Me muero por conocerte

Me cuesta no pensarte en el día, y pensar en constancia el momento exacto en que este desequilibrio unido a la distancia se rompa. Me muero por saber el modo en que caminas, y sí miras a los demás de un modo similar en que me miras. Me muero por ver y probar como cocinas, porque sé que la mínima cosa que tocan esas manos se vuelve una cosa divina. Te miro a la distancia, sonriendo ante los buenos días, y a pesar de que te conozco, no puedo evitar seguir queriendote en mi vida.

Me muero en el preciso momento en que pienso ese momento, en el que te acercas a mí con los ojos saltones y el corazón saliendose, entreabriendo los labios y mirándome como sí yo en realidad no pudiera existir. Quiero saber lo que se siente que alguien que creías imposible en tu vida te toque. Necesito saber cómo es eso de tocar a alguien que venías anhelando por meses, por años, ese instante en el que no haces más que alzar en un abrazo a esa persona y llorar, llorar como sí te hubieran quitado algo pero en realidad haber encontrado todo.

La vida es tan irremediablemente problemática que se empeña en poner lo que más quieres en sitios ilógicos, pero para que te esfuerces en buscar la manera de conseguirlo. Me muero por conocerte, me como uñas, choco con paredes, grito desesperada. ¿Y besarte? ¿Abrazarte? ¿Acomodarte? Por favor, yo quiero acomodarte, yo quiero ser siempre por quien te esmeres y te desesperes. Me muero, me muero, me muero, lo anhelo, lo deseo, y no como un capricho, no como un deseo superficial, pues para esto no es necesario sentir tanto, y, cariño, como te siento, como te quiero.

Camperos

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