Escuela de saberes mágicos y antro donde se impartían toda una suerte de conocimientos prohibidos. Los alumnos, insatisfechos con las disciplinas académicas de la Universidad, buscaban en la Cueva las verdades oficialmente marginadas, que eran impartidas por magos o brujas.
En los primeros siglos de expansión de la religión cristiana, los lugares tradicionales del culto pagano o aquellos con ribetes magico-simbólicos, se cristianizaban instalando sobre ellos una iglesia o una ermita que sacralizase el lugar y a las personas que lo visitaban. Se piensa que la Cueva de Salamanca está levantada sobre un cementerio vettón, que bien pudiera ser un templo dedicado al sol sobre la colina de San Isidro. Con la llegada a Salamanca del cristianismo se sacralizó el lugar, construyendo sobre él alguna pequeña iglesia que sería destruida por los continuos asaltos que padece la ciudad. Los repobladores, en el siglo XII levantaron en ese lugar una iglesia que no podía dedicarse más que al santo de la magia: San Cipriano o Cebrián.
El origen mitológico de la Cueva nos lo presenta García Blanco que recoge los escritos de Samuel M. Waxman en el libro segundo del "Recueil de Histoires de Troyes", que data de 1464. Al referirse a las hazañas de Hércules, hace mención a su estancia en Salamanca con objeto de fundar un estudio.
"A tal objeto labró un hoyo en la tierra, dentro del cual puso las siete artes liberales y otros muchos libros. Luego convocó a los naturales del país para que frecuentasen dicha cueva; pero como eran rudos y no comprendían tanta maravilla, y el mítico fundador tenía que continuar sus proezas en otros escenarios, concilió su designio de que tal estudio fuese mantenido con la construcción de una estatua suya, a la que confirió el don de la palabra, encomendándole las respuestas de los celosos estudiantes que quisiesen, de veras aprender, como si Hércules estuviese allí en persona".
Jeronimo munzer, en su 'Itinerario español' de 1494 escribe:
Existe en Salamanca un antro subterráneo que tiene en su interior varias criptas y oquedades, a modo de hornos, y sobre él una ermita o capilla con la advocación de San Cipriano. Antes de la venida de Cristo y aún posteriormente, en tiempos de los mahometanos, eran muchos los que practicaban las artes mágicas en Persia, en España y en Bretaña, como se lee en el libro XXX de la Historia Natural de Plinio; pero nadie cree ni sabe de alguien que crea que en la mencionada cueva se ejerciesen tales artes; sospecho más bien que sea un antro sibilino, donde antiguamente hubo algún oráculo como el del antro de la Sibila del campo de Nápoles; el vulgo, sin embargo, cuenta de aquel sitio mil patrañas, y en la biblioteca de la Catedral guárdase un libro que muchos juzgan ser de magia por sus figuras, signos celestes, puntos, números y letras, aunque, en realidad, no es otra cosa que un libro astronómico."
Gertrude Helena Bone en su obra escrita en 1926 'Días en la vieja España':
Fue mi destino, en estas tierras lejanas, conocer al prodigioso Michael Scott, mago de fama tan tremenda, que cuando movía su varita mágica en la Cueva de Salamanca, sonaban las campanas de Notre Dame. No son tan falsos en la realidad los cuentos de viajeros como suele creerse. Y así, estaba muy extendida la creencia de que el saber árabe tenía poderes mágicos a su alcance, cuando Alfonso el Sabio (1252-1284) fomentó las matemáticas y el estudio del árabe en la Universidad, que a la sazón se encontraba en una situación oscura y penosa. Los cuerpos celestes, ardientes y misteriosos; los símbolos matemáticos, de exactitud y poder propios; la lengua de los paganos. Seguramente el olor a azufre impregnaba las ropas de aquellos que se entrometían con tales misterios. Así murmuraban los ortodoxos.
Muchos cuentos y consejas se han escuchado sobre este lugar. Narraciones fantásticas y hazañas de intépridos estudiantes que desafiaron al mismísimo diablo:
· Se dice que a un caballerizo que tenía sus cuadras cerca de la Cueva, una noche se le hundieron los suelos tragándose una de sus mulas. El pobre animal fue a dar con sus huesos al lugar donde nace el río Tormes, y desde allí vino la mula aguas abajo despertando tal asombro que "los cerros se levantaban al verla y los valles se dejaban caer de pesadumbre". Fue a parar a una aceña y allí supieron que era la mula de Salamanca porque a un individuo, que pretendía llevarse más harina de la que le correspondía, le dijo: "Nos est de sacro tanta farina tuo".
· Algunos vecinos contaban que las mañanas de plenilunio, las casas que rodeaban la Cueva se levantaban hasta las nubes para dejar salir del centro de la tierra a unos gigantes que se acercaban hasta el río y allí hacían salir de las aguas muchos y variados personajes.
· Los ganaderos aseguran que si no daban dineros a los estudiantes de la Cueva, echaban lobos a sus ganados.
· Se ha oído decir que unos guardias requisaron a un estudiante (de la Cueva, se entiende), una bota de vino y éste, enfadado, levantó las aguas del río Tormes con una mano. Los guardias, al ver sobre el cauce seco del río miles y miles de peces, entraron a cogerlos, pero el estudioso de las tretas y artimañas del Maligno dejó caer las aguas, y las autoridades murieron ahogadas.
· Se ha oído contar que otro estudiante de la Cueva, quitó un ojo del puente romano y se lo puso a una lavandera tuerta, pero a instancias de unas mozas que estaban allí, lo devolvió al puente.
· Se rumorea que otros estudiantes de la Cueva, cuando no tenían dinero, buscaban a una mujer embarazada, y con artes diabólicas le sacaban el hijo, y no se lo volvían a colocar en su sitio hasta que la pobre madre no les daba dinero.
· Cuentan que una niña, engañada por un mago, quedó atrapada en la Cueva y tras los rezos exhaustivos de su madre apareció, pero lo hizo convertida en serpiente, excepto la cara que conservaba la de la niña. Con gracias y carantoñas se acercó a su madre, se enroscó en su cuerpo y la descuartizó.
· Dicen que un día entró una gallina en la Cueva, y después de muchos y terribles cacareos consiguió salir de ella, aunque lo hizo totalmente desplumada. Al poco tiempo de estar libre tuvo amores con un gato y con un gallo que habían traído desde Morón. De la alegría y de la intensidad del encuentro el gallo no dejó de cacarear hasta quedar exhausto. De ahí viene el dicho: "Quedó cacareando y sin plumas como el gallo de Morón".
Y ya para acabar, decir que no solo hay una sino muchas cuevas en Salamanca y de Salamanca. Y no solo en la ciudad del Tormes si no en todo el continente americano. Pero eso queda para otro día.
Siempre he tenido deseos de conocer esa famosa cueva, pero como bien dices, el problema es que existen o han existido 'muchas cuevas de Salamanca', en las que el transgresor estudiante de Espronceda se hizo alumno del mismísimo Diablo. Esa cueva y Salamanca, son un tópico. Ya escribía Unamuno, en una carta, aquello de: 'Para usted, la Salamanca no es, me figuro, sino una especie de cueva donde las brujas y hechiceras celebran sus nocturnos aquelarres, o acaso lo que usted cree saber de esta leyendaria -¡y tan leyendaria!- Universidad, es lo que ha leído respecto a cómo fue aquí recibido y juzgado Cristóbal Colón...' (Miguel de Unamuno: 'Andanzas y visiones españolas', Alianza Editorial, S.A., 2006, página 137). Un interesante post, que con tu permiso comparto.
Gracias por compartirlo @juancar347 La "auténtica" es única y está localizada en la cuesta de Carvajal. El espacio donde se erigía la iglesia de San Cebrián es ahora una placita y bajo ella está la cueva, que es simplemente ese arco, que es lo único que queda del sótano de la iglesia. Bueno, hay más cosas, al lado se alza la torre del marqués de Villena y en una calle escondida pudiera estar el arco de entrada de la iglesia. Otro día haré un artículo con más fotos sobre el lugar.
El caso es que en tiempos de Unamuno la cueva llavaba tapiada siglos, y era accesible solo privadamente ya que se convirtió en una simple carbonera o almacén de una panadería. No fue hasta los años 90 cuando se recuperó y acondicionó. Lo de las muchas cuevas lo decía porque hay más cuevas en la ciudad, también con su historia. Y toda una mitorumorología sobre túneles y pasadizos subterraneos (como en Toledo) sobre la que en otro artículo me gustaría comentar. Sobre las salamancas americanas pues eso. El mito fue llevado al Nuevo Mundo como lo fue el modelo de universidad salmantina. Las dos caras.
Pues ahí tienes 'chicha', con el famoso marqués de Villena. Y los pasadizos subterráneos, son comunes a muchas ciudades. Toledo, por ejemplo, socavada internamente y con tramos particulares abiertos a rutas turísticas, lejos de la verdadera Cueva de Hércules. Creo que es un tema atractivo, que deberías de desarrollar más en el futuro.
Otro de tantos lugares que se me quedaron por ver de la capital charra. Y esta me pesa bastante por su vinculación con la magia. Espero tener la oportunidad más pronto que tarde de adentrarme en ella. Eso sí, tratando de conservar mi sombra cuando salga.
Buenas fotografia amigo. Se ve genial ese sitio. Felicidades
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