Después de la media noche, me despertó el maullido de un gato. Lo vi desde mi cama, caminando por las orillas del tejado de la casa de atrás, era negro. Luego desapareció con más ruidos y otro gato lo siguió. No pude volver a dormirme. Me puse a pensar en la gente que hace que mis días, por estos días, todos los días, sean tediosos. Yo sé que algo va a salvarme, siempre algo me salva cuando pienso así por culpa de alguien. Mientras tanto procuro no pensar mucho, pero es imposible cuando nos levantan los gatos después de la media noche para que pensemos y pensemos y no durmamos de tanto pensar. No sé cuánto tiempo duré dando vueltas en mi cama, antes de volver a quedarme dormido. Esta mañana, le gané a la alarma en mi celular. Casi siempre le gano, la verdad. Pero esta mañana me levanté aún más temprano que de costumbre.
En el parque, hace unos minutos, mientras me tomaba un café para entrar a mi sitio de trabajo, traté de encontrar belleza en las ramas más altas de los árboles, de sentir amor por las palomas que buscaban un poco de agua en la fuente, de olvidarme de todo y desconectarme un poco, pero salió el sol y achicharró las ramas y llegó un gato y se tragó las palomas y yo tuve que venir a trabajar y aquí estoy, cumpliendo con mi deber, procurando que nada salga mal, diciéndome que no voy a explotar y que voy a seguir tolerando las tonterías de la gente que me cae mal.
jaja, ¿eres tu describiendo tu día a día? esta muy bueno
Que cruel lo del gato comiéndose la paloma, parece tragicomedia.
Días tan tristes que dan risa.