicidad actual algo no encaja en toda tu realidad. Creo que este es un sentimiento con el que vivimos muchas personas y sea cual sea el detonante se encuentra en el pasado. Les hablare de una experiencia propia y me valdré de ella para darles un consejo, un consejo el cual ahora para mi es ley de vida.
Todo comenzó en mi niñez, era alguien diferente, no era como los otros niños y bueno les aseguro que ellos se encargaban de recordarmelo siempre. Mientras fui creciendo fui superando muchas cosas, encontré mi grupo de amigos, encontré gente que me quería por quien era y todo estaba tomando algo de sentido, todo el sentido que puede tener la vida de un niño de 9 años con problemas. Así fueron corriendo algunos años y creí que nada más podría tumbarme, eso pensé hasta que llego la “gloriosa” pubertad, esa etapa donde los niños se vuelven adolescentes, o como yo los llamo “intentos fallidos de hombres”. Todo parecía estar bien, todo estaba viento en popa, solo me preocupaba por mí, mis amigos y alguna que otra chica la cual me gustaba o que congeniáramos, era el “adolescente” promedio con problemas de rebeldía normales, hasta que comencé a cometer errores, errores que de alguna manera me llevaron a lo que soy hoy, el más grande de esos errores lo cometí con mi primer amor. ¿Saben lo que es no? Para mí era esa persona que detenía el tiempo, esa chica que te hacia vibrar y que al estar juntos te sentías completo, no les mentiré fue una relación estupenda, ella me hacia el ser más feliz del absurdo mundo, no podía despegarme de ella ni un minuto porque ya la extrañaba, que les puedo decir, estaba perdidamente enamorado de una princesa perfecta, hasta que metí la pata y hasta el fondo.
Llevábamos ya algunos años, la relación se volvió estable y seguía siendo bonita, éramos una pareja pero como a todo hombre, eso no me bastaba. Conocí a otra chica, nos divertíamos, hacia cosas con ella que con mi pareja no, una cosa llevaba a la otra y por alguna razón empezaba a sentir cosas por ella, salieron de la nada y por meses me pregunte que me pasaba, que eso no estaba bien, en fin, ya deben saber que esto condujo a que rompiera con mi pareja, ¿fue estúpido? ¡CLARO QUE SI! No pensaba exactamente con la cabeza, bueno no con la que debería hacerlo. Después de un tiempo con la otra chica me di cuenta que no era lo que quería, que extrañaba lo de antes y que lo que de verdad quería era a mi princesa perfecta, pero ¿Cómo volver a ella si le había roto el corazón en mil pedazos? Pues, todos sabemos que el modo incluye muchas horas de rogar y quedar como imbécil, porque al fin y al cabo uno lo es. Después de unos meses volvimos a estar juntos, éramos los dos contra el mundo de nuevo y me sentía el rey del mundo, mi felicidad desbordaba por todas partes y solo quería presumir a la belleza que tenia de nuevo a mi lado, ¿Final feliz? Créanme que ni se acerca. Al año de volver a estar juntos ella me termina no de la mejor manera, me termina sin explicación y justo antes del mejor momento que pudimos tener, simplemente acabo conmigo con mentiras, desprecio y mucha indiferencia. Ahí inicio la travesía a la cual me condujo mi error.
El tiempo que siguió a esa ruptura fue para mí tan fuerte como el que describe Dante en “la divina comedia”, caí en un cuadro depresivo donde antes de irme a dormir lloraba unas cuantas horas, todo había perdido el sentido para mí, ya mi vida no tenía luz, o bueno eso se sentía. Las cosas que me gustaban hacer habían perdido importancia, me sumergí en una rutina de cosas donde trataba olvidarla y seguir mi camino porque sin ella sentía que no lograría nada. Sentimientos como alegría, amor y otros habían perdido su significado, era un recipiente vacío, un autómata sin alma, solo vivía un día a la vez esperando que el sufrimiento acabara.
Un año completo de dolor, un año de máscaras con sonrisas falsas y de resentimiento, al pasar el año nos volvimos a encontrar, empezamos a hablar, intentamos ser amigos, intentamos que no se perdiera el pasado. Un día de la nada nos besamos, hablábamos a diario, nos preocupábamos el uno por el otro y la chispa se sentía cálida, algo estaba empezando a funcionar, algo en mi sabía que algo estaba mal, que esto no era real y en efecto, no lo era, me di cuenta que la princesa perfecta no era tan perfecta, que era diferente a la persona a la que recordaba hasta el punto donde al verla a los ojos no la reconocía en lo más mínimo. Me di por vencido, caí en hueco y la depresión volvía, volvía a ese lugar del que quizás nunca salí del todo, todo se volvía oscuro de nuevo. De la nada un día todo esto que sentía paro, el peso sobre mi pecho disminuía y no sabía el ¿Por qué? Decidí irme unos días, estar solo conmigo y definir quién era, esto es lo que vino a mi…
Al igual que ella yo no era la misma persona, no era el mismo adolescente de antes, me convertí en un hombre con metas y un lugar a donde llegar, entendí que yo no la perdí ese día que me dejo, la perdí el día que yo le falle y deje de tratarla como lo que era, MI NOVIA. Entendí que ella fue mi primer amor, que siempre la llevaría conmigo, llevaría su olor, sus besos y hasta sus palabras, era tiempo de que me hiciera responsable por mi pasado y que debía dejar de llevarlo en un saco a cuestas, era tiempo de seguir adelante y dejar que ese pasado se convirtiera en una nueva versión de mí.
Las personas vivimos cargando el pasado en nuestras espaldas, arrepintiéndonos de lo que alguna vez fuimos, de nuestras decisiones y de donde estuvimos, ¿Pero saben? Eso tiene que acabar, no debemos arrepentirnos, no debemos negarlo ni dejarlo atrás, gracias a ese pasado, a ese dolor, a esa felicidad y a todo el conjunto de ellos somos lo que somos ahora, somos el resultado directo de nuestras acciones y de nuestros errores, eso no nos tiene que avergonzar, nos debería dar vergüenza negarlo y esconderlo de los demás como si fuera algo de que apenarnos. El pasado no nos define, es solo un punto de partida para lo que en algún momento serás y te prometo que al voltear te sentirás orgulloso de ese pequeño que no dejo que unas simples palabras lo dañaran, de ese casi hombre que sintió lo grande de conseguir el primer amor, de ese hombre que logro entender todo y hacer que el mundo fuera suyo. Agradécele al mundo por dejarte vivirlo, te prometo que valdrá la pena.
¡Gracias por su tiempo!
Ok, entiendo perfectamente esto hermano, perfectamente bien, muchos hemos pasado por esas cosas o almenos parte de ellas, y creo que el pensar en eso y reflexionar es lo que nos muestra en algun momento que hemos crecido y que solo nos queda aceptar nuestros errores sin culpar a nadie de ellos. Saludos
Es así hermano, llega el momento donde sabemos que la culpa no nos llevará a nada.
Gracias por tomarte el tiempo para leer
Awwww que cute! #HombrePeloEnPecho jajajaja