Siempre me ha gustado vivir al sol que más calienta. Por eso me instalé en Málaga. Nuestra costa del sur es serenamente salutífera. Esta mañana, mientras paseaba cerca de la orilla, me lo confirmaban numerosos jubilados del norte de Europa, unos tumbados en la arena, otros con una cerveza en una terraza: todos al sol, como lagartos.
La vida ofrecía hoy su lado más amable: un cielo de azul impoluto, una planicie de mar más azul aún, apacible, inmoble… y un cerco de montañas, blancas de las últimas nevadas: Sierra Nevada allí lejos; más cerca, La Maroma y la Sierra de las Nieves. Y en lo alto el sol, presidiéndolo todo, envolviéndolo todo de tibio calor y de luz.
En ningún sitio como en Málaga he percibido yo tal claridad, tanta luminosidad, semejante irradiación. No soy el único. Qué hermosamente lo expresó Ortega: “Yo también fui ‘emperador’ en el colegio que los jesuitas mantienen en Miraflores del Palo, junto a Málaga. ¿Sabe el lector?... Hay un lugar que el Mediterráneo halaga, donde la tierra pierde su valor elemental, donde el agua desciende al menester de esclava y convierte su líquida amplitud en un espejo reverberante, que refleja lo único que allí es real: la luz. Saliendo de Málaga, siguiendo la línea ondulante de la costa, se entra en el imperio de la luz. Lector: yo he sido durante seis años emperador dentro de una gota de luz, en un imperio más azul y esplendoroso que la tierra de los mandarines. Desde aquel tiempo, claro está, mi vida significa una fatal decadencia, y mis afanes democráticos acaso no sean otra cosa que una manera de despecho…”
Más castizamente me lo plasmó un compañero malagueño, al extrañarme yo de tanta luminiscencia: “¿Pero no has visto el peazo espejo que tenemos ahí abajo?”
PS: Toda las fotografías son propias
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Se te escapa, amigo robot, que siete años antes de que ALEJANDRO ÁLVAREZ NOBELL escribiera la entrada a la que aludes, ya me había referido yo a las palabras de Ortega en mi libro 'Viajeros y turistas en la Costa del Sol' (Miramar, Málaga, 2003, pp. 24-25).
Ya somos dos los devotos de Málaga y de Ortega. Seguro que hay muchos más...
Solo ha citado una frase de Ortega. Eso no es plagio, robot.
Eso de robot no tiene nada, porque los robots son inteligentes , y este no lo es; es un programa informático que hace un barrido por internet y, cuando encuentra algo igual, lo detecta y escribe el link. Los robots ya interpretan, lloran, ríen, odian, aman y hasta tienen forma humanoide; y también se hacen pis. jajajajaja
Qué precioso estaba el mar hoy, y el cielo, y la línea que une el cielo con el mar... Por cierto, ¿recibe algún nombre?
Esa línea (no sé cómo se llama) os espera...
Hola, @conversus. Esa línea ¿no se llamará "horizonte"? Saludos cordiales.
Me dio por pensar que podría existir un término más específico, y que sea exclusivo cielo-mar (horizonte es la unión del cielo y la tierra, independientemente de que la parte de la Tierra sea tierra, agua, nieve...). Saludos
Sí, genéricamente horizonte es. Lo que no sé es si existe un término para el horizonto rectilíneo del mar.