¿Por qué hago esa afirmación?, simple, antes de la ciencia cada quien expone sus caracteres más firmes de su pensamiento acerca de cómo percibe sus alrededores. Ya después se abre un brazo del pensamiento que es demostrable (ciencia), y es donde se puede desmentir o carecer de creencias hacia otros pensadores, porque todo es demostrable.
Sea demostrable o no muchas personas son pensadores libres, que desarrollan ideas que los separa de individuos que no poseen cualidades innatas, y es que pienso que esa virtud natural que nos proporciona el universo desconocido, nos premia dándonos esa capacidad o cualidad no desarrollada para pensar sobre diversos aspectos. Todo debe partir de esa idea, cuando partimos de las cualidades innatas es mucho más fácil desarrollar el arte elegido, y a su vez buscamos el camino casi infinito del perfeccionamiento individual del arte elegido a desarrollar por nosotros, y que solo se limitará sea porque perdemos el gusto y la pasión por él, o que sea la muerte que deje dejarnos desempeñarnos en la actividad que amamos.
Es por ello que en este artículo vengo a desarrollar unos principios y pensamientos propios que dan pie a pensar que las cualidades innatas son el primer y muy importante paso hacia el desarrollo, perfeccionamiento y desempeño individual sobre ese arte en específico que tanto llegamos a amar.
¿Cómo se desarrollan las virtudes?
A modo de separar el talento de la virtud, puedo decir que todos nacemos con un talento, a veces oculto y otras veces encontrado, pero es realmente la virtud la que desarrollamos con esmero a sacar a flote y perfeccionar ese talento. Es por ello que son las cualidades desarrolladas las que dan pie a la virtud alcanzada. No nacemos con virtud, sino más bien la virtud resulta de ciertos actos que alcanzamos a plenitud, como repetición del arte, una y otra vez repetimos lo que nos gusta hasta que lo perfeccionamos, si nos equivocamos, rectificamos las veces que sea necesario hasta encontrar cerca las fronteras del perfeccionamiento de nuestro arte.
La virtud nos lleva hacia caminos donde estemos aptos para actuar con prontitud, facilidad, perfección y felicidad por lo que hacemos.
Razón está que me lleva a seguir pensando de qué sirve el talento sin virtud, es decir mucho talento se pierde por falta de voluntad y disciplina. Es la constancia la madre de todos los logros, a mi entender podemos nacer sin talento, pero la virtud de ser perseverantes nos ayudará a alcanzar los objetivos planteados para perfeccionar el arte, puede que sea un arte innato a los primeros principios, o por el contrario un arte del cual no sabemos su desarrollo, pero al igual si lo elegimos lo podemos perfeccionar gracias a la virtud de querer y poder.
La tecnología llegó a los hombres para perfeccionar su modo de vivir, pero ¿es la tecnología un elemento en el que se necesiten desarrollar habilidades y conocimiento?
Considero que si se necesite de poseer una técnica para dar tecnología, es necesario fabricar para alcanzar tecnología, por lo tanto se debe aplicar saberes orientados a la tecnificación deseada. Para ello se necesitan de adquirir los hábitos de la razón práctica, por ello es necesario desarrollar la prudencia necesaria para que con disciplina y esmero se logren aprender los hábitos necesarios para las razones prácticas que se necesitan en el trabajo práctico de hacer tecnología.
Si nos adentramos en el aprendizaje que sólo busca conocimiento, entonces estaremos perfeccionando y alimentando solamente al entendimiento. Son estos elementos contemplativos del orden, es comprensible saber que el ser humano busque complacencia en el deseo del saber.
La ciencia, tecnología y sabiduría se unen para alimentarse de las cualidades innatas humanas, que con las más desarrolladas virtudes se vayan sobreponiendo, y así alcancemos las fronteras del perfeccionamiento individual para un bien común.