RELATO Y TIPS DE UNA MAMÁ PRIMERIZA.
Recuerdo que esos días estaba de reposo médico, había regresado de un viaje de trabajo a la Amazonia Venezolana y por alguna razón llegue con un cuadro febril que duro 10 días, luego de muchos exámenes de sangre, la fiebre así como llegó, se fue. Un día al regresar de una de las tomas de muestras, abrí la nevera y vi (tipo los hermanos Warner cuando veían a la enfermera) una bandeja con lonjas de mortadela (embutido) y en la despensa unas arepas andinas.
Luego del ultimo bocado, corrí al baño y tuve uno de los síntomas del embarazo al abrazar el retrete (disculpen lo gráfico jajaja) me levante y luego de lavarme, me quede mirando el paquete de toallas femeninas que estaba en el mueble del baño y ¡zas! Mi cabeza contó los días.
El susto paso a practicidad, agarre mi cartera y me fui corriendo al consultorio médico donde me hice los exámenes de sangre, recordé había visto una hora antes el aviso de una ginecólogo. Luego de unas cortas preguntas, me hizo una eco-grafía y fue allí cuando una imagen en la pantalla me cambio por completo la vida.
Durante mi embarazo me sentí muy bien, no me hinche, no tuve nauseas, me sentía magnifica ciertamente. Empecé a formar esos lazos de maternidad con mi Gabo, entendí que parte de mi corazón ya no me pertenecía, él lo había tomado para tenerlo el resto de la vida.
Fue allí que decidí que esos nueve meses no podía haber nada que me perturbara, tenía una misión más grande y era que mi bebe se sintiera seguro y amado en cada momento. Comencé a sentir una paz que me embargaba el alma, cada momento de tristeza, soledad o rabia los encerré en un cofre y olvide la llave.
Con el pasar de los meses, recuerdo entre bromas caer en el error de muchas madres primerizas y dar consejos de crianza a mi cuñada y hermano, sin si quiera saber la crisis que da cuando es tu chamo el que está enfermo. Cabe señalar ellos ya tenían una niña de tres años y un bebe de uno. Ah pero yo estaba allí, con mi magnificencia por leer cuanto artículo encontraba de cómo ser madre, ¡GRAVE ERROR!
Cuantos de ustedes desde su perspectiva de padres modernos dijeron: ¡Claro que lo llevare a la guardería! ¡No es el primero ni el último niño! ¡Yo trabajo, no sacrificare todo por mi hijo! Yo si lo dije y muchas veces, luego que nació no pude dejarlo hasta el año y cuatro meses.
Hoy me doy cuenta que no se puede juzgar ningún tipo de crianza, mientras esta no ponga en peligro las vidas, cada quien enfrenta diferentes situaciones que llevan a tomar decisiones, aunque difíciles, resultan lo mejor para los hijos y padres. Claro que podemos ser esas súper madres que trabajamos, criamos niños, mantenemos un hogar, la respuesta correcta está en lo que te funcione a ti y tú familia.
Fue así que en una quincena de junio pase de ser Carola a la mamá de mi Gabo. De sentirme confiada a vulnerable, de una roca a un mar de lágrimas. Vi con horror como familiares y amigos me quitaron a mi hijo y lo convirtieron en un balón al pasarlo de brazo en brazo. Me encontré con una incapacidad de expresar palabra alguna, solo quería llorar. Vale mil gracias a mi heroína de ese día, mi enfermera, nunca olvidare como con ese aire militar les dijo a todos ¡SE ME SALEN! Fue un momento espléndidamente maravilloso.
¡PREGUNTEN SI PUEDEN CARGAR EL NIÑO!
Mi bella heroína me bajo las luces y me preguntó ¿Quieres que me lleve al niño? Yo, con un poco de culpa le dije ¡Sí! Hoy día, cada vez que me separo de mi hijo ratifico fue la mejor decisión para mí. Existirán madres más resistentes, pero yo definitivamente necesito recargar energías y esa noche fue así, pude descansar, asimilar mi nueva vida y abrirme a la experiencia de ser esa mamá en construcción que él merecía.
Un tip bueno es: Duerme antes de que nazca el niño o niña, lo van a necesitar
Jajaja es cierto ¡no vuelves a dormir más nunca!
Lástima que el sueño no es acumulativo.
¡Gracias por leerme!