La versión más popular sobre el origen de la novela de Mary Shelley es la que tiene que ver con un sueño que tuvo la autora en una noche de verano de 1816, pero de lo que no se habla tanto es de que lo que Shelley trataba de hacer era reflejar una de las grandes aspiraciones de la mente humana, y es conseguir ser un dios. ¿Pero qué pasa cuando una persona al azar, vamos a llamarla por ejemplo Victor Frankenstein, logra ser Dios dando vida a otra forma de vida (valga la redundancia), solo que su experimento se le va de las manos? ¿Cómo reaccionó el Dios del Génesis bíblico cuando vio que sus criaturas no eran lo que Él esperaba?
En esta entrada de blog yo analizaba el sentimiento que mueve a prácticamente cada personaje de la novela, y es el miedo a lo desconocido y a aquello que escapa de nuestro control. En la descripción detallada de estas sensaciones, entendí que Shelley criticaba esta estructura de la mente humana cuando ponía en palabras de Victor Frankenstein la siguiente frase: "Nada hay tan doloroso para la mente humana, como un cambio grande y repentino."
Aquí encontrarás el ensayo completo: Frankenstein o el moderno Prometeo: entre lo divino y lo mundano I
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STOP
¡Muy interesante! He leído la novela de Frankenstein, y esta obra maestra es fascinante por el gran sentimentalismo con el que esta escrito y las grandes reflexiones que trae consigo sobre el ser humano.