Español
Como muchos saben, recientemente, el Sistema de Orquestas de Venezuela, mejor conocido internacionalmente como El Sistema, ha llevado a cabo la ambiciosa hazaña de reunir a miles de jóvenes y niños de todo el país en la capital, para intentar batir el récord a la orquesta más grande del mundo. Logro que terminaron por alcanzar y cuyo resultado fue celebrado este fin de semana. Pero detrás de todo el orgullo, la música y algarabía, se esconde (a plena vista, lo de esconderse es solo sarcasmo) un infame acto de manipulación, chantaje y abuso como pocos.
Puede que esto último no sea muy agradable de escuchar para algunos, especialmente si son de esos que hincharon su pecho al ver a todos esos niños “tocando y luchando” por la música. Pero tómense un momento para leer lo que escribo. Si se ofende, tal vez deba considerar que algo anda muy mal con usted.
fuente
El evento tuvo lugar el pasado 13 de noviembre y contó con la presencia de músicos de las orquestas profesionales del país, conservatorios, núcleos y agrupaciones adjuntas al Sistema de Orquestas, sumando, según algunos medios, la cifra de más de 12 mil artistas entre los 12 y 70 años. Los resultados fueron anunciados el sábado 20 en una ceremonia llevada a cabo en el Centro de Acción Social por la Música, sede principal de El Sistema.
Ambos eventos, que fueron transmitidos por las cadenas de televisión del Estado y contaron con la presencia de ejemplares de la infame alta fauna chavista, conmovió a una gran parte de la población venezolana y alrededor del mundo. Pero también causó reacciones bastante más negativas y encendiendo así un acalorado debate en las redes sociales, parcializando la discusión entre los felices y orgullosos contra los envidiosos y amargados.
Ahora, me gustaría aclarar que me he estado reservando mi opinión, con la excepción de un tweet, porque terminé por asquearme con las excusas y las manifestaciones de alegría que vociferaban tantas personas ante un evento que considero perverso y retorcido. Sólo me limité a dialogar con mis conocidos al respecto y entre todas estas discusiones encontré el detonante que desató una manada de demonios dentro de mí.
Un amigo, a quién hasta entonces le guardaba respeto, me dijo lo siguiente:
¿Cómo puedes criticar el inmenso trabajo que han hecho los muchachos y politizar la que ha sido una de las más grandes alegrías de su carrera musical cuando tú mismo representaste a tu país en el exterior con la ayuda del gobierno? Tuviste tu momento, respeta el de los muchachos y bájale dos a tu envidia.
Quiero repetirles la misma respuesta que le dí, a fin de dejar constancia para futuras referencias (y porque existe la posibilidad de que él lo lea nuevamente). Ojo, como esto se trata de darme una válvula de escape, entonces dejaré las sutilezas para otro momento. Mi respuesta fue la siguiente:
¡NO PUEDE SER QUE SEAS TAN MAMAGÜEVO COMO PARA VENIR A REPLICARME PRECISAMENTE CON ESO!
Y para que entiendan mi indignación, les explicaré como fue que “representé a mi país con la ayuda del gobierno”.
Soy músico, me dedico principalmente a los géneros tradicionales de mi país. Junto con un amigo, un primo y un hermano, creamos una agrupación dedicada a la divulgación de estos géneros. Hace unos años, con mucho esfuerzo y algo más de suerte, fuimos seleccionados por los organizadores de un festival de música internacional para que tuviésemos una participación en su programa de talentos. En ese entonces, teníamos entre 15 y 18 años, yo era el mayor.
No cabíamos en nosotros de alegría y terror. Ese sería el evento profesional más importante hasta entonces (tocaríamos para miles de personas). Por supuesto, la noticia se regó entre nuestras familias y amigos. Todos, entusiasmados por el asunto, nos refirieron sus palabras de reconocimiento y apoyo. Pero no fueron los únicos en enterarse.
Es bien sabido que el chavismo le echa mano a todo lo que puede para potabilizar su imagen. Ha sabido escoger todos esos símbolos, elementos o entidades que cuenten con la aprobación de la población y usarlos como recursos retórico-prácticos para legitimarse. Por supuesto, nosotros no fuimos la excepción.
Ni cortos ni peresozos anunciaron eventos para “celebrar y apoyar” los esfuerzos de cuatro jóvenes que eran “ el orgullo de la patria de Bolívar”. Así fue como nos vimos envueltos en un acto oficial adornado de “patriotismo y bolivarianismo”, vestidos con los uniformes que nos obsequiaron y de los que, al menos, nosotros elegimos el diseño (pensar en como visten a sus aduladores me da escalofrìos).
Todo el evento fue registrado como un logro de la revolución socialista y reseñado por varios medios de esa forma. Se aprobaron presupuestos para el “fortalecimiento de la cultura” y el aparato de propaganda se puso a todo motor. Pero usted que me lee y tiene un mínimo de sentido común, sabe que a la cultura no le tocó nada. Pues, además de usarnos como excusa para sus campañas, también lo hicieron para hacerse con un dinerillo extra.
Imagen obtenida de Twitter
Sí, al menos yo era mayor de edad. Pero debo confesar que me faltaban algunas luces en ese momento. Era aún demasiado inmaduro e ingenuo para saber lo que estaba pasando y lo que estaba por pasar. Y en vez de hacer todo lo posible para evitarnos el deshonor, actué con educación y agradecí cortésmente la “deferencia” del alcalde y su séquito, obnubilado por los elevados consejos de los adultos:
“Es sólo un acto y ya”. “Tampoco es como si te están haciendo algo malo, hay que agradecer que al menos hagan estas cosas”. “Una cosa es la política y otra la cultura”. “Son la autoridad y es normal”. “Eres músico, esto siempre pasa”. “Actúa con profesionalismo”. “Sonríe”.
Todo este espectáculo fue presenciado- sufrido- por un par de invitados que habían venido del país anfitrión del festival para preparar un material a modo de documental. Uno de ellos me manifestó lo “extraño” de todo aquello, en un español que entendía el uso de los eufemismos. Al ser ambos del viejo continente, no necesitaban traducir los balbuceos de la primera autoridad de la ciudad, ellos saben como se ve la propaganda socialista.
Eso fue todo. Hicimos nuestro viaje, financiado completamente por el festival (Sí, que se entienda, ningún político ni nadie puso un solo euro para cubrir vuelos, comida u hospedaje, ni siquiera nosotros) y el pueblo lo celebró. Pero nuestro logro terminó mancillado y pervertido dentro de la mente de muchos, como un logro alcanzado, apoyado o posibilitado por el gobierno bolivariano comprometido con la juventud. Y esto es lo que mi amigo, autor de algunos de los “profesionales” consejos que recibí en ese momento, pensó apropiado recordarme. Pero como pueden ver, lo recuerdo mejor que él. Y lo recuerdo mejor que él, porque fue imposible no ver las similitudes con todo este asunto del Récord Guinness.
La manipulación, el chantaje, las mentiras, la misma clase de degenerados que consideran que una de las experiencias más bellas y hermosas en la carrera de sus hijos fue haber sido usados por los mismos que en tiempos recientes han asesinado y humillado a sus compañeros de orquesta, y quién sabe si en un futuro a ellos mismos. Esto parece ser un detalle que algunos no recuerdan bien, como mi amigo. ¿O puede que su confusión no se deba a una mente deteriorada, sino a un alma corrompida?
Frederick Pinto, fue agredido por las autoridades cuando iba de camino a su ensayo. (2017) fuente
Acepto que se me reclame por ser tan pendejo a esa edad (aún estoy trabajando en eso). De hecho, era de esos que se la pasaba condenando “los extremismos” en la política y profesaba la gafedad esa de que, en lo que al chavismo se refiere, “todas las ideas deben ser respetadas”. Una vergüenza.
Pero si eso es terrible para un carajo de 18 años, ¿Qué se puede decir de los adultos? ¿De esos que se jactaban de haber recorrido mundo y saber “cómo son las vainas”, pero que aún con toda esa experiencia generacional vieron aceptable (y algunos, honroso) ser usados como propaganda del cáncer rojo rojito? Esos mismos que hoy hablan tonterías sobre elecciones y lo hermoso de actos como el récord Guinness con altivez, pero que después no logran descifrar “qué fue lo que nos pasó” ¿Ingenuidad, estupidez, maldad?
He comprobado que muchos de nuestros males no se deben a la falta de información. La ignorancia es un mal terrible y peligroso para todos los pueblos, pero tiene cura conocida. Lamentablemente, algo aún peor ha proliferado en nuestra sociedad, la soberbia.
En este país somos tan soberbios que no sólo rechazamos que nos equivocamos, sino que andamos por el mundo pavoneando nuestras derrotas como si fuesen victorias. Exhibiendo nuestras taras sin la más mínima vergüenza y, en el caso de aceptar la presencia de alguna arruga en nuestro impoluto traje de guevones, le achacamos la culpa a alguien más mientras que, amén del chiste sin gracia que somos, nos reímos de nosotros mismos.
En el interior del país hay pueblos y ciudades sin luz, agua o electricidad. Más del 90% de la población es pobre. Más de 6 millones se han ido. Para algunos esos problemas son tan lejanos y banales como los niños hambrientos en África.
En ese concierto, los testimonios iban desde lo que comían sus comidas completas y variadas, mientras que otros se mantenían a punta de pan y agua. Algunos durmieron cómodos en los hoteles controlados por el gobierno, mientras que otros durmieron en moteles o en los mismos autobuses que los llevaron a la capital. Pero para la mayoría, esto no representa actos de maltrato y humillación, sino “cosas que mejorar” y justificando todo porque “era un acto logísticamente difícil”.
No importa recordar a la Alemania Nazi y los juegos Olimpicos de 1936, no importa si se conocen los extraordinarios espectaculos artisticos y deportivos en Corea del Norte, no importa que se le haga saber, por ejemplo, como los Record Guinness le han echado una ayudita a otros regimenes autoritarios para blanquear su imagen (o simplemente satisfacer su narcisismo). En Venezuela, hemos aprendido a ver el mal y voltear hacia otro lado. A ver la flor que nace en el pantano y decir que estamos en un jardín. A pararnos sobre un pozo séptico, taparnos la nariz y asegurar que aquello parece el río de chocolate de Willy Wonka.
Derecha Juegos Olímpicos, Berlín 1936.1 Izquierda Celebración de Arirang, Pyongyang 2013.2
"En nombre del presidente de la república, Nicolas Maduro Moros; en nombre de venezolanos y venezolanas que amamos esta tierra, vengo a decirles:¡Gracias! Gracias muchachos, gracias muchachas. Por haberle recordado al mundo, por ratificar ante el mundo lo hermosa, lo valiente y lo digna que es Venezuela. ¡Somos la orquesta más grande del mundo!"
Freddy Ñáñez
Vicepresidente sectorial de comunicación cultura y turismo
¿Es que nadie escuchó las palabras del sujeto ese, cuyo ridículo título es tan largo (y feo) como su cabello? ¿La presencia del Goebbels venezolano no le incomoda a nadie? ¿El “juntos todo es posible” (lema electoral de Maduro) en el discurso del ruso no les hace ruido? ¿No les molesta tener que llevarle ofrenda al mismo Maduro en su palacio, intercambiando el tan afamado certificado por el récord a cambio de una de sus devaluadas espadas?
Traten, por favor, de no esforzarse en asegurar que el logro fue robado por el chavismo, cuando en realidad fueron ustedes quienes le entregaron, con una sonrisa en sus rostros y el pecho lleno de orgullo, los sueños y esfuerzos de los músicos venezolanos al aparato narcocriminal. Y así, como nos pasó a nosotros, ellos tendrán que esforzarse todos los días para tratar de explicar que ese evento no fue por y para el chavismo. Porque cuando la embriaguez del sentimentalismo y nacionalismo barato se despeje, se darán cuenta que el dichoso premio ese es una vergonzosa marca que les tocará llevar toda su vida. Pero claro, lo importante es ser parte de la historia, no el papel que en ella se representa.
Nicolás Maduro (izq.) y Eduardo Méndez (der.) fuente
Si ha llegado hasta aquí y quiere escupirme por lo que ha leído, deténgase a pensar ¿ese show es una representación real de la situación del sistema de orquestas, acaso aún están en Venezuela (o siquiera están vivos) todo ese millón de jóvenes que asegura Mendez son parte del programa? ¿Mejorará en algo la vida y la carrera musical de los chamos? ¿Vale la pena toda la humillación?
No. La música no lo vale.
Pero siempre sale un cretino que quiere romantizar la vaina con el cuentico de los músicos del Titanic y algunos padres enfermos que parece que la idea les encanta. Porque aquellos no murieron por la música, murieron haciendo lo que hacían para calmar el pandemonio. No era un acto para ellos, sino para los demás. Se estaban sacrificando a sí mismos por otros.
Pero en un país que ha aceptado con encanto la penosa posición de atracción tercermundista, no sorprende (aunque sí asquea) que quieran sacrificar a sus hijos para echar una lloradita y ser la monedita lastimera de políticos e influencers.
¡Amargado, envidioso! Es lo que probablemente están pensando esos mismos que no tienen nada mejor para negar su estupidez que asegurar que estoy atacando a los niños. Esto es, como mínimo, malintencionado y patético. Aunque en algo puede que tengan razón.
Estoy amargado por ver en lo que nos hemos convertido (o descubrir lo que siempre fuimos). De ver como les bastan un Récord Guinness, una medalla de oro, unos adornitos para servilmente hacerse los tontos (Aquí espero sus fotos navideñas en el Guaire, sonrientes y felices en ese espectáculo de luz y mierda). Estoy amargado de ver cómo dejamos de ser relevantes para el mundo y como el mal se acomoda tranquilo en su asiento. Y a veces, me da envidia no ser tan indiferente. Tal vez, hacerme el tonto me daría paz, pero ese pensamiento es superado rápidamente al recordar que no me estaría condenando sólo a mí.
Por eso, les deseo todo el mal que, con sus acciones, están intentando alcahuetear. Y también, aunque sé que lamentablemente no será posible, que las consecuencias de esos actos se cierna sobre sus propias cabezas y no sobre la de inocentes.
English
As many know, recently, the Venezuelan Orchestra System, better known internationally as El Sistema, has carried out the ambitious feat of gathering thousands of young people and children from all over the country in the capital, to try to beat the record for the largest orchestra in the world. This achievement was finally accomplished and the result was celebrated this weekend. But behind all the pride, the music, and the hullabaloo, there is hidden (in plain sight, 'hidden' is just sarcasm) an infamous act of manipulation, extortion, and abuse like few others.
The latter may not be very pleasant for some to hear, especially if you're one of those who swelled your chest at the sight of all those kids "playing and fighting" for the music. But take a moment to read what I write. If you are offended, perhaps you should consider that something is very wrong with you.
fuente
The event took place on November 13 and was attended by musicians from the country's professional orchestras, conservatories, 'núcleos', and groups attached to the Sistema de Orquestas, totaling, according to some media, more than 12,000 artists between the ages of 12 and 70. The results were announced on Saturday 20 at a ceremony held at the Centro de Acción Social por la Música, El Sistema's main headquarters.
Both events, which were broadcast by the State television networks and were attended by exemplary members of the infamous Chavista high fauna, moved a large part of the Venezuelan population and around the world. But it also caused rather more negative reactions and thus igniting a heated debate in social networks, biasing the discussion between the happy and proud against the envious and angry.
Now, I would like to clarify that I have been reserving my opinion, except for one tweet, because I ended up getting disgusted with the excuses and demonstrations of joy that so many people were vociferating before an event that I consider perverse and twisted. I just limited myself to dialogue with my friends about it and among all these discussions I found the trigger that unleashed a herd of demons inside me.
It is very ugly, and it speaks very badly of you as people, that "in spite of", "not everything is politics", "not everything is bad" and equivalents are enough to justify the manipulation that chavismo has given to the dreams and efforts of children and young people for its own benefit. Analyze yourself
A friend, whom I had respected until then, told me the following:
How can you criticize the immense work the kids have done and politicize what has been one of the greatest joys of their musical career when you yourself represented your country abroad with the help of the government? You had your moment, respect the kids' and put your envy down.
I want to repeat to you the same answer I gave him, to put it on the record for future reference (and because there is a chance he might read it again). Beware, as this is about giving me an outlet, then I will leave the niceties for another time. My response was as follows:
YOU CAN'T POSSIBLY BE SUCH A COCKSUCKER AS TO COME AND REPLY TO ME WITH JUST THAT!
And so that you understand my indignation, I will explain how it was that "I represented my country with the help of the government".
I am a musician, I dedicate myself mainly to the traditional genres of my country. Together with a friend, a cousin, and a brother, we created a group dedicated to the divulgation of these genres. A few years ago, with a lot of effort and a little more luck, we were selected by the organizers of an international music festival to participate in their talent program. At that time, we were between 15 and 18 years old, I was the oldest.
We were overjoyed and terrified. That would be the most important professional event up to that time (we would play for thousands of people). Of course, the news spread among our families and friends. All of them, excited about it, gave us their words of appreciation and support. But they were not the only ones to hear about it.
It is well known that Chavismo uses everything it can to make its image more drinkable. It has known how to choose all those symbols, elements, or entities that have the approval of the population and use them as rhetorical-practical resources to legitimize itself. Of course, we were no exception.
In no time, they announced events to "celebrate and support" the efforts of four young boys who were "the pride of Bolivar's homeland". So it was that we were involved in an official act adorned with "patriotism and Bolivarianism", dressed in the uniforms they gave us and of which, at least, we chose the design (to think of how they dress their adulators makes me shudder).
The whole event was registered as an achievement of the socialist revolution and reviewed by several media as such. Budgets were approved for the "strengthening of culture" and the propaganda apparatus went into overdrive. But you who read me and have a minimum of common sense, know that culture was not touched at all. Well, besides using us as an excuse for their campaigns, they also did it to get some extra money.
Imagen obtenida de Twitter
Yes, at least I was legally old enough. But I must confess that I was missing some lights at the time. I was still too immature and naive to know what was happening and what was about to happen. And instead of doing all I could to spare us the dishonor, I acted politely and courteously thanked the "deference" of the mayor and his entourage, obnubilated by the lofty advice of adults:
"It's just an act and that's it." "It's not like they're doing anything wrong to you either, you have to be grateful that they at least do these things." "One thing is politics and another is culture". "They are the authority and it's normal." "You are a musician, this always happens". "Act with professionalism". "Smile.".
This whole spectacle was witnessed-suffered-by a couple of guests who had come from the festival's host country to prepare a documentary-like material. One of them told me how "strange" it all was, in a Spanish that understood the use of euphemisms. Being both from the old continent, they did not need to translate the babbling of the first authority of the city, they know what socialist propaganda looks like.
That was it. We made our trip, financed entirely by the festival (Yes, let it be understood, no politician or anyone else put a single euro to cover flights, food or lodging, not even us) and the people celebrated. But our achievement ended up sullied and perverted inside the minds of many, as an achievement reached, supported, or made possible by the Bolivarian government committed to the youth. And this is what my friend, author of some of the "professional" advice I received at the time, thought it appropriate to remind me. But as you can see, I remember it better than he does. And I remember it better than he does because it was impossible not to see the similarities with this whole Guinness World Record thing.
The manipulation, the blackmail, the lies, the same kind of degenerates who consider that one of the most precious and beautiful experiences in their children's careers was to have been used by the same people who in recent times have murdered and humiliated their fellow orchestra members, and who knows if in the future, themselves. This seems to be a detail that some do not remember well, like my friend. Or may their confusion be due not to a deteriorated mind, but a corrupted soul?
Frederick Pinto, was assaulted by authorities on his way to his rehearsal.. (2017) fuente
I accept that I can be criticized for being such an asshole at that age (I'm still working on that). I was one of those who kept on condemning "extremism" in politics and professed the stupidity that, as far as chavismo is concerned, "all ideas must be respected". A disgrace.
But if that is terrible for an 18-year-old, what can be said about adults, those who boasted of having traveled the world and knowing "how things work", but who, even with all that generational experience, found it acceptable (and some of them, honorable) to be used as propaganda for the 'rojo rojito' cancer? Those same people who today talk nonsense about elections and the beauty of acts such as the Guinness record with haughtiness, but who later are unable to decipher "what happened to us": ingenuity, stupidity, wickedness?
I have found that many of our ills are not due to a lack of information. Ignorance is a terrible and dangerous evil for all people, but it has a known cure. Unfortunately, something even worse has proliferated in our society, arrogance.
In this country, we are so arrogant that we not only reject the fact that we are wrong, but we go around the world strutting our defeats as if they were victories. Exhibiting our faults without the slightest shame and, in the case of accepting the presence of some wrinkle in our pristine suit of assholes, we blame it on someone else while, in addition to the unfunny joke that we are, we laugh at ourselves.
In the interior of the country there are towns and cities without light, water or electricity. More than 90% of the population is poor. More than 6 million have left. For some these problems are as distant and banal as starving children in Africa.
At that concert, the testimonials ranged from what they ate their full and varied meals, while others sustained themselves on bread and water. Some slept comfortably in government-controlled hotels, while others slept in motels or on the same buses that took them to the capital. But for most, this does not represent acts of mistreatment and humiliation, but "things to improve" and justifying everything because "it was a logistically difficult act".
Never mind remembering Nazi Germany and the 1936 Olympic Games, never mind knowing the extraordinary artistic and sporting spectacles in North Korea, never mind being made aware, for example, of how the Guinness World Records have given a little help to other authoritarian regimes to whiten their image (or simply to satisfy their narcissism). In Venezuela, we have learned to see the evil and turn the other way. To see the flower that grows in the swamp and say that we are in a garden. To stand on a septic tank, hold our nose and assure that it looks like Willy Wonka's chocolate river.
Right Olympic Games, Berlin 1936.1 Left Arirang Celebration, Pyongyang 2013.2
"On behalf of the president of the republic, Nicolas Maduro Moros; on behalf of Venezuelan men and women who love this land, I come to tell you: Thank you! Thank you boys, thank you girls. For having reminded the world, for ratifying before the world how beautiful, how brave, and how dignified Venezuela is. We are the greatest orchestra in the world!"
Freddy Ñáñez
Sectoral vice-president of communication, culture, and tourism
Did nobody listen to the words of that guy, whose ridiculous title is as long (and ugly) as his hair? Does the presence of the Venezuelan Goebbels not bother anybody? Does the "together everything is possible" (Maduro's electoral slogan) in the Russian's speech not bother you? Does it not disturb you to have to bring an offering to Maduro himself in his palace, swapping the so famous certificate for the record in exchange for one of his devalued swords?
Try, please, not to make an effort to assure that the achievement was stolen by Chavismo, when in fact it was you who handed over, with a smile on your face and a chest full of pride, the dreams and efforts of Venezuelan musicians to the narco-criminal apparatus. And so, as it happened to us, they will have to make an effort every day to try to explain that this event was not by and for chavismo. Because when the intoxication of sentimentalism and jingoism wears off, they will realize that this award is a shameful mark that they will have to carry all their lives. But of course, the important thing is to be part of history, not the role it plays.
Nicolás Maduro (izq.) y Eduardo Méndez (der.) fuente
If you've come this far and want to spit on me for what you've read, stop and think: is this show a true representation of the situation of the orchestra system, are all the million young people that Mendez claims are part of the program still in Venezuela (or even alive)? Will it make any difference to the lives and musical careers of the kids? Is it worth all the humiliation?
No. The music is not worth it.
But there's always some cretin who wants to romanticize the whole thing with the story of the Titanic musicians and some sick parents who seem to love the idea. Because those didn't die for the music, they died doing what they were doing to calm the pandemonium. It was not an act for themselves, it was an act for others. They were sacrificing themselves for others.
But in a country that has charmingly accepted the pitiful position of third world attraction, it's not surprising (though it does disgust) that they want to sacrifice their children to have a crybaby and be the pitiful coin of politicians and influencers.
Bitter, envious! That's probably what those same people who have nothing better to deny their stupidity than to claim that I'm attacking children are thinking. This is, to say the least, malicious and pathetic. They may be right about one thing, though.
I am bitter to see what we have become (or discover what we always were). I am bitter to see how a Guinness Record, a gold medal, a few ornaments are enough for them to slavishly play dumb (here I am waiting for their Christmas pictures in the Guaire, smiling and happy in that show of light and shit). I am bitter to see how we cease to be relevant to the world and how evil settles quietly in its seat. And sometimes, I'm envious of not being so indifferent. Perhaps, playing dumb would give me peace, but that thought is quickly overcome by remembering that I would not be condemning only myself.
So, I wish them all the evil that, by their actions, they are trying to pimp. And also, although I know that unfortunately, it will not be possible, that the consequences of those actions will hang over their own heads and not over the heads of innocents.
Tu publicación llegó a mi twitter, felicitaciones, pocas veces alguien de esta red tiene tanto alcance.
Ahora bien, vamos con el comentario. Entiendo tu indignación, durante mucho tiempo la experimenté. Durante muchos años viví indignado y esa indignación convirtió mi vida en un pozo oscuro; vivía rumiando las injusticias del mundo, indignándome por el dolor que experimentábamos en mi familia, mis amigos y nuestro país.
Pero eso no es vida. No te conozco ni conozco tus circunstancias pero aún así creo que puedo permitirme aconsejarte.
La vida está llena de sufrimiento, el mundo lleno de injusticias y siempre tendrás motivos para indignarte. Vivas en Venezuela, vivas en EEUU o donde sea, injusticias habrán, mala gente habrá, tontos habrán, ciegos habrán, corruptos habrán, mentirosos habrán, crédulos habrán.
El mundo es así. Acéptalo.
Acepta la realidad; así como no tiene sentido indignarse porque llueva o no llueva, así como no tiene sentido molestarse porque sale el sol o sopla el viento no tiene sentido molestarse porque la maldad existe.
La maldad existe porque somos libres.
Y aquí está el consejo:
Sé libre. Enfócate en lo que está bajo tu control. No controlas las opiniones de otros, no controlas el clima ni la estupidez de nuestros compatriotas. Hagas lo que hagas, digas lo que digas y así revientes de indignación no puedes hacer nada que cambie sus maneras de pensar o actuar si ellos no quieren cambiar. Nadie aprende en cabeza ajena. Acéptalo.
Vive y sé libre. Trasciende tus circunstancias. Si encuentras un sentido a tu existencia, si sirves a un fin superior a ti mismo y haces lo mejor que está en tus manos no te importará lo que haga el resto porque tú harás lo correcto.
Libérate de la indignación trabajando para mejorar al mundo sin esperar que este cambie, da generosamente sin esperar recibir, pues dando así rompes el circulo de iniquidad que nos llevó al abismo. Dar generosamente es pre requisito para recibir.
No sigas rumiando las causas de la indignación porque eso te llenará de resentimiento y dolor, lo digo por experiencia. Has lo correcto.
Y bueno, aquí lo dejo. Un abrazo y mis mejores deseos.
Hola, @jcalero.
Antes que todo, agradezco por leer y por tomarte el tiempo de comentar. También agradezco por tus consejos, los cuales presumo son con las mejores intenciones. Pero permíteme hacer algunas precisiones:
Tengo perfectamente claro que la maldad existe y que sería una perdida de tiempo quejarme por ello. Pero lo que intento hacer es señalarla ahí donde esté, especialemente si esta trata de ser ocultada o tolerada por alcahuetes y charlatanes.
No pretendo en modo alguno, ni espero, por las razones que expuse en el texto, que las personas aludidas reflexiones sobre su posición. En todo caso, la idea sería exponer, para aquellos que aún conservan algo de sentido común, una situación en la que todos fuimos (somos) victimas del chantaje emocional para volcarnos a ser "chéveres" antes que críticos.
Tal vez no coincidamos acá, pero no me pesan el odio ni la indignación. Al contrario, me alegro de molestarme (aunque suene paradójico). Si viera el mal campar a sus anchas y no me indignara, no podría ser una buena persona.
Si me indignara y fingiera que no, podría devenir en consecuencias sobre mí o sobre otros. En el primer caso, me haría un tonto; en el segundo, un desgraciado.
No es mucho lo que mis palabras podrían hacer, es cierto, pero al menos me mantienen coherente con mis principios.
Saludos.
Creo que debo aclarar un poco las ideas que expuse. Con respecto a esto:
-"Tengo perfectamente claro que la maldad existe y que sería una perdida de tiempo quejarme por ello. Pero lo que intento hacer es señalarla ahí donde esté, especialemente si esta trata de ser ocultada o tolerada por alcahuetes y charlatanes."
La verdad es clara y evidente, quien no la ha visto a estas alturas no la quiere o puede ver. El emperador está desnudo desde hace años y prácticamente todo el mundo lo sabe, claro, puedes seguir señalándolo y está bien que lo hagas pero a estas alturas creo que es como arar en el mar.
-"Tal vez no coincidamos acá, pero no me pesan el odio ni la indignación. Al contrario, me alegro de molestarme (aunque suene paradójico). Si viera el mal campar a sus anchas y no me indignara, no podría ser una buena persona."
Aquí creo que te equivocas. Veamos si puedo explicarme:
Asumes que existe un estado ideal de las cosas que podríamos alcanzar si todos actuáramos bien. Si hiciéramos esto y lo otro no estaríamos así. Si solo se hiciera tal cosa estuviéramos mejor.
En consecuencia, ves a tu alrededor todo el caos y te molesta pues todo podría estar mejor pero no lo está por esto, aquello y lo otro. Puedes señalar la maldad, puedes mantener tu decencia, puedes mejorar las cosas e incluso puedes ser mejor persona sin necesidad de molestarte o indignarte. No depende de qué ves si no de cómo interpretas la vida.
Cuando das por sentado que las cosas podrían estar mejor y ves que no lo están miras al mundo desde la frustración. ¿Dónde está mi pedazo de la torta? Vivimos frustrados pues nos sentimos despojados de algo a lo que tenemos derecho.
Ahora bien, la torta es mentira. Esa torta es un supuesto, una fantasía, una utopía. La torta es posible, sí, pero buscar la torta por la torta en si solo te traerá frustración pues la torta es una quimera que depende de cosas que no controlas.
Cuando te recomendé que te liberaras de la indignación quizá erré en la manera de decirlo. No te pido que suspendas tu juicio, ni mucho menos que caigas en el relativismo moral. Simplemente te recomiendo que mires al mundo entendiendo que tu pedazo de torta es hipotético. Si tu pedazo de torta no existe no te indignas porque otros impiden tenerlo. No dejas espacio al resentimiento pues no culpas al resto de la perdida de tu torta. La torta es algo que podríamos tener si todos actuamos correctamente.
Sin embargo, no es sabio anclar tu bienestar a una meta incierta pues vivirás frustrado y resentido con quienes te impiden alcanzarla.
Sí, busca la meta pero entendiendo que es incierta y que no te existe hasta que la alcanzas.
Mira tu meta como el que aprende a pintar. Si empiezas pensando que serás El Bosco tras un mes de garabatos abandonarás, pero si te enfocas en mejorar poco a poco avanzarás. No veas tu meta como una isla que encuentras después de tantos días de travesía pues te frustrarás si no la encuentras y te llenarás de resentimiento por el resto de la tripulación.
Puede que te suene absurdo, hippie o enrevesado pero es un consejo de alguien que pasó unos 20 años pensando más o menos como tú y se arrepiente del tiempo perdido.
A ver, esto: "La verdad es clara y evidente, [...]pero a estas alturas creo que es como arar en el mar", me parece inaceptable. ¿Cuándo era un buen momento, cuándo no era una perdida de tiempo?
Yo también llevo muchos años con una forma de pensar que me ha hecho perder el tiempo, pero no por "frustrado" sino por ingenuo y complaciente.
¿Cómo me dices que es posible señalar el mal sin indignarse? Para empezar, siendo el mal un cúmulo de cosas desagradables, crueles, nefastas y perversas, la única reacción posiblemente natural es el más absoluto rechazo. Como yo lo veo, mucho más daño ha hecho la falta de indignación. ¿No están todos esos padres enseñándoles a sus hijos que no hay que molestarse o indignarse porque ellos son músicos, porque son niños y están muy jóvenes para amargarse la vida, que lo importante es su trabajo artístico, amén de otras palabras como las tuyas y como las que me dijeron a mí cuando estaba más joven?
No me lo tomes a mal, pero ya he tenido suficiente de tanto optimismo. Un optimismo que considero tóxico y antipático. Como ejemplo, una de las máximas de la Primera Gafa (digo, dama) de la republica con su "sonreír en dictadura...".
Tampoco logro digerir tu analogía de la torta, la que en cierto modo considero ofensiva. Pues mi queja está en el hecho de que se nos ha arrebatado la dignidad. ¿Y esa "torta" no existe, es hipotética? ¡Válgame Dios!
Relee y mastica. No hablo de optimismo vano por ningún lado pero si eso entendiste perdí el tiempo. Saludos y suerte.
Claro, ni más ni menos... 😒