Esta es una historia que escuché en un viaje que hice recientemente a Veraguas, en la región de La Arauca. Una leyenda que, según sus habitantes, es tan real como espeluznante.
En un pueblo llamado Acora, en el pacífico, quedan solo las ruinas de un convento tan grande que ocupa casi una cuarta parte del sector. Allí aún yacen historias de las cuales sólo las paredes son testigos, pues ningún ser vivo se atreve siquiera a entrar por la puerta.
Para finales del siglo XIX, el covento era la escuela de las religiosas por excelencia, una ciudad que no tendría nada que envidiarle a El Vaticano. Dónde cada día llegaban Novicias de diferentes partes del mundo para preparse a su llamado.
La madre superiora: Sor Matilde.
Sor Matilde o Madre Matilde como solían decirle, era la encargada de que todo marchara en orden en este monasterio femenino, desde cuidar de que cada practicante cumpliera con las normas, hasta encender las velas del santuario. Y precisamente por allí viene final y a su vez comienzo de esta historia.
Poco se sabía de la biografía de Matilde Frédérich pues ella era la que más antiguedad tenía en este lugar y anuado a su voto de silencio, solo los rumores y chismes de pasillo eran los que hablaban por ella. Según decían, La Madre Matilde había sido violada cuando apenas era una adolescente, quedando así en cinta. Sus padres hicieron que diese en adopción a ese niño que venía en camino producto de la suciedad de aquel malvado hombre del cual nada se sabe, o por lo menos eso hicieron creer, ya que en el pueblo se comentaba de que sus padres se habían hecho cargo de hacer que ese niño no viviera. Por vergüenza la obligaron a pagar el crimen de haber sido violada, internandola en un convento y obligandola a hacer un voto de silencio de por vida. Solo eso se sabe. Matilde nunca más vió a su hijo
Acababa de comenzar el onceavo mes del año, casualmente, día de los Santos Difuntos, La Madre Matilde como todos los días encendió las velas y velones del santuario y fue a dar su recorrido para asegurarse de que todas las puertas y ventanas se encontraran cerradas.
En su paso por el salón de oratoria, Matilde escucha el llanto de un niño, asustada y con muchos recuerdos en su mente, Sor Matilde corre a socorrerlo, por sorpresa, al llegar no había nadie, solo jarrores y cuadros que adornaban el salón era lo que veían sus ojos. Sin embargo el llanto del niño volvió a escucharse, esta vez en la segunda planta, donde están los dormitorios. Sor Matilda aún con su instinto de madre, y un poco desesperada fue en busca de aquel sonido, encontrando sólo camas y monjas dormidas.
Una vez mas Sor Matilda volvió a escuchar el llanto de ese niño, pero ahora el sonido venía del santuario, y en un torpe intento desesperado por ayudarle, Sor Matilda enredó sus pies en las cortinas y cayó al suelo.
Como si se tratase de cabar su propia tumba, las cortinas cayeron sobre los velones que hace apenas unos minutos había encendido la propia Sor Matilde y en pocos minutos todo el convento estaba ardiendo en llamas. Las llaves solo las tenía Sor Matilde, por lo que todos los que allí estaban murieron junto con ella, solo una monja logró sobrevivir lanzandose por la única ventana abierta, la ventana de la habitación de Sor Matilde.
Desde ese día, el convento fue considerado campo santo. Sus habitantes cuentan que todas las noches, se escucha el clamor de una mujer que pide a gritos que le devuelvan a su hijo. Hay quienes han intentado ir en ayuda de esa mujer que deseperadente exclama socorro y más nunca han regresado de ese lugar. Lo que queda en duda, es si realmente todo sucedió como fue contado por la única sobreviente o si Sor Matilde encerró a todas en en ese lugar y lo prendió en fuego como un acto de venganza de su triste vida. ¿Usted que opina?
Esta historia no es un hecho real, solo soy yo con esta imaginación creando fantasías que quizas te gusten leer. Las fotografías han sido sacadas de la internet. Abajo les dejo los link.
https://vramon1958.files.wordpress.com/2014/10/iglesia-de-los-carmelitas.png