Sangre argumentada, esparcida por los laterales se ahogó en sus mentiras, en su lengua y en su cama
¡Desgracia misma!
Envolví la suciedad de las sabanas en sus líneas de piel, aguante de perfil que anulaba las horas como la primicia de una esperanza, galope de latidos fue apretando mi pecho al sonar de su voz pronunciando las creaciones a raíz de los mundos a partir de su decepción, aquella que se desmoronaba cada vez que una lagrima se tornaba más pesada que la siguiente.
Este cuento en brevedad fue un auto sacrificio de la duda y de la apertura de un dolor que impulsa a cuestionar los estereotipos, sacrifique el amor de mi existencia aquel que durante las trenzas de mi memoria fue saboreando cada atardecer incandescente a su lado, quien lo podía decir.
Navegante sin límites le coloque ancla al alza y me sostuve aquí el tiempo que se me permitió doblegarme ante una sonrisa, la que en madrugadas se realzaba con la suspicacia de mi almohada y recuerdos que fueron formando parte de ser nuestros, allí empezó lo que hoy vi destruirse ante mis ojos, herida de daga con mis pupilas, dolor atorrante, sepulte su despedida.
La mentira, palabra sonante de sabor amargo fue subiendo como burbuja que se desborda por el mismo vaso en que la asquerosidad banal tuvo la iniciativa.
Tiembla mis piernas, aceleración en cada uno de mis sentidos hasta estrellarse con la pared que tus labios pronunciaron el final, allí es que supe cuando muere el alma, a manos frías de tu mirada hiriente y congelada allí te vi partir, el cierre de un nuevo inicio.
Perderte, mi lección.
Son fragmentos de una memoria dibujante, la que plasme en un verano desde mi casa natal, cuando las letras fueron parte de nuestros mensajes, aquella que a través de la imaginación, recorría tu vida como tú en la mía, dándole la bienvenida a lo que hoy fue, el cierre desgarrador de una carta en blanco, sellada y lanzada al vacío, fue el significado que observe de salida, por una puerta donde la entrada ya fue bloqueada, mis letras refugio de mis ahogos, de mis encuentros y lo que fue, un amor de vida.