San Cebrián se derrumbó. El edificio fue abandonado y en el siglo XVI sus piedras fueron utilizadas para alzar la catedral Nueva. Pero en Salamanca se tiene la buena costumbre de guardar. Aunque un edificio se arruine, a veces a alguien se le ocurre que algo de ello es aprovechable, digno de preservarse. Y se desplaza a un nuevo lugar. Ha pasado infinidad de veces.
En el caso que nos atañe no es un lugar alejado. La cuesta de Carvajal gira a la derecha convertida en la calle San Vicente Ferrer.
Y vuelve a torcerse 90 grados para enfrentarse a la propia catedral.
Un lugar céntrico pero apartado, silencioso, donde apenas nadie pasea o tiene como fin su llegada. En esa calle, en su número 7, hay una edificio renovado casi completamente pero que conserva elementos desde hace siglos.
Esta puerta, dicen, es la propia portada de la iglesia de San Cebrián. No hay documentos fidedignos que lo corroboren. Quizás algún entendido en el arte románico puediera echar luz sobre el asunto.
Sus discos florales entrecruzados son probablemente de genealogía morisca. En su día este edificio perteneció al Cabildo Catedralicio según reza una inscripción conservada en su fachada. La sospecha de que pudiera haber pertenecido a la cercana Iglesia de San Cebrián viene del hecho de que los materiales de esa iglesia, tras ser suprimida y agregada a la de San Polo en 1580, fueron adquiridos por el Cabildo en 1584 para la construcción de la propia Catedral.
Qué curiosa la clave del arco ¿Eh? Una serpiente ascendente cual kundalini hindú.
La calle se llama San Vicente por tradición popular, ya que se adjudica a esta casa la condición de vivienda del dominico San Vicente Ferrer en Salamanca, aunque parece probado que durante su estancia en la ciudad en 1411 habitó en el convento de San Esteban. No se sabe como se llamaba esta calle anteriormente al siglo XIX, tal era su poca importancia, pero quizás tuviera una nombre bien interesante. Es San Vicente Ferrer el que se alza por encima del portal para vigilar que no se despierte ninguna herejía.
Este número 7 de San Vicente Ferrer, de intrigantes consideraciones, es también el final de otra calle que va a dar a ella de frente. La calle Silencio.
De esta sí sabemos como se llamaba anteriormente al siglo XIX. Era la conocida como calle de los Asesinos. Cuentan los libros de Historia que allí tuvieron lugar varios crímenes durante la Edad Media, pues era una zona propicia para los duelos y las emboscadas. Pero a mediados del XIX se le cambió el nombre a Silencio. Supongo que para inducir al sosiego. Un último apunte más, otra calle aledaña a Silencio, la del Tostado fue anteriormente la del Trasgo.
Fotos propiedad de @chejonte
Texto propiedad de @chejonte
Interesante artículo. Y sí, cualquier entendido te diría que esa portada, original, bien pudiera haber pertenecido a ese siglo XII en el que supongo, hemos de datar la iglesia de San Cebrián. Tal vez no fuera la principal, que solía ser más grande y bien provista de capiteles, lo cual no quiere decir que ésta no los tuviera y ahora sirvieran de relleno vaya Vd. a saber dónde. Me gusta eso de que los salmantinos no tiran ni una piedra y ya que lo mencionas, quizás puedas encontrar algún resto entre el relleno de la catedral. La serpiente (kundalini o no, ja, ja) también es muy curiosa, sobre todo por el sitio central que ocupa. A veces Sophia tiene esas cosas...De su mozabirismo...no sé qué decirte, salvo ponerte el ejemplo del templo mozárabe de San Cebrián de Mazote, en esos misteriosos montes Torozos vallisoletanos.
Lo del mozabirismo lo leí en una web, tampoco tiene mucho peso erudito.
Tu última frase me ha hecho evocar una historia muy larga de contar y que forma parte de una narración (da para algo más largo que un relato) sobre un lugar en Valladolid sobre el que me he inventado una historia, pero pudiera tener algo de verdad histórica o intrahistórica. El lugar tiene un nombre muy particular: Corcos del Valle. Población situada al norte de Valladolid rozando los montes Torozos. Tengo entendido que hay también por allí cuevas. Curioso que también por allí haya un San Cebrián.
Leo en internet que mazote viene de mozoth/mazoth (pan ácimo de los judios). Todavía más interesante se pone la cosa.
Bueno, por circunstancias personales, no pude de terminar mi exploración. Aunque no conozco Corcos, sí te puedo decir que esa es una zona caliente, en cuanto a misterios, presencias inquietantes y simbología. Tienes la iglesia mozárabe de San Cebrián (supongo que será Ciprián o Cipriano) de Mazote, donde se conservan algunas piezas interesantes e incluso un capitel interior, que muchos investigadores consideran como 'el Griál mozárabe'; tienes el interesante monasterio de la Santa Espina; Wamba, con su espectacular iglesia; Urueña (la villa del libro), con su fascinante iglesia extra-muros de la Anunciada...En fin, que si quieres especular, incluso acudiendo a la ficción, tema tienes y muy interesante...
@chejonte . Excelente publicación. Muy hermosas las fotografías con las tomas de las calles. Bien limpias por cierto. Me encantaron también los detalles. Bellísimos los rosetones. Disfruté mucho esta publicación.
Buen día. Te dejo mi voto
Cuando he visto la primera foto, antes de comenzar a leer, pensaba que se trataba realmente de la entrada de una ermita o convento a la que le habían cambiado los portones recientemente. Pero luego he comprobado que se trataba de un enorme ejercicio de reciclaje.
Decenas de ejemplos conozco de ese tipo de reciclajes. Algunos muy curiosos. Seguro que sale alguno a colación en otro artículo sobre edificios aunque no me lo proponga conscientemente.
Excelente Post y Bonitas foto el ambiente hermoso. Saludos